Maracaibo.- Murió durante 7 minutos. Sus pulmones habían colapsado y entró en un paro respiratorio. Los médicos que lo atendieron no se explican cómo revivió y cómo no quedaron secuelas en su recuperación. Todos coinciden en que fue un milagro. Neúcrates Finol está seguro de que fue la Virgen de Chiquinquirá, porque la escuchó.

“Yo recuerdo que no podía casi respirar y ya estaba cansado. Tenía mucho sueño y me quedo entre dormido y despierto en un sueño en el que estoy parado frente a un portón gigante romano blanco y había un pastizal bello. Lo estoy viendo conscientemente, y luego escucho la voz de María Santísima y me expresa: ‘estás bien’. Luego desperté”, relató el servidor mariano de 55 años en entrevista con El Pitazo.

Cuando Finol despertó tenía en su mano la estampita de la Virgen de Chiquinquirá que siempre guarda en el bolsillo de su pantalón, mientras el médico neumonólogo le hacía una incisión en su pulmón derecho.

“Ellos (los médicos) me cuentan que cuando desperté dije: ‘Gracias, Madre’ y tenía la estampita en mi mano. Yo estoy vivo por la Virgen. Yo sigo vivo por un milagro de ella, por intercepción ante Dios”, afirmó.

Ese episodio ocurrió hace apenas 5 meses, en junio. Entonces, tenía 7 meses de haberse juramentado como miembro de los Servidores de María, una sociedad religiosa laica que le sirve a la Chinita.

“Yo fallecí como siete minutos. He ahí el milagro, porque una personas después de cuatro minutos de muerto, el cerebro se envenena. Los médicos no le consiguen explicación. Los médicos no saben cómo estoy vivo, cómo no sufrió mi cerebro, mi corazón”, asegura.

Dedicado a la Virgen

Neúcrates es uno de los miles de fieles que este martes 18 de noviembre acude a la Basílica de Nuestra Señora de Chiquinquirá para agradecerle a la Virgen en su día, para pagar promesas o favores concedidos.

Llega vestido de blanco, como es su uniforme de servidor mariano, para celebrar los 316 años de la aparición de la reliquia de la Virgen de Chiquinquirá, que es considerada la patrona de los zulianos. 

La devoción de Neúcrates por la Chinita, como cariñosamente le dicen los zulianos, la tiene desde niño. Su madre y su abuela le inculcaron la fe por la Virgen morena. “Cada vez que teníamos que venir al centro de Maracaibo -donde está la Basílica- había una parada obligada para visitar a la Chinita”, recordó.

Formarse y juramentarse como servidor mariano también fue un mandato de la Virgen, asegura Finol. En noviembre de 2023, mientras dormía quedó paralizado, ni siquiera podía abrir sus ojos, aunque siempre estuvo consciente.

“Me quedé paralizado y entré en pánico. No me podía mover. Decido ponerme a rezar, a pedirle a Dios y a la Virgen. De repente se empieza a aclarar el cuarto porque la claridad la siento por los párpados y se forma la imagen de la Virgen: fue la silueta, ella en la medialuna, con el niño en brazos y su túnica de dos colores. Me dijo: ‘serás mi servidor’”, relató.

Todo oscureció luego y Neúcrates recuperó la movilidad. “Ahí comienza mi recorrido como servidor. Y ahora para mí es un honor servirle a Dios y a la Virgen”, agregó.

Neúcrates espera ser uno de los servidores que cargue el trono con la Virgen este 18 de noviembre, cuando la reliquia esté vestida con un manto de los nuevos santos venezolanos: el doctor José Gregorio Hernández y la Madre Carmen Rendiles y salga en procesión con su pueblo. 

Son más de 40 hombres vestidos de blanco que la llevaran en hombros luego de la Eucaristía Solemne, que estará presidida por el arzobispo de Maracaibo, José Luis Azuaje, en la plazoleta de la Basílica.

El peso del trono es cerca de una tonelada, por los grandes adornos, flores y luces que engalanan a la Virgen. A Neúcrates no le pesa, la emoción de levantar a la madre de Dios opaca cualquier agotamiento o dolor. Y más ahora que -como cientos de miles de zulianos- también la considera la “campeona de la salud”.

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