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Juremos

Artículos de opinión
Tiempo de lectura: 2 min.

“Juro delante de usted; (ante su maestro Simón Rodríguez); juro por el Dios de mis padres; juro por ellos; juro por mi honor y juro por mi Patria, que no daré descanso a mi brazo ni reposo a mi alma, hasta que haya roto las cadenas que nos oprimen por voluntad del poder español”. 

Fue el juramento de nuestro Libertador Simón Bolívar en el Monte Sacro, Roma, en agosto de 1805, en presencia de su maestro Simón Rodríguez, y cumplió su palabra jurada hasta morir, después de dejarnos libres de ataduras extranjeras y soberanos. Fue un hombre excepcional, auténtico, un gigante cargado de convicciones patrióticas muy arraigadas, con un inagotable sentido de cumplir con la palabra empeñada. Entregó su vida íntegra a la causa de la libertad de los pueblos sometidos. Cuando le pidieron paciencia y espera, respondió con una pregunta: ¿Es que acaso más de 300 años de soporte y espera es poco?

Debemos emular a nuestro Libertador en esta hora tan menguada y aciaga que ya lleva más de un cuarto de siglo y empinarnos más allá de nuestras vicisitudes para asumir el sagrado y serio compromiso que tenemos adquirido de manera irrevocable con la Patria y con nosotros mismos y salir triunfantes de él. De que se puede se puede, pero debemos dar la cara cuanto antes, la pasividad y hasta el letargo en los que nos encontramos nos oxida el espíritu y adormece el alma. Debemos pararnos y sacudirnos el polvo que nos tiene lentos y casi paralizados y con suficiente voluntad, valentía y arrojo superar esta hora tan triste y dramática y sacar a quien y quienes nos mantienen en este inmenso martirio. No debemos esperar más para reaccionar y la reacción debe ser de todos. 

El desconocimiento brutal de la voluntad y soberanía popular es suficiente motivo para estar enardecidos y con disposición a apostarlo todo, los que puedan accionar hacerlo y los que no por motivos variados, dar a conocer su opinión del desastre en que nos tienen y ello debe ser cuanto antes, el tiempo pasa y el mal también, si los buenos se niegan, los malos se hacen dueños del patio. 

Se va a cumplir un año del desconocimiento del sentimiento y voluntad nacional y aún no nos manifestamos como la causa merece. Reflexionemos sobre nuestra responsabilidad y decidamos, si la disposición es dejar hacer y dejar pasar con resignación lo que tenemos o levantarnos en pie de lucha hasta lograr el país que deseamos y queremos entrañablemente. De lo que hagamos hoy o dejemos de hacer, la historia y las generaciones sucesivas emitirán su juicio, Dios quiera sea de reconocimiento por haber estado a la altura del compromiso.

La Venezuela que queremos espera incesantemente por nosotros, no la defraudemos y demos la cara sin miedo y con valentía. Solo somos nosotros y nadie más que nosotros los llamados por la Patria para salir en su defensa. Arriba corazones para conquistar el ansiado objetivo y el éxito. Juremos ante Dios, la Patria y ante nosotros mismos que con nosotros no se perderá la República porque la defenderemos hasta el último aliento.

Hagamos como Madariaga el 19 de abril de 1810, que levantó su mano para indicarle a la multitud que le dijera a quienes nos sometían, que hasta allí había llegado el sometimiento y que se fueran. Cuando Madariaga indicó que se fueran, todos los corazones presentes lo secundaron con valentía y férrea voluntad. Hoy, ya Madariaga nos dio su señal, secundémoslo.