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Eddie A. Ramírez S.

Antes y después del 6D

Eddie A. Ramírez S.

El 6 de diciembre habrá una farsa electoral. A la misma acudirán los partidos de bolsillo que integran la nanomesa y otros disfrazados de oposición, así como el PSUV y sus satélites. Votarán los pocos partidarios del régimen, los traficantes de la política y algunos despistados de buena fe. Los verdaderos partidos de oposición y los ciudadanos conscientes no avalaremos la pantomima. Salvo algún imponderable deseable, el 6D el régimen designará los diputados que le convenga. ¿Qué haremoslos demócratas antes y después de ese evento para continuar en el camino del cese de la usurpación?

Ante un régimen totalitario no es fácil identificar estrategias para lograr su salida. Incluso esta es una tarea complicada ante dict aduras tradicionales. Pérez Jiménez huyó cuando el teniente coronel Martín Parada voló sobre Caracas el 1 de enero de 1958, lo cual desencadenó el aumento del descontento entre civiles y militare. El final feliz fue gracias a los verde oliva. Algunos dirán que Pinochet salió porque la oposición diseñó una buena estrategia, pero, aceptando que esa oposición tuvo una madurez que no tiene la nuestra, el dictador salió de La Moneda porque aceptó contarse limpiamente y porque los militares chilenos lo obligaron a aceptar los resultados en su contra.

Tengamos claro que el objetivo tiene que ser una elección transparente para elegir un nuevo presidente, como deseamos mayoritariamente los venezolanos. Cabe recordar que el 10 de julio la 114 Asamblea de la Conferencia Episcopal abogó por una elección para establecer un nuevo gobierno de cambio e inclusión nacional. Este documento es más claro que el recientemente emitido por la Presidencia de la Conferencia Episcopal. Acudir a votar en la farsa de las parlamentarias no resuelve nuestros problemas y, además, su resultado no será reconocido por los principales países democráticos, quienes han planteado la necesidad de un gobierno de transición. Votar es complacer al régimen. No votar abre la posibilidad de un cambio, siempre y cuando hagamos algo más. La situación actual ofrece varias opciones:

1- Operación para la Paz y Estabilización (OPE): en otras palabras, implica una intervención militar extranjera para poner fin a la usurpación, establecer un gobierno de transición y realizar elecciones libres. Aunque pueda justificarse, quien escribe considera que a mediano plazo esa vía no sería conveniente, pero muchos la consideran imprescindible, aportando buenos argumentos. El punto es que, se esté o no de acuerdo, ninguno de los países que nos apoyan están dispuesto a acometer esta aventura. Quienes insisten están en su derecho, pero las probabilidades de que se ejecute parecen muy pocas, al menos en estos tiempos.

2- Realización de un plebiscito vinculante contemplado en la Constitución, no manejado por el CNE espurio y con participación activa de la OEA: es una propuesta válida que permitiría movilizar a la ciudadanía y sentar categóricamente el rechazo al régimen. Vale la pena promoverlo e intentar realizarlo, pero debemos estar conscientes de que el régimen impedirá el ingreso de la OEA y aplicará represión con sus paramilitares rojos para que no se instalen las mesas. Asumiendo que pueda realizarse, ¿alguien puede creer que Maduro y sus palafreneros acatarán el resultado?

3- Gobierno de transición: El Grupo de Lima, Estados Unidos, Reino Unido y otros países promueven que se constituya un gobierno de transición incluyente que conduzca a una elección presidencial libre y justa. Esta pareciera una buena opción, aunque tiene el inconveniente de que debe ser aceptada tanto por el régimen, como por parte de la oposición. El primero no va a ceder si no hay mayor presión y en la oposición hay quienes se obstinan en no aceptar nada con chavistas-maduristas.

4- Rebelión popular con manifestaciones en todo el país y huelga general: Ante los sufrimientos de los ciudadanos esta sería la salida esperada. La represión brutal del régimen impide, por ahora, que se materialice. También requiere que la población perciba una dirigencia unida que le inspire confianza en un futuro mejor.

5- intervención de la Fuerza Armada: Los militares que no están en la cúpula corrupta pasan por dificultades iguales a las de los civiles. El espionaje que ejercen los organismos represores del régimen dificulta cualquier acción. También que los verde oliva no perciben unidad opositora que garantice gobernabilidad futura. Es un imponderable.

Cualquiera de estas opciones es bienvenida, pero no le pidamos al presidente(e) Guaidó que haga milagros. Sí tenemos que exigir a todos los dirigentes que depongan egos e intereses de partido para lograr la unidad de propósito, la cual debería desatar el cese de la usurpación.

Como (había) en botica:

Siguen presos Erasmo Bolivar, Héctor Ravaín y Marco Hurtado por los sucesos del 11 abril 2002. El Ministerio Público no aportó ninguna prueba en contra de los acusados. Sánchez está delicado de salud.

Lamentamos el fallecimiento de Deyanira Marcano y Elionay Bermúdez, miembros de Gente del Petróleo y de Unapetro.

¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

eddiearamirez@hotmail.com

Una pizca más de sensatez

Eddie A. Ramírez S.

Ser sensato debe ser muy aburrido. De vez en cuando hay que cometer alguna desmesura para disfrutar la vida con intensidad. Pretender que nuestra dirigencia y los ciudadanos en general nos comportemos siempre con responsabilidad, con mesura y aplomo es una utopía. Dirigentes y dirigidos nos equivocamos y tenemos la tendencia humana a no reconocer errores y por ello se nos dificulta rectificar.

Sin embargo, seríamos torpes si nos equivocamos todo el tiempo y nunca estemos dispuestos a enderezar entuertos. En esta lucha en contra del totalitarismo hemos cometido algunos errores, pero también hemos tenido aciertos. Ahora, que contamos con un gran apoyo de las democracias del mundo, requerimos una pizca más de sensatez para lograr una unidad que muestre al mundo que sí hay una alternativa de poder. Caso contrario, ese apoyo se irá erosionando y en Venezuela se impondrá el desaliento.

Esa unidad la tuvimos en varias etapas de esta lucha por la democracia, por lo que no debería ser difícil reconstruirla. Quizá el escollo es que algunos creen que ya los mangos están bajitos y pueden cosecharse, sin mayor esfuerzo, acudiendo a votar o mediante negociaciones bien llevadas, mientras que otros los perciben más altos y quieren recurrir a las piedras para apearlos.

Esta diferencia no puede ser tan insalvable. Para cosechar los mangos bajitos se debe contar con una organización perfecta que impida la trampa y, principalmente, que los ciudadanos estén dispuestos a votar. Al respecto hay que entender que ningún líder tiene suficiente carisma para entusiasmar a unos votantes que eluden bejucos por estar picados de culebra. También hay que considerar la desconfianza en negociaciones, dado que las anteriores no han dado fruto, tanto porque no es fácil que un totalitarismo claudique, asi como por falta de unos facilitadores imparciales.

Quienes piensan que la única forma de agarrar los mangos es a pedradas, deben evaluar si cuentan con piedras de tamaño adecuado y suficiente puntería. Hasta el presente, muchos valientes fueron víctimas de la represión. Gracias a ellos, a las gestiones internacionales de muchos de nuestros dirigentes, así como por la brutalidad de la Guardia Nacional, de la policía y de los paramilitares rojos, se logró despertar la atención de muchos países, pero eso no es suficiente.

Un paso previo para lograr entenderse es aceptar que ninguno de los partidos de oposición, ni sus principales dirigentes, son colaboracionistas. Todos quieren la salida del régimen ya que, contrario a lo que algunos piensan, estar en la oposición no proporciona dividendos. Sin duda que, frecuentemente, nos amotinamos con algunas declaraciones con las que no comulgamos, pero hay que entender que cada cabeza es un mundo y ser tolerantes. Con el debido respeto a gente bien intencionada, pensamos que algunos dirigentes y opinadores actúan echándole leña al fuego, en vez de agua para apaciguar los ánimos.

Seguimos siendo optimistas. El tiempo del narcorégimen terrorista está cercano a terminar. No creemos en que pueda producirse una intervención militar extranjera, pero sí en que nuestros dirigentes podrán coincidir en acuerdos mínimos que animen al resto de los ciudadanos a protestar masivamente y que pierdan el comprensible temor a una huelga general para que esta sea exitosa. Todos debemos apoyar a Almagro, la intervención humanitaria y la denuncias ante la Corte Penal Internacional con sede en La Haya.

Como dice Adolfo Salgueiro en su artículo del sábado : “Pareciera que estamos en presencia de los últimos manotazos de desesperación que podrían extenderse hasta que China -y un poco menos Rusia- lleguen al precio que su interés geopolítico haya establecido como tope para asegurar su presencia en América Latina. Hasta entonces es necesario el milagro de trabajar con unidad sabiendo que el mayor y más decisivo esfuerzo es el que nos compete a nosotros, los de a pie”.

También somos optimistas en que se pueda lograr la recuperación económica de Venezuela en poco tiempo. El reciente artículo de Ricardo Haussman sobre el caso de Albania proporciona elementos para ello. Solo se requiere que todos aportemos una pizca más de sensatez.

Como (había) en botica:

Argentina, Canadá, Chile, Colombia, Francia, Paraguay y Perú dieron un ejemplo al mundo de su compromiso con la defensa de los Derechos Humanos al denunciar a la dictadura venezolana ante la Corte Penal Internacional. Igualmente Almagro y el Grupo de Lima.

Nuestra solidaridad con La Patilla, acosada por la justicia chavista que maneja Diosdado.

Los gritos del coronel Jorge Eleazar Márquez Monsalve a la periodista Carla Angola evidencian que es un tipo de mala calaña.

Lamentamos el fallecimiento Alirio Sifontes, compañero de Gente del Petróleo y de Unapetrol. ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

eddieaaramirez@hotmail.com