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El impropio e insólito trato dado al Cardenal Baltazar Porras

Artículos de opinión
Tiempo de lectura: 1 min.

Como sabemos nuestro Cardenal Baltazar Porras es un hombre de Dios dedicado íntegramente a su Fe y promotor de la paz, el amor, la felicidad y la convivencia civilizada y pacífica de los humanos. Nadie , absolutamente nadie puede esperar una mala pasada de él o una acción descompuesta que atente contra nuestra dignidad. Solo el demonio ve en él un enemigo.

Nuestro Cardenal se iba a trasladar a Isnotú, Estado Trujillo, para celebrar una santa misa en honor a la santificación de José Gregorio Hernández, y el régimen de Maduro impidió que el avión aterrizara, ante ello decidió alquilar un vehículo que lo trasladara y también prohibieron el servicio, no le quedó más que regresarse a Maiquetía.

El día sábado, anterior a la celebración eclesiástica, el Cardenal recibió una llamada del Vice-ministro de Cultos del régimen para exigirle que se abstuviera de su viaje a Isnotú, porque su presencia originaria actos impropios para la tranquilidad ciudadana. Como se sabe el Cardenal valientemente decidió cumplir con su obligación y Fe y ocurrió lo comentado.

Lo cierto es que el Cardenal Porras ha sido un valiente Pastor que ha alzado su voz varias veces de protesta y denuncia de la inmoralidad del régimen que por inmensa desgracia aún tenemos y su ineficaz gestión que ha traído inmensa pobreza y hambre a todo el pueblo, especialmente a los más necesitados y vulnerables. No le teme el régimen a su presencia, le teme a su voz, a su palabra que aspira callar. Mientras más intenten en callarnos, más hablaremos cada vez con voz más alta para que se entienda bien lo que queremos expresar y denunciar. Podrán evitar con la violencia y la fuerza que nos expresemos en público, lo que no podrán parar jamás es la llama incandescente que llevamos por dentro y alumbra el camino que nos conduce a la salida de este régimen totalitario y delincuente y a alcanzar el país deseado.

Nunca podrán acallar la voz del pueblo porque hablarán las acciones, las piedras y las montañas, pero siempre hablará.