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¿Qué pasará con ellos?

Artículos de opinión
Tiempo de lectura: 1 min.

He leído en un informe atribuido a los servicios de inteligencia de los Estados Unidos (EE.UU), que existen en nuestro país personas vinculadas estrechamente al terrorismo y narcotráfico internacionales, activos en el llamado Cartel de los Soles, al tráfico de cocaína y seriamente vinculados a grupos irregulares armados como Hezbolá del Líbano, como las FARC y ELN de Colombia, como carteles mexicanos de la droga, que transportan por vía aérea y marítima a EE.UU. y Europa y para ellos utilizan aviones y barcos oficiales y en todo ello aparecen señalamientos concretos, con nombres y apellidos, de civiles, militares y altos empresarios. 

Indica el referido informe que estos señores han cruzado todos los umbrales posibles en materia de complicidad extrema con el terrorismo internacional y el narco tráfico. Al final, el informe sugiere tomar medidas de urgencia por la gravísima amenaza directa de esas estructuras a la seguridad hemisférica de EE.UU. Los vinculados a estos espantosos delitos son catalogados como “Objetivos principales de seguridad nacional y militar”, “Enemigos de la paz global”.

Cuando el informe indica la existencia de todos los criterios legales, operativos, financieros y estratégicos para ser calificado como organización terrorista y narcotraficante, equipara a sus integrantes a Osama Bin Laden y a Pablo Escobar.

Como bien se puede entender, se trata de señalamientos sustentados en pruebas definitivas y contundentes, irrefutables según el informe. Esta alarmante situación puede originar acciones concretas que con toda seguridad serán muy severas y pueden llegar a fatales. Por eso, como título de esta nota pregunto ¿Qué pasará con ellos?, con los señalados con nombres propios.

Es muy alarmante, preocupante y penoso a la vez, que de manera reiterada se nos señale como país, diría correctamente, régimen, vinculado al terrorismo y al narcotráfico. Cuando el cielo se obscurece y encapota decimos que va a llover, cuando se hacen anuncios de la naturaleza descrita no se sabe puntualmente qué pasará, pero si se sabe que será grave.

Ojalá y Dios quiera, por el bien de todos, que estos señalamientos queden como especulación sin asidero en la realidad, soy de los convencidos que desear mal al prójimo no es de cristiano.