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Beatriz De Majo

Esa medalla no es de Maduro

Beatriz De Majo

En los días pasados han llovido toda clase de interpretaciones sobre los desacomodos más o menos violentos que están teniendo lugar en nuestro subcontinente a nivel político y sobre los resultados electorales de los últimos meses y semanas en algunos países de la región que, en principio, estarían inclinando los equilibrios de fuerza hacia las izquierdas socialistas.

Las destructivas manifestaciones en Chile, Bolivia, Ecuador y Colombia no pueden ser todas metidos en el mismo saco. La interpretación de los resultados electorales de México, Argentina, Bolivia o Uruguay tampoco. De la misma manera, en las filas de los conservadores del entorno latinoamericano, Bolsonaro, Benitez, Duque y el milenial salvadoreño Nayib Bukele tampoco poco pueden ser considerados cisnes de un mismo lago. Las diferencias en todos los casos son abismales.

Pero lo que sí está claro es que las izquierdas radicales y sobre todo, las que peores resultados han conseguido puertas adentro en sus propios escenarios nacionales, están queriendo ganar indulgencia con escapulario ajeno y hacer parecer ante el mundo que nos observa que hay una “brisita” – Diosdado Cabello dixit- que parte de la Venezuela revolucionaria y que está sumando adeptos en muchos países del entorno. Otros, también de inspiración totalitaria, aseguran que lo que ocurre proviene un tradicional péndulo histórico que viene de vuelta desde el fracasado predominio de tendencias liberales de los últimos lustros en la región latinoamericana. Según estos, las derecha están siendo penalizadas por no haber producido cambios cualitativos de mejoramiento social, y de allí surge el actual fortalecimiento de los movimientos radicales.

Toda generalización es antipática, pero en el caso que nos ocupa, además, no envuelve un análisis veraz. Es como si dijéramos que Latinoamérica es hoy mucho más pro-norteamericana que nunca porque la Venezuela de Guaidó, la Colombia de Duque, el Paraguay de Abdo Benítez, al igual que El Salvador de Bukele, la Honduras de Morales, el Brasil de Bolsonaro, o incluso el México de AMLO, comparten un confite con los gringos en algún terreno. Puras pamplinas. Las razones de las coincidencias o de las alianzas con el norte son momentáneas o circunstanciales de cada país y ninguno de esos gobiernos se parece al otro.

¿Es acertado afirmar, por ejemplo, que existe una incondicionalidad total entre los dos grandes colosos del continente, Brasil y Estados Unidos? Y sin embargo en la Asamblea de la ONU Jair Bolsonaro dijo que Brasil y EE.UU. lanzaron en marzo «una asociación audaz e integral» que incluye la coordinación política y militar. El nuevo mandatario brasilero le asestó, según El Globo, un “I love you” a Donald Trump que no deja espacio para interpretaciones.

Lo que si hay es una inveterada conveniencia de las izquierdas continentales de apoderarse, ante la prensa, de cuanto conflicto político surge en el barrio latinoamericano, para cacarear una fortaleza que no es tal. Y en ello lleva la batuta Caracas cuando se endilga una supuesta “venezolanización” de los procesos políticos subcontinentales.

Hagamos un gesto de franqueza ¿Cual es al aporte conceptual que Nicolás Maduro y sus secuaces han efectuado a las tesis socialistas de los últimos tiempos para el chavismo se cacaree coautor de los eventos políticos de protesta en Chile o para pretender que el triunfo de Evo Morales es obra suya o que la descolgada de Mauricio Macri tiene algo que ver con un resurgir del izquierdismo inspirado por los aciertos de nuestro revolución tropical? ¿Puede alguien imaginar en este hemisferio que el advenimiento de AMLO a México proviene del convencimiento del electorado mexicano de que los postulados y el accionar de la Revolución Bolivariana han sido lo más acertado que le ha pasado a Venezuela? ¿Puede algún líder regional de cualquier tolda ser convencido de la Revolucion chavista-madurista no es el artífice único, léase bien UNICO, del proceso que convirtió a la pujante Venezuela en un bagazo? ¿Está alguno dispuesto a imitarla?

No, queridos lectores. Si alguien aun piensa que nuestro continente se está enfermando de izquierdismo, es bueno que se convenza que esa medalla no es de Nicolás Maduro.

https://www.analitica.com/opinion/esa-medalla-no-es-de-maduro/

Guaidó envió mensaje a Pekín

Beatriz De Majo

El mensaje de Juan Guaidó a China llegó en el momento oportuno y su contenido fue directo, sincero y amigable. El mismo fue publicado en el sitio web de Bloomberg, una empresa global que tiene como vocación la de generar información financiera confiable y noticias de índole económica y analizarlas para beneficio de sus clientes.

En este artículo publicado la semana pasada con el título “ Por qué China debería cambiar su posición en Venezuela “ Guaidó tiende su mano amiga a un país que se ha vinculado de manera estrecha con los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro y le propone mantener hacia el futuro una relación próspera para las dos partes. El Presidente interino describe la dramática situación en la que se encuentra la economía venezolana y le hace notar que “está en su interés contribuir a un clima de paz, estabilidad y bienestar al que aspiramos en esta parte del mundo”.

Como es sabido, el gigante asiático no ha sido de los países que reconocen como legítimo al gobierno del Presidente Guaidó , y por ello ha escogido la vía de mantener una relación inalterada con el régimen de Nicolás Maduro. Las razones para esto pueden ser variadas, pero es lógico pensar que las que pueden estar privando son las de naturaleza económica. China ha mantenido en las dos últimas décadas una relación preferida con Venezuela en el terreno de lo financiero – ha aportado montos significativos en calidad de préstamo a proyectos del gobierno revolucionario-, ha participado como promotor y accionista de empresas del Estado venezolano, ha facilitado el comercio de importación de China y ha promovido una estrecha cooperación cultural y de otra índole con nuestro país. No es un secreto que buena parte de los créditos otorgados al gobierno han sido respaldados con la factura petrolera y que una porción significativa ha sido cancelada con suministro de petróleo a precios preferenciales para la nación asiática.

Pero si bien es cierto que China ha materializado su interés en Venezuela de diversas maneras, lo que no se reconoce en voz alta es la manera en que los incumplimientos del gobierno de Nicolás Maduro han estado afectando los proyectos y los compromisos financieros acordados con China, la ineficiencia que ha provocado la paralización de las inversiones conjuntas y la corrupción que ha contaminado tales emprendimientos. El descalabro de la actividad petrolera en Venezuela ha sido más visible y más perjudicial para China que para cualquier otro de nuestros relacionados en la escena internacional.

Sin duda que es en interés de la China progresista de Xi Jinping reorientar la interacción con el país venezolano de manera de generar un beneficio para los dos lados de la ecuación y detener el deterioro palmario que esta relación experimenta hoy. Frente a esta necesidad, Juan Guaidó propone un esquema de desarrollo que se convierta en “una fuente de prosperidad que garantice seguridad a sus inversionistas y que cumpla con sus compromisos. Visualizamos un país donde se honran y protegen -según nuestro marco jurídico- las inversiones extranjeras legítimas y también los acuerdos internacionales con los que nos hemos comprometido”.

Juan Guaidó no dejó mucho para la interpretación. Su propuesta a China no pudo ser más directa de cara a un actor que conoce de cerca la barrena económica provocada por los gobiernos anteriores. Sin dejar de mencionar lo imperativo de la búsqueda de una inmediata y urgente solución a la espantosa crisis humanitaria provocada, Guaidó insiste en que es indispensable para Venezuela contar con el concurso de terceros para la reconstrucción del aparato productivo del país.

No hay mucho más que decir. A buen entendedor…

Coliden los “asuntos de interés nacional”

Beatriz De Majo

A finales de la semana pasada el presidente del Subcomité de Asuntos del Hemisterio Occidental del Congreso de Estados Unidos solicitó al Ejecutivo Nacional de ese país prestarle atención particular a los contratos recientemente celebrados entre Petróleos de Venezuela y la empresa rusa Rosneft. La razón era una sola: una transacción de endeudamiento entre Pdvsa y esta empresa rusa mayoritariamente estatal, que involucra una garantía prendaria sobre importantes activos petroleros ubicados en Estados Unidos pudiera “atentar severamente contra la seguridad nacional de Estados Unidos y su independencia energética”.

Puesto en palabras pedestres, lo que lo anterior significa es que una entidad estatal del norte denominada CFIUS se ocupará en las semanas por venir de determinar la vulnerabilidad de Estados Unidos y el establecimiento de sanciones y de acciones legales pertinentes frente al hecho de que el gobierno de Venezuela, motivado por la debilidad económica de nuestra estatal petrolera, y el destrozo del país como un todo, ha tomado la decisión de endeudarse mil millonariamente entregando en prenda importantísimos activos de la empresa Citgo, establecida en suelo estadounidense.

Algunas consideraciones ilustran sobre la importancia de lo que está ocurriendo en este terreno, todo ello vertido explícitamente en el citado documento:

1.- La industria energética es estratégica para los americanos.

2.- Rusia es objeto a esta fecha de sanciones económicas por hechos geopolíticos que no es el caso discutir en este momento.

3.- El gobierno revolucionario venezolano cubano –a través de Petróleos de Venezuela y su filial Citgo– es hoy “el mayor propietario extranjero de capacidad refinadora doméstica y de una red de oleoductos y terminales ubicados en 24 estados” del territorio de Estados Unidos.

4.- Petróleos de Venezuela obtuvo de Rosneft un préstamo de 1.500 millones de dólares con garantía prendaria de 49% de las acciones de Citgo.

5.- La falta de solvencia y los faltantes de liquidez de Petróleos de Venezuela han sido motivo de alarma de todos los analistas financieros que siguen sus papeles.

6.-Rusia, en su relación con Estados Unidos, tendría mucho que ganar si tal transferencia de activos se produjera por una incapacidad de pagos de Venezuela y ello iría en franco “detrimento de intereses norteamericanos con serias implicaciones para la seguridad nacional”.

El caso es que Venezuela le tocará hacer frente en un futuro próximo a acciones aun indeterminadas de parte de Estados Unidos que involucran materias para ellos muy trascendentes.

Mientras tanto, la situación en nuestro país es que el Tribunal Supremo de Justicia mantiene entre sus manos, aun hoy, la capacidad decisoria en materia de endeudamientos externos y grandes contrataciones estatales, a pesar de la revocatoria de la decisión parcial que sustrajo las facultades de la Asamblea Nacional.

Lo que todo ello implica es que tanto por el lado de Venezuela y por el lado de Estados Unidos por igual, estos temas se han convertido en estratégicos y, por definición, en temas de interés nacional.

Solo que las razones no son coincidentes, sino que más bien van en camino de una franca colisión…