Lo novedoso es que el nacionalismo, tradicional refugio de las élites revolucionarias, ha dado paso a la preferencia mayoritaria por la intervención extranjera, no necesariamente militar, sino también diplomática y económica, como única vía realista de cambio.
Ya en la cercanía de un cambio profundo en Venezuela tiene sentido refrescar el concepto de que el momento en que el chavismo abandone el poder no será un final, sino un punto de partida.
El silencio de Nicolás Maduro, su viaje a Moscú y los movimientos de Estados Unidos en el ámbito energético y antidrogas, sugieren un tablero geopolítico en ebullición, donde cada actor busca reposicionarse.
Existe en la población venezolana una creciente y profunda necesidad de cambio, con menos conformismo, y con el consenso de que nadie quiere pasar la página.
Pdvsa enfrenta ahora el reto de mantener operaciones complejas sin el soporte de empresas que durante décadas fueron fundamentales para el desarrollo del sector.
El chavismo no tiene la legitimidad para administrar el país, imagínense si puede tenerla para administrar otra elección… y ni que hablar de la reforma constitucional… por favor… eso no tiene sentido
Nos acostumbramos, en la masiva exportación cultural de Hollywood, a ver caer por cantidades, indios apaches, alemanes nazis, japoneses, coreanos y vietcongs, así como rusos, talibanes y los terroristas de la zona del Medio Oriente.