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Domingo de Resurrección

Opinión
Artículos de opinión
Tiempo de lectura: 2 min.

A medida que pasan los años te das cuenta que los libros tienen la significación del momento, eso sí, nunca olvidas tu primer libro, ese que te transportó al fascinante mundo de la palabra escrita.

Siempre, en momentos cruciales de mi vida, he citado un pasaje de Cien Años de Soledad, que leí cuando terminaba mis estudios de bachillerato en el liceo Pedro Emilio Coll.

"Esa noche, mientras se velaba el cadáver en la gallera, José Arcadio Buendía entró en el dormitorio cuando su mujer se estaba poniendo el pantalón de castidad. Blandiendo la lanza frente a ella, le ordenó: «Quítate eso.» Úrsula no puso en duda la decisión de su marido. «Tú serás responsable de lo que pase», murmuró. José Arcadio Buendía clavó la lanza en el piso de tierra. -Si has de parir iguanas, criaremos iguanas -dijo-. Pero no habrá más muertos en este pueblo por culpa tuya."

Quizás en recuerdo de la frase de mi padre: "O como gallina, o muero arponeao", de la cual ignoro su origen.

Lo cierto es que en los momentos que me ha tocado tomar una difícil decisión, he recurrido a aquella frase de José Arcadio: " Si has de parir iguanas, criaremos iguanas" (probablemente a las feministas no les agrade la cita, y me vituperen).

Pero como mencionaba al principio, cada libro con su tiempo.

/.Ahora, en el último tramo de la vía, me encontré con Sandor Marai, un escritor húngaro, de pluma fina, cual bisturí. De él, El último encuentro, y el valor de la amistad.

"Al igual que el enamorado, el amigo no espera ninguna recompensa por sus sentimientos. (…) ¿Qué valor tendría la amistad si sólo amamos en la otra persona sus virtudes, su fidelidad, su firmeza? ¿Qué valor tiene cualquier amor que busca recompensa? (…) Tenemos que soportar que las personas que amamos no siempre nos amen, o que no nos amen como nos gustaría. Tenemos que soportar las traiciones y las infidelidades, y lo más difícil de todo: que una persona en concreto sea superior a nosotros, por sus cualidades morales o intelectuales.”

Dicen que en esta etapa de la vida, en la cercanía de la muerte, nos adentramos en la revisión de la trayectoria final, buscando el significado de la vida, pues bien, en mi caso pongo en sitio especial a la amistad. Más aún en tiempos de autoexilio.

La otra, del mismo libro, y casi a modo de conclusión:

“¿Crees tú también que el sentido de la vida no es otro que la pasión, que un día colma nuestro corazón, nuestra alma, nuestro cuerpo, y que después arde para siempre, hasta la muerte, pase lo que pase? ¿Y que si hemos vivido esa pasión quizás no hayamos vivido en vano? ¿Qué así de profunda, así de malvada, así de grandilocuente, así de inhumana es una pasión?... ¿y que quizás no se concrete en una persona en concreto, sino en el deseo mismo?”.