La gente opina y conceptúa a los demás, a las circunstancias o momentos, por el conocimiento que de ellos tiene; es lo sensato, racional y lógico, en función de ello nos expresamos y ofrecemos nuestros puntos de vista. No hacerlo así resulta aventurado e irresponsable; cuando no se tiene conocimiento lo adecuado es callar, tal como comúnmente decimos, “no opino porque no lo conozco o no sé de eso”.
Cundo Maduro ejercía su anterior mandato, que logró en unas elecciones muy cuestionadas, se decía de él que era ineficaz, sin inteligencia y sin condiciones mínimas para dirigir el Estado y se le criticaba severamente, y con miles de razones, por una gestión productora de pobreza y hambre generalizadas.
Luego, después de la elección presidencial del 28 de julio del año anterior, que como sabemos desconoció groseramente la voluntad popular y reasumió ilegítimamente el poder con la rastrera complicidad de las cabezas de todas las ramas del Poder Público Nacional, pasó a ser calificado de ilegítimo y usurpador.
Ahora en el último tiempo, después de una exhaustiva investigación que arrojó pruebas definitivas realizadas por los Estados Unidos, este país lo señala y califica de jefe de una “banda criminal” dedicada al narcotráfico y al terrorismo. Esta calificación habilita al gobierno del norte a actuar sin juicio previo con toda la fuerza necesaria y llegar a la extinción si es necesario. Esta última calificación ha llevado a los Estados Unidos a tomar las acciones que conocemos, a ocupar las cercanías de nuestras costas con aviones, buques y marines equipados para la guerra, con la exigencia que abandone el poder y se someta con su equipo a la justicia del norte. Por todo ello estamos en medio de una penosa expectativa altamente preocupante, porque, aunque se trata de una acción exclusivamente contra el régimen, sin discusión nos atañe a todos.
El país se mantiene hondamente preocupado y atento a los acontecimientos con el deseo que el conflicto se resuelva en paz, sin consecuencias que lamentaríamos por siempre. Los resultados de este dramático enfrentamiento dependen mucho de la decisión del régimen: abandona el poder y se entrega o mantiene su obsesión de continuar en el poder. De ocurrir lo segundo, seguramente se presentarán acciones que debemos estimar de resultados muy traumáticos, que pueden ser fatales. Espero que la salida sea civilizada y en paz. Sabemos lo que se debe hacer y quien o quienes deben hacerlo, lo importante es que se haga y cuanto antes; mañana puede ser catastrófico.