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Luis Ugalde

Rotundo No a la Constitución Comunista

Luis Ugalde

El Gobierno hace mucho tiempo que se divorció de la Constitución vigente. Para imponer su “revolución socialista” en 2007 trató de sustituirla por una cubanoide dictatorial. Pero fue derrotado, gracias al valiente y decidido liderazgo estudiantil y a algunos mandos de la Fuerza Armada que llevaron al enfurecido Chávez a respetar el resultado.

Dictadura tiránica En la larga década siguiente el régimen decidió imponer sus intereses y metas, violando la Constitución cuantas veces fuera necesario. La violación de las violaciones fue la espuria creación de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC): ¡Supraconstitucional, monocolor y por 4 años, prorrogables si les conviene! Esa ANC por encima de todo lo electo y constituido viene ejerciendo el poder Judicial, Legislativo, Ejecutivo, Electoral… y en los dos últimos años ha quedado a la vista del mundo la naturaleza dictatorial del régimen. Una dictadura que además demostró su total incapacidad de gerenciar el bien de la sociedad y se convirtió en promotora y defensora armada del mal común: hambre, enfermedad, persecución, cárcel, exilio de millones, secuestro salarial, infierno de los servicios públicos (agua, luz, seguridad, transporte…). Todo esto con voluntad y mecanismos para perpetuarse por inhabilitación de los rivales y de los partidos opositores. Ante este dramático cuadro, millones de venezolanos salen en estampida hacia las fronteras de exilio doloroso. El régimen es dictadura y tiranía, pero todavía a los demócratas nos queda la posibilidad de esgrimir formalmente la vigente Constitución de 1999.

La nueva constitución comunista. Ahora, sin transparencia ni información, el régimen quiere imponer su nueva constitución eliminando definitivamente la vigente. Quiere implantar su legalidad dictatorial e imponernos el “deber” constitucional de acatar la tiranía so pena de perseguirnos como subversivos. Con todo, por ahora somos defensores de los derechos humanos y estamos constitucionalmente (art. 333 y 350) obligados a salir de este gobierno. Pero si callamos y no impedimos la imposición de la nueva constitución cocinada clandestinamente, con ella la tiranía cerrará la puerta y obligará a los súbditos a defenderla, como en Cuba.

Rotundo NO. En esta terrible encrucijada toda Venezuela debe levantarse con un rotundo y sonoro NO, sin grietas ni divisiones entre partidos y líderes, para impedir por todos los medios éticos la imposición de la nueva Constitución, que la tienen escondida para caernos como ladrón de noche, si nos ven distraídos, apáticos y divididos. Dicen que a primeros de diciembre nos sorprenderán con el referéndum, acompañado de nuevas dádivas económicas, que serán ilusión para hoy y más hambre para mañana. Otros serviles de la tiranía defienden como más seguro que la ANC elimine la Constitución de 1999, sin correr el riesgo de fracasar en el referéndum; su máximo beneficio a menor costo.

Esto es de tal gravedad que todos los demócratas defensores de la libertad debemos estar preparados para levantarnos unánimemente e impedir esa monstruosidad. Millones de opositores y de chavistas originarios, trabajadores, empresarios, estudiantes, vecinos, miembros de universidades, gremios, asociaciones, iglesias… y todo el mundo exterior solidario con la tragedia venezolana y su agonizante democracia, debemos organizarnos desde ahora y movilizarnos contra la nueva Constitución cubanoide, sin esperar a que nos sorprendan, ni dormir hasta el día del referéndum. Si la tiranía siente que hay claridad y unidad en la oposición, no se arriesgará con el suicida cambio de la Constitución. Si a pesar de esa resistencia, se llegare al Referéndum, todo el país tendrá que moverse para defender la Constitución de 1999, como el último y definitivo baluarte. Aunque más adelante tengamos que cambiar en ella asuntos -como la reelección presidencial indefinida, la duración de sus períodos - y promover la descentralización, la Asamblea bicameral etc. Millones de chavistas no maduristas y de opositores movilizados por la tragedia social que vivimos y unidos para impedir la imposición de la constitución dictatorial comunista, elaborada para cerrar con candado la puerta hacia la libertad, la democracia y la prosperidad esperanzada.

El Nacional

Caracas, martes 2 de octubre de 2018.

Acuerdo obligado

Luis Ugalde

Las cosas han llegado a tal extremo y la situación es tan dramática que la desesperación se ha apoderado del país. La gente no cree en el régimen y sus promesas-propaganda y cada medida nueva agrava la situación. El liderazgo opositor carece también de credibilidad por su falta de unidad y su impotencia frente a la dictadura y los urgentes problemas socioeconómicos. El desastre es tan grave que la reconstrucción parece imposible sin un gran acuerdo de salvación nacional concretado en un gobierno de transición que incluya a buena parte de los que fueron y de los que todavía hoy son chavistas. El régimen actual no tiene futuro, pero puede resistir con un alto costo de vidas, dignidad humana y libertad democrática de millones de venezolanos. No puede haber un gobierno nacional que entusiasme y tenga éxito si no lleva en el corazón de sus políticas concretas las razones que hace 20 años tuvieron las mayorías chavistas. Si, según las encuestas más recientes, un 85 % de los venezolanos vive en pobreza, el nuevo gobierno sólo cuajará si renace en la vida de esa inmensa muchedumbre que agoniza en la pobreza y el exilio, y fracasará si no toma en serio la vida digna de ellos. Esa esperanza no se puede nutrir sólo de palabras y retórica, sino que necesita de entrada signos visibles de mejora socio-económica, lo que no es posible sin un vigoroso florecimiento de miles y miles de empresas privadas, entendidas y vividas como esperanza de los pobres y la superación de la pobreza como esperanza de la empresa privada, de la democracia y la libertad. Por otra parte, nada de esto es posible sin un apoyo decidido de las democracias y organismos internacionales, concretado en recursos materiales cuantiosos. Sin ese apoyo, ni el gobierno actual, ni cualquier otro que venga, tendrá estabilidad ni éxito y la solución no es la desesperanzada agonía dictatorial cubana de más de medio siglo.

El gobierno de transición sólo despertará entusiasmo nacional y concretará el apoyo externo si de inmediato enfrenta la hiperinflación (alimentada por el actual gobierno con enorme déficit fiscal y dinero inorgánico) y activa la producción económica que en cinco años se ha reducido a la mitad y que está matando a la gente, arrebatándole su salario y dignidad y bloqueando toda posibilidad de reactivación.

1-Para revertir de inmediato este despeñadero hay que combinar:

-No pago de la deuda externa ($ 132.000.000.000) en dos o tres años. Condonación de buena parte de ella, refinanciamiento de la otra parte y cuantioso préstamo (según los entendidos no menos de $ 40 mil millones)

-Reprivatización de las empresas estatizadas, hoy ruinas improductivas.

-Inversión extranjera (y nacional) con garantías jurídicas y economía social de mercado.

-Apertura petrolera (y gas) a las inversiones no estatales y recuperación productiva.

-Financiamiento de importación de bienes básicos de consumo (alimentos, medicinas…) e insumos para reactivar la producción.

2- Al mismo tiempo se requiere inmediata ayuda humanitaria internacional con activación nacional de los canales de distribución y también de un inmenso voluntariado de solidaridad con efectos en la regeneración moral y de reconciliación. Rescate del Estado y del caos, corrupción e ineptitud de los servicios públicos de agua, electricidad, transporte, seguridad… Rescate de la Constitución: libertad de presos políticos y exiliados, legalización de todos los partidos y de los candidatos vetados; separación de poderes públicos; eliminación de la ANC (supraconstitucional, es decir dictatorial); Fuerza Armada reconstitucionalizada; nuevo CNE; elecciones justas, libres y transparentes, una vez restablecidas las condiciones democráticas para ello.

No se trata de medidas sueltas ni de que cada grupo político pretenda instaurar en esta transición el modelo de su preferencia, sino de lo imprescindible para salir de esta dramática agonía. Sería fatal enredarse en debates ideológicos sin entender que la extrema emergencia exige un pragmatismo sanador previo a elecciones democráticas en las que la población escogerá al candidato de su preferencia entre alternativas que incluyan las que vienen del chavismo y también las que parecen más opuestas a él. Por ahora la negociación no puede ser maximalista, sino realista con la necesaria unidad nacional y el apoyo internacional imprescindibles.

3- La salida del gobierno actual tiene que ser pronta y negociada con espíritu de reconciliación, no de venganza sino de perdón, con una nueva primavera de reencuentro venezolano combinada con una acción serena y equilibrada de la justicia, en los casos que se requiera para evitar la impunidad.

4- Los militares (hoy unos cómplices y represores y otros reprimidos) y las democracias del Mundo y de las Américas deben formar parte de diversa manera de esta negociación y reconstrucción.

5-La Asamblea Nacional ha de ser la legítima pieza central de esta transición y quien la encabece debe excluirse de la contienda electoral democrática, que tendrá lugar tan pronto se restablezcan las condiciones básicas constitucionales para una elección libre, transparente y con garantías.

Ese acuerdo que incluya al chavismo democrático puede escandalizar a algunos, pero no será más chocante que el abrazo - en medio de tantos cadáveres y odios – de Bolívar y el jefe español Morillo en Santa Ana de Trujillo, como importante paso desagradable para salir de la guerra.

El Nacional

18 de septiembre de 2018

La enfermedad, el remedio y la ruta

Luis Ugalde

La situación es tan grave y la crisis se acelera tanto cada día que ya no se puede hablar con eufemismos y en susurros para que el enfermo no se alarme. Es necesario que civiles y militares hablemos y discutamos abiertamente sobre la necesaria y rápida intervención quirúrgica si no queremos que el enfermo se muera; es decir, que nos quedemos sin país.

Proponer abiertamente las vías de solución no es delito, pero sí lo es ocultar con cinismo, disimular con el silencio y agravar con la inacción. La GRAN UNIDAD NACIONAL está constituida y crece con todos los que defienden que Maduro está deslegitimado por su desempeño (violación sistemática del art. 2 de la Constitución) y por la fraudulenta votación del 20M, que la dramática realidad humana económico-social no debe prolongarse y que es imprescindible el pronto restablecimiento de la Constitución democrática y elecciones libres.

Esta es la unidad que el país reclama para salvar la vida del enfermo. Ante la dura realidad que nos oprime, hay que buscar la cirugía mayor para evitar la muerte y definir la ruta de salida y reconstrucción.

La realidad sin eufemismos

1-Maduro el 20 de mayo no fue elegido democráticamente, sino que impuso dictatorialmente una votación para continuar hasta el 2025.

2-La actual realidad de muerte (con votaciones o sin ellas) es causada por la insensata política impuesta por el Gobierno que ha fracasado en todas las áreas. Frente a la tiranía, todos, civiles y militares, estamos obligados (art. 333) a actuar para restablecer la Constitución y los derechos humanos.

3-Esta tragedia humana tiene que ser el factor decisivo y más urgente para la unidad. Sería terrible que los demócratas no entendieran ni supieran comunicar que la respuesta es para hoy y no para empezarla a pensar dentro de 8 meses, luego de realizar procesos electorales que están bloqueados por la dictadura.

La ruta más razonable y democrática hacia la que todos unidos debemos empujar nacional e internacionalmente es:

A- Renuncia de Maduro y su gobierno, con salida negociada.

B- Gobierno de transición presidido por el Presidente de la legítima AN.

C- Junta de Gobierno civil con participación militar para de inmediato tomar las medidas de ayuda humanitaria, frenar la hiperinflación y establecer las condiciones y garantías jurídicas para la reactivación económica y la inversión. En la Junta debe haber una representación empresarial-trabajadora capaz de elaborar una propuesta económica-social productiva y generadora de trabajo e ingresos dignos, consciente de que si no trae solución para los pobres no la habrá para nadie.

D- Restablecimiento de la legalidad constitucional con separación de poderes, liberación de presos políticos, exiliados y perseguidos. Habilitación de políticos y partidos arbitrariamente inhabilitados. Restauración de la plena libertad de expresión y de comunicación.

E- Eliminación de la dictatorial Asamblea Nacional Constituyente y nombramiento del nuevo CNE.

F- Preparación de las condiciones indispensables para la elección presidencial libre, democrática y transparente; que seguramente sólo serán posibles dentro de nueve meses o más.

Renuncia y transición. Todo este proceso empieza con la renuncia de Maduro (porque su régimen desde hace tiempo es tiránico y su reelección fraudulenta), con mucha urgencia y al menor costo político. El nuevo gobierno de transición necesita el mayor apoyo y unidad nacional e internacional; en primer lugar de la inmensa mayoría de los 30 millones que se animará, movilizará y organizará, si ve que por fin el cambio va en serio.

La transición requiere negociación, tanto para la salida de este gobierno como para la respuesta a la emergencia económico-social y la movilización para la reconstrucción.

Necesitamos nacer de nuevo, ciertamente los partidos pero también los empresarios, trabajadores, líderes espirituales, universidades, academias, gremios, vecinos, variadas organizaciones sociales…

El Frente Amplio Venezuela Libre es necesario como espacio de encuentro amplio, decidido, apasionado, con sentido de organización y urgencia para salvar la vida de este enfermo grave que es Venezuela; esa conciencia superará las diferencias y los graves errores y limitaciones políticas del pasado y del presente con una decidida voluntad ética capaz de vencer el cinismo y de dotar a la política de trascendencia para la reconstrucción moral del país.

Actores para la ruta. De los actores necesarios para este cambio, dos ya están:

1) El clamor creciente de millones de venezolanos, de familias, de instituciones y de empresas que agonizan. Ahora hace falta movilización y organización con visión política unitaria.

2) La claridad de las instituciones y gobiernos democráticos internacionales sobre la dictadura venezolana, tragedia humanitaria y democratización.

Pero los otros dos factores están todavía rezagados:

1) La unidad del liderazgo nacional lista para actuar y liberar al país de esta tragedia socioeconómica y dictadura política.

2) La Fuerza Armada decidida a restablecer y defender la Constitución y los derechos humanos violados. La prisión política de cerca de 200 militares, sin respecto a sus derechos humanos, revela que a la tiranía le queda la represión como último recurso y que la FA quiere cambio.

El Nacional

Caracas, 13 de junio de 2018

Ugalde en el acto “Venezuela no se rinde”, Aula Magna de la UCV (31 de mayo de 2018)

Luis Ugalde

Mi saludo más cordial a todos ustedes, hermanas y hermanos

Nos encontramos aquí juntos en busca de una unidad superior para responder al intento fraudulento de perpetuar desde el poder la dramática negación de la vida que reina en Venezuela. Aquí todos somos distintos, cada uno con su propia historia, su pertenencia grupal y su conciencia, pero nos une algo común: la indignación y la rebeldía contra la dictadura que niega la vida a los venezolanos y cierra el paso a los cambios imprescindibles para que el pueblo de Venezuela tenga vida.

1. Ustedes saben que soy sacerdote católico. Permítanme que, desde las fuentes de mi identidad, comparta con ustedes, no mi religión, sino una profunda sabiduría que trasciende a cualquier parcela religiosa y es patrimonio común de toda la humanidad.

Uno de los primeros libros de la Biblia nos presenta cómo el joven pastor de ovejas Moisés se sintió llamado a liberar su pueblo sometido a la esclavitud en Egipto. Sintió que desde la misteriosa zarza ardiendo, Yahvé le decía “quítate las sandalias de los pies, porque el sitio que pisas es terreno sagrado” (Éxodo 3,5). Me atrevo a decir que ahora, en esta magna asamblea, a cada uno de nosotros desde nuestra propia conciencia se nos dice “quítate las sandalias de los pies, porque el sitio que pisas es sagrado”.

El terreno sagrado de esta asamblea es la vida de la gente, la vida de los cientos de asesinados, torturados y maltratados, de los millones de exiliados, de las decenas de millones que malviven sin esperanza y acaban de recibir la pésima noticia de que el gobierno dictatorialmente quiere perpetuar su miseria por seis años más.

No entenderemos la gravedad de este hecho si nos acercamos calzados con las sandalias de nuestras rutinas y seguridades que nos protegen e impiden que nuestros pies estén en contacto directo con el sufrimiento humano y sientan la palpitación de su agonía.

Encontrarnos descalzos con la vida de la gente significa despojarnos de nuestros pequeños intereses, de las parcelas partidistas, de los prejuicios, de las rutinas y de las apatías. Moisés descalzo escuchó desde lo profundo la invitación que transformó su vida y lo convirtió en el gran líder movilizador de su pueblo e inspirador de la humanidad por los siglos venideros: “He visto la opresión de mi pueblo en Egipto, he oído sus quejas contra los opresores, me he fijado en sus sufrimientos. Y he bajado a librarlos…” (Éxodo 3,7). Si cada uno de nosotros presta oídos a esta llamada trascendente desde el fondo de su conciencia, superaremos nuestras pequeñeces y diferencias y dejaremos de ser un rebaño de gente dispersa, desorientada y resignada para convertirnos en un inmenso pueblo unido y organizado, en marcha hacia la liberación.

2. Me llena de vergüenza y me parece una burla cruel al pueblo entero que Maduro -en lugar de sincerarse tras la farsa electoral y presentar su renuncia- festeje su falso triunfo y anuncie la prolongación sin fin de esta agonía y que pretenda engañar a opositores con “diálogos” calculados para no cambiar y con pequeñas concesiones de perdonavidas dictatoriales, sin restituir nuestros plenos derechos humanos, ni restablecer la Constitución.

Acerquémonos descalzos y desnudos, sin autoengaños, a la realidad de los muertos, presos y exiliados y a los millones de venezolanos cuyos ingresos y vida cada día son más agonizantes.

3. Para salir de nuestras rutinas y de las trampas jurídicas y políticas que tratan de disfrazar la realidad partamos de la verdad de hechos indiscutibles que al menos tiene tres componentes:

  • Maduro no fue elegido democráticamente para nuevo período hasta 2025.
  • Su continuación en el poder prolonga la desesperación y la negación de la vida de la gente. El pueblo con su desprecio a la tramposa votación del 20M expresó su clamor silencioso por un cambio socio-económico que no puede esperar y debe empezar cuanto antes, con movilización y colaboración nacional e internacional.
  • Cuanto antes debe ser restablecida nuestra violada Constitución, para lo cual debe eliminarse la ilegítima Asamblea Nacional Constituyente, cambiar el CNE, liberar a presos políticos y exiliados, acabar con las arbitrarias anulaciones de partidos, tarjetas opositoras, candidatos presidenciales, y establecer las condiciones electorales básicas que diferencian en el mundo entero una votación dictatorial de una elección democrática, libre, justa y transparente.

4. Buscamos UNA GRAN UNIDAD SUPERIOR con el consenso sobre estas tres realidades y es imprescindible la convergencia de cuatro factores claves: El primero, el más importante y decisivo, es el profundo malestar del pueblo que se manifestó de manera tan elocuente el 20M y que cada día empeora. El segundo son los países e instituciones democráticas del mundo que están claros en no reconocer la farsa y exigir la elección verdadera para el cambio. A pesar de la urgencia que clama por los otros dos factores, todavía no han madurado y son los que siguen: El tercero es un renacido liderazgo nacional y local en todos los sectores e instituciones: líderes de los trabajadores, vecinos, empresarios, educadores y universidades, academias, partidos políticos, comunidades espirituales, organizaciones de la sociedad civil… cada uno activado y organizado con su especificidad para aportar para todos, con humildad y audacia, lo más valioso de sí. El cuarto factor decisivo es la Fuerza Armada que conoce mejor que nosotros la tragedia nacional y el fraude y está obligada a restablecer la Constitución y evitar que se perpetúe la miseria. Cuando los cuatro converjan y se den la mano, se abrirá la puerta hacia el camino de la liberación y la reconstrucción. Camino difícil y retador que despertará las mejores fuerzas espirituales de Venezuela.

5. VENEZUELA LIBRE NO SE RINDE. Para ello tenemos que nacer de nuevo. Nicodemo, un honrado y reconocido líder espiritual judío, se atrevió a visitar a Jesús de noche y a escondidas por miedo a los suyos y le preguntó “qué hay que hacer”. El Maestro le respondió, “es necesario nacer de nuevo”, aunque seamos viejos, tenemos que nacer de nuevo (Juan 3,1-8)

Nacer de nuevo con una gran fuerza espiritual para romper barreras sociales, corrupciones y deformaciones del pasado y del presente. Los partidos políticos necesitan nacer de nuevo, pero no sólo ellos sino todos nosotros y las organizaciones e instituciones a las que pertenecemos. Desarrollar la sociedad civil con nueva responsabilidad para transformar y controlar a su Estado e impedir que un partido o grupo se apodere de él y lo convierta en botín; deformación que en este país petrolero ha llegado a extremos trágicos. Nacer de nuevo para reconstruir juntos el país desbordando nuestra necesidad en creativa fuerza solidaria. Los venezolanos no podemos esperar meses o años la respuesta a la emergencia humanitaria y el cambio del funesto modelo que nos ha llevado a este inmenso fracaso y mucho menos podemos esperar que ese cambio nos sea otorgado por quienes lo han impuesto y quieren perpetuarlo con la fuerza y el atropello. Su renuncia es reclamada por las realidades y las víctimas, para así abrir las puertas del cambio. El camino no es fácil por eso necesitamos una fuerza interior superior, una solidaridad y una unidad de salvación nacional. Si coincidimos en eso, sabremos trazar los cauces concretos con la bendición de Dios.

Acto "Ante el fraude electoral renace la esperanza. Venezuela unida no se rinde". Aula Magna UCV

31 de mayo de 2018

NO y SÍ de las Elecciones Presidenciales

Luis Ugalde

La anticonstitucional Asamblea Constituyente nos quiere imponer unas elecciones dictatoriales para prolongar seis años más el actual infierno nacional. Evidentemente todo venezolano que -por ineptitud y corrupción gubernamental- está sufriendo y sobreviviendo en este inmenso desastre, no quiere esta elección tramposa con un lapso indebido de solo un par de meses y con partidos, tarjetas, candidatos y votantes inhabilitados y árbitros vendidos.

NO. Todos los países democráticos del mundo se oponen a esa elección tramposa y presionan para que el gobierno respete nuestra constitución democrática. En Venezuela civiles y militares tenemos la obligación de defender la Constitución y “el deber de colaborar en el restablecimiento de su efectiva vigencia” (Art. 333 Const.). Por tanto todos y de todas las maneras posibles debemos decir no a las elecciones dictatoriales impuestas ilegítimamente para prolongar por seis años (y más) este infierno actual, que va a empeorarse en los próximos meses.

SÍ a las elecciones presidenciales constitucionales y democráticas establecidas en la constitución para 2018. Movilización en todos los frentes para exigir que sean realmente libres, transparentes y justas, con árbitros y tiempos equitativos. Pero no basta decir sí, hay que obligar al gobierno con todas las presiones posibles a que abra la puerta a estas elecciones que nos debe. No somos abstencionistas, ni somos bobos para confundir la fraudulenta votación anticonstitucional con la debida votación democrático-constitucional para salvar al país de la miseria.

Unidad. La población está desesperada y no confía en el Gobierno ni en las elecciones dictatoriales a las que se quiere obligar. Tampoco ve que los líderes de la oposición estén a la altura para dirigir la salida con propuestas de salvación de este infierno. No es posible salir sin una unidad rotunda y vigorosa que diga no al drama caótico actual; unidad que presente un equipo de trabajo, con un líder con garra y un coordinador interno con autoridad y eficiencia. Equipo que presente media docena de puntos claves para el cambio y para un gobierno de salvación nacional. Esa unidad tendrá un valor extraordinario para movilizar el país y recibir el apoyo efectivo de las democracias del mundo.

Esa unidad fundamental e indispensable ha de ser de los partidos y de toda la sociedad que defiende la democracia, los derechos humanos y los valores morales indispensables para rescatar la República con una economía sana, productiva y sin pobreza.

Todavía no hace falta candidato si el gobierno no cede e impone la tramposa elección dictatorial con chantaje y coacción; en su momento los demócratas unidos y unánimemente dirán que no van a esa elección, ni reconocerán su resultado fraudulento. Por el contrario, si dentro de dos o tres semanas se ve que el gobierno se abrió a condiciones electorales, democráticas e imparciales, los demócratas unidos deben ir a ganarlas; en ese momento por consenso elegirán el candidato.

En el mismo sentido deben manifestarse el mundo empresarial, el académico, las organizaciones gremiales y otras asociaciones de la sociedad civil, las iglesias y comunidades religiosas plurales.

Así el 2018 será el año del triunfo de la democracia y del inicio de la reconstrucción con reconciliación.

La dictadura de Pérez Jiménez a mediados de diciembre de 1957 impuso su plebiscito y lo ganó con procedimientos dictatoriales. Con ello creció la desesperanza de muchos demócratas perseguidos que vislumbraban una década más de dictadura militar. Simple ilusión del dictador y de los demócratas derrotistas contra los que luchaban esperanzados: antes de un mes huía el dictador y brotaba la primavera democrática unitaria. Así ocurrió también en otros países de América Latina y del mundo. Así será en 2018, si todos los demócratas activamos las conciencias y nos unimos en lo fundamental para salir de este infierno de muerte. Sin esa gran unidad de salvación nacional, Venezuela irá al abismo.

Caracas, 1 de febrero de 2018.

¿Voto para perpetuar la dictadura?

Luis Ugalde

Es un grave error que la dictadura madurista y la oposición democrática sigan ofreciendo sus platos rutinarios a una población deprimida y desesperada. Sería una tragedia de gravísimas consecuencias que los venezolanos no empecemos este año con una rotunda decisión de cambiar de gobierno para producir soluciones a esta agonía nacional. Pero la dictadura está decidida a perpetuarse con elecciones presidenciales tramposas contra el voto limpio y libre, y se siente reforzada por millones de opositores decididos a no votar a causa de la trampa continuada gubernamental y su manipulación electoral del hambre, la enfermedad y la miseria de la población; también le favorece un liderazgo político que luce ausente de las angustias socioeconómicas, dividido y sin rumbo unitario y contundente.

Para producir los cambios necesitamos un nuevo Presidente deseado, aclamado, elegido por voto libre y defendido por la gran mayoría; lo que es imposible sin esperanza y unión. Presidente elegido para liberar las fuerzas productivas, responder a las más graves indigencias económico-sociales y al mismo tiempo liberar a los presos políticos, los inhabilitados y exiliados, rescatando la Constitución y el respeto a los derechos humanos violados. El madurismo hará toda la manipulación electoral posible para prolongar la presidencia seis años más y lo logrará si continúan las actuales ausencias sociales del liderazgo político, falta de unidad, carencia de rumbo claro y directo y con primarias ideales pero inoportunas. Las oposiciones dispersas y el abstencionismo no entusiasmarán, ni vencerán.

Fin de juego. Esto es demasiado grave para que los demócratas lo aceptemos con resignación y desesperanza. No bastan los estallidos de protestas desesperadas, es necesaria una gran insurrección del voto masivo, defendido y celebrado. Para empezar, desde el día siguiente, a producir soluciones económicas, políticas y sociales para todos. La justificada crítica al liderazgo político y la desesperación actual no nos deben llevar a la anti política paralizada, ni a esperar la solución de un mesías dictatorial. Lograremos el triunfo democrático si sumamos en todos los frentes: candidato único y excepcional; diálogo y negociación con apoyo internacional para exigir condiciones electorales para la salida democrática y la reconstrucción. Movilización social con presión ciudadana por todas las vías posibles para el fin de la dictadura. Todo combinado. El diálogo y negociación abiertos en Santo Domingo con acompañamiento internacional y presión democrática son imprescindibles, pues la salida es complicada y en la nueva Venezuela debemos caber todos como ciudadanos responsables y no la imposición de unos contra otros. El fuerte apoyo de los países democráticos es totalmente necesario sabiendo que el régimen se resistirá.

El actual desaliento, falta de esperanza y resignación lleva a muchos a cultivar el pesimismo y pensar que somos incapaces de producir soluciones como ciudadanos responsables en una sociedad plural. Olvidan que entre 1920 y 1980 la economía venezolana con la palanca petrolera, durante más de medio siglo batió todo récord mundial creciendo 7,1% anual, con una pequeña inflación anual del 2,1%. Durante tres décadas fuimos el país que atrajo más migración en proporción al número de sus habitantes; población adulta, trabajadora que enriqueció mucho al país y formó familia aquí. Se transformó vertiginosamente la infraestructura física del país y la población mejoró en sus ingresos y en los servicios públicos con servicios de salud y educación para todos, con gran esperanza de futuro. Se logró una democracia con gobiernos que perdían elecciones y entregaban el poder. No somos ingenuos y sabemos las insuficiencias, deformaciones e injusticias presentes en ese proceso y sobre todo el reempobrecimiento desde finales de la década de los setenta. Pero ello no debe impedir la comprensión de nuestras capacidades y potencialidades, si hay un gobierno sensato. La Fuerza Armada fue clave en ese proceso, porque entendió su gran misión en la sociedad democrática y también lo será cuando renazca y predomine la conciencia responsable y democrática, como lo exige la Constitución.

La unidad democrática. Los partidos opositores, conscientes de su poca credibilidad en este momento, tienen que nacer de nuevo y buscar de manera excepcional un candidato unitario para la difícil transición de la actual ruina a la transformación productiva. No un candidato antipartido, pero sí claramente no partidista, que levante el ánimo nacional y que inspire el despertar de la esperanza para cambiar la producción, política, económica y social, organizando con la sociedad civil y con los partidos el programa de reconstrucción (que está bastante claro) y barrer la corrupción, ineptitud y clientelismo que nos ha traído tanta ruina con un narco-gobierno empeñado en imponer y defender como remedio lo que es causa y agravante de la enfermedad.

Caracas, jueves 11 de enero de 2018

http://www.el-nacional.com/noticias/columnista/voto-para-perpetuar-dicta...

Supraconstitucional

Luis Ugalde

Supraconstitucional significa que está por encima de toda Constitución. Venezuela vive y agoniza en el reino de la supraconstitucionalidad. Los reyes absolutos eran supraconstitucionales y ningún súbdito podía juzgarlos, ninguna ley condenarlos, por criminales que fueran. Los dictadores de derecha e izquierda son supraconstitucionales; Stalin, Mao, Castro, Luis XIV, Hitler, Franco, Videla, Pinochet…

La asamblea nacional constituyente pretende ser supraconstitucional, es decir, dictatorial, que puede juzgar, condenar, hacer o deshacer todo lo constituido. El régimen, agobiado por su fracaso total, se sacó de una manga la ANC. En una democracia solamente es legítima la asamblea constituyente que es convocada por el voto universal y secreto del poder originario ciudadano para hacer una Constitución que, luego de ser aprobada por el voto del pueblo soberano, entra en vigencia.

La actual ANC no fue convocada por el poder originario del pueblo, fue fraudulenta su elección con voto corporativo de algunas agrupaciones arbitrariamente definidas por el Ejecutivo, y nunca existieron, ni siquiera, la mitad de los votos que proclamaron. La ANC es usada fraudulentamente para convocar a elecciones, anular a rivales electos, hacer leyes, regular precios, castigar y perseguir a todo lo constituido que no sea del gusto del gobierno.

Los dictadores siembran el odio y persiguen a los que no se sometan. Estos amenazaron con freír las cabezas de los adecos, mandaron al infierno a los obispos porque tenían el demonio debajo de la sotana, sembraron el odio contra los empresarios, criminalizaron a los opositores; llenan de insultos a presidentes de otros países y promueven programas televisivos sembradores de odio con “hojillas” y “mazos dando”.

En el colmo del amor, ahora han sacado una ley contra el odio que les permite perseguir “legalmente” a quienes disientan y critiquen al régimen. Ley para perseguir ideas, sentimientos e intenciones. Como los dictadores criminales (Stalin y compañía) obligaban a sus rivales a confesiones públicas y arrepentimientos, antes de fusilarlos.

Se fomenta la constitucionalización de todo, hasta del pasaje estudiantil; por ese camino pronto blindarán el derecho de los neonatos al consumo de leche materna. Todo lo constituido debe someterse a lo supraconstitucional: asamblea nacional, gobernadores, alcaldes, candidatos presidenciales, presidentes electos, rectores, empresarios, equipos de béisbol, párrocos y obispos. Por eso la ANC no dura unos meses sino que se dio un plazo de dos años prorrogables para tener todo el control de este período presidencial y del comienzo del otro.

Ciertamente es un hecho que en Venezuela existe la ANC, como lo ha dicho hace poco algún genio político, pero es una asamblea dictatorial constituida. Una asamblea de militantes cuya opinión hay que conocer, pero de ninguna manera es supraconstitucional y sería una barbaridad reconocerle su pretendida supraconstitucionalidad. La ANC existe como una monstruosidad dictatorial a la que ningún demócrata puede reconocer moralmente, ni someterse legalmente. Una cosa es no ignorar su existencia y pretensiones y otra subordinarse a su dictadura.

Si Venezuela quiere salir de esta tragedia, rescatar su Constitución y la vida democrática, es indispensable la negociación con buen acompañamiento internacional. Pero sería una locura acoger como moneda de cambio la pretensión gubernamental de reconocer la supraconstitucionalidad de la ANC, creada para matar la democracia y la Constitución.

La ANC no tiene más capacidad que la que le otorga la sumisión de los súbditos, por miedo, coacción y necesidad. Pero su impotencia es evidente. Si fuera poderosa, con un decreto revertiría el milagro al revés de 1 millón de bolívares de hoy que valen igual que un bolívar de hace 10 años, o que un Toronto cueste más que 4.000 litros de gasolina. Con otro decreto abriría las puertas del país a 2 millones de venezolanos aventados por el mundo en busca de vida. La ANC es expresión de la impotencia de un gobierno agonizante, que ha hundido al país en la miseria y en la desesperación.

30 de noviembre de 2017

http://www.el-nacional.com/noticias/columnista/supraconstitucional_213476

Necesidades políticas de Venezuela

Luis Ugalde

⁠⁠⁠⁠⁠Hoy tenemos mucha oscuridad con pocas luces y moral. Estamos frente al abismo con algunas necesidades políticas de vida o muerte para lograr un futuro democrático de esperanza. Nombraré algunas.

Venezuela necesita:

  1. Salir de este régimen con su modelo político y económico ruinoso y empezar de inmediato a superar la acelerada y espantosa crisis social, política y económica.
  2. Un consenso con gran unidad en torno a la manera de parar la ruina económica productora de miseria social, y poner las condiciones que promuevan las inversiones nacionales e internacionales indispensables para la recuperación y reactivación de miles de empresas productivas.
  3. Retomar la Constitución y los derechos humanos consagrados en ella, como punto de encuentro y base para activar las virtudes ciudadanas y valores solidarios.
  4. Que predomine una Fuerza Armada decidida a respaldar el restablecimiento de la Constitución y su democracia frente a la dictadura.
  5. Un gobierno de transición de unidad nacional con el fin de preparar las bases y condiciones indispensables para la elección de un gobierno democrático de reconstrucción. O un presidente electo para la “salvación nacional”, que trascienda a los partidos, pero con apoyo y compromiso de estos con un gobierno que responda a la emergencia social.
  6. Apoyo internacional excepcional, como lo requieren los países luego de una devastadora guerra o de un terremoto de destrucción masiva.
  7. 7Una movilización interna e internacional en torno a la ayuda humanitaria indispensable e inmediata para el logro de comida y medicinas de primera necesidad.
  8. Una nueva esperanza nacional con movilización de conciencias y grupos descentralizados, sacando cada uno lo mejor de sí, rompiendo exclusiones y tendiendo puentes que activen la solidaridad reconstructora.

Ante necesidades tan evidentes, nadie que piense en el bien de Venezuela entera, debiera estar en desacuerdo. Pero la política no se puede contentar con enumerar las necesidades, su responsabilidad es hacer que lo necesario se haga posible y convertir lo posible en realidad.

En el paso de lo necesario a lo posible nos encontramos con que los actores sociopolíticos están exigidos por otras necesidades e intereses propios.

Intereses propios:

  1. Los maduristas dan prioridad de vida o muerte a la imposición y perpetuación de su poder absoluto.
  2. Varios líderes de la oposición sienten que ha de ser él y más nadie quien presida el cambio, con apoyo de los demás.
  3. Los empresarios parecen demasiado agobiados y dedicados a salvar lo suyo.
  4. Mucha de la población frustrada y sufriente parece estar pensando en sobrevivir agachando la cabeza o en escaparse del país.

Pero contra toda apariencia la derrota puede ser una buena cura contra la ceguera y nos puede volver a la sensatez y unión.

Necesitamos producir signos radicales de conciencia democrática que, tomando en serio las necesidades básicas del país, sean capaces de convertirlas en metas de acción y proponer, por ejemplo, que otro -y no yo- sea el próximo presidente. “Yo y mi grupo” no pueden ganar y menos gobernar solos y reconstruir el país.

El gobierno está demasiado cegado blandiendo sus tramposos triunfos electorales que le impiden caer en la cuenta de su espantosa e irremediable derrota económico-social: La miseria social, el cerco internacional y el sufrimiento de la población lo atrapan.

Está acabado pero busca someter por resignación y miedo. Concentrado y obsesionado en la erradicación de la Asamblea Nacional y en la legitimación de la anticonstitucional y dictatorial Asamblea Constituyente; no como una institución más, sino como el poder supremo supraconstitucional que puede eliminar todo lo que no se someta y se arrodille. Que los resultados electorales solo sean válidos si reciben la bendición de la dictatorial Constituyente.

Ante esta dramática realidad, es absolutamente necesaria la unión básica en el país, con decidido apoyo internacional de los gobiernos democráticos, que no se conseguirá sin una unidad política interna trascendente y sólida donde los intereses particulares estén sometidos al esfuerzo excepcional para la salvación nacional

Nota.- Es necesario presionar en todos los frentes. La negociación con acompañamiento internacional será buena si se exigen las condiciones democráticas (que el régimen no quiere) para la próxima elección presidencial y restablecimiento de la constitución. El régimen ha demostrado que puede producir o violentar cualquier resultado, por eso los mayores partidos políticos y agrupaciones se niegan a acudir a las inmediatas elecciones tramposas de alcaldes. Por otra parte muchos demócratas están horrorizados ante la alternativa de entregar su alcaldía con más de 80% población opositora. Esto llevará en la práctica a una especie de conducta dual:

  1. Unos no votarán y deberán concentrar esfuerzos en levantar con fuerza nacional e internacional una bandera que exige condiciones para las elecciones presidenciales y para el cambio de régimen.
  2. Otros irán a votar con la movilización local descentralizada de la sociedad civil.

Inevitablemente ocurrirán las dos cosas incluso en un mismo partido. Lo importante es no caer en acusaciones después de la votación que impidan formar una unidad mayor para el indispensable gobierno de salvación nacional.

Caracas, martes 14 de noviembre de 2017

Levántate y camina

Luis Ugalde

La dictadura se atribuyó el triunfo en las elecciones a gobernadores del modo como lo hacen los dictadores, que deciden hasta el porcentaje (94% o 60%) que les conviene como meta y luego combinan arbitrariamente los medios para presentar el resultado preestablecido. Ante el hecho de que 80% de los venezolanos repudiamos esta dictadura, el gobierno tenía que preparar cuidadosamente el conjunto de trampas y manipulaciones. Ya la votación del 30 de julio para la asamblea nacional constituyente había sido un enorme y descarado fraude de fondo y de forma. Pero la gran mayoría de la población y de la dirigencia opositora esperaba que con una participación opositora masiva de la población y con diligentes testigos de mesa en todos los rincones del país, tenía la posibilidad de triunfar impidiendo el fraude sistemático que se proponía el gobierno y de ganar la mayoría de los gobernadores.

El hecho de que en las elecciones parlamentarias de 2015 los demócratas opositores fueran capaces de defender su rotundo triunfo, hacía creer que podrían hacerlo ahora. Pero los hechos han demostrado que la dictadura está más desesperada y decidida a imponerse sin cuidar mucho las formas, pues ya el mundo la ve como dictadura. Por otro lado la oposición democrática ha demostrado que no tenía ni la organización ni la unidad ni la conexión con la gente movilizada, imprescindibles para enfrentar eficazmente a un gobierno aferrado a su supervivencia totalitaria. Pero lo que no puede controlar esta dictadura es que en los últimos largos meses viene acelerándose una inflación que este año va a pasar de 1.000% y el próximo se anuncia superior a 2.000%, con su brutal empobrecimiento y desesperación para la población, ruina para la empresa productiva. Un gobierno corrupto, inepto (salvo para la trampa política) y aferrado a un modelo totalitario que destruye los derechos fundamentales a la vida, la salud y la libertad, tiene delante una realidad que se agrava cada día y no se resuelve con trampas electorales.

Ahora todos los demócratas debemos ser serenos y lúcidos para reconocer los propios fallos, más que echar la culpa a los otros. El país entra en un estadio nuevo y más grave, que solo con unidad y claridad estratégica frente a la dictadura y con apoyo internacional podrá salir de este régimen y emprender la dura tarea de la reconstrucción.

La Conferencia Episcopal Venezolana una vez más tuvo el acierto de invitar de manera insistente: “Vayamos todos a votar por nuestro futuro”, mientras que el gobierno maniobraba para dividir y empujar a la abstención de los demócratas para perpetuar la dictadura. El resultado es que con un conjunto de manipulaciones la apertura al futuro ha sido negada, lo cual nos pone mayores retos a todos los venezolanos, con un futuro totalitario, miserable y sin esperanza.

El gobierno seguirá con su juego. Ahora exigirá que los gobernadores electos, incluso los opositores, vayan a arrodillarse ante la fraudulenta ANC. La obligación de los gobernadores es someterse a la vigente Constitución de 1999 y no a la ANC constituida desde la dictadura para matar la Constitución.

¿Y ahora qué?

En los primeros años del cristianismo los discípulos de Jesús vivían perseguidos y con miedo de que los mataran como a su Maestro. El ambiente externo era difícil y hostil, pero era más fuerte el fuego interno de la experiencia espiritual de Jesús Resucitado. Esta fuerza interior les llevó a vencer todos los obstáculos. Un día Pedro y Juan, como judíos piadosos, entraban al templo de Jerusalén a orar y en la puerta se encontraron la mano extendida de un paralítico que desde el suelo pedía esa limosna diaria que no cambia nada, pero permite sobrevivir. Pedro le miró a la cara al paralítico y le dijo: “No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te lo doy: en nombre de Jesucristo, el Nazareno, levántate y camina. Y tomándolo de la mano derecha lo levantó. De inmediato se le robustecieron los pies y los tobillos, se levantó de un salto, comenzó a caminar y entró con ellos en el templo, caminando, saltando y alabando a Dios” (Hechos de los Apóstoles 3, 5-8). En Venezuela ya no tenemos oro ni plata para vivir de la limosna estatal y el clientelismo político, han saqueado el país y el régimen quiere convertir a la mayor parte de la población en mendigos con mano extendida para recibir la bolsa CLAP o cualquier otra limosna, insuficiente pero necesaria para la supervivencia sumisa típica de estos regímenes.

Ahora más que nunca nuestro futuro está en no plegarse a la limosna pública, sino en escucharnos, decirnos unos a otros y practicar el “levántate y camina” democrático y productivo. Esto hoy está más claro que antes del último fraude electoral, a pesar de la comprensible depresión luego de la burla ocurrida. Los dirigentes todos unidos, con autocrítica y renovación, deben coincidir en el “levántate y camina”. También en todas las áreas de la actividad social, económica y cultural se tiene que articular ese 80% de los venezolanos para no seguir postrados a la puerta del templo de la “revolución” pidiendo una humillante supervivencia de un país que quiere libertad, justicia y convivencia digna para todos.

20 de octubre de 2017

El Nacional

http://www.el-nacional.com/noticias/columnista/levantate-camina_208492

Nuevo comportamiento político

Luis Ugalde

La frustración y la agonía del dominante régimen dictatorial son irreversibles. Cuanto más se prolongue, más doloroso será el final para todos, incluso para el propio partido de gobierno. Lo mejor que puede hacer Maduro es renunciar y abrir la puerta a la reconstrucción democrática con una transición pacífica y negociada.

Pero no solo el régimen está en agonía terminal, sino que una forma de hacer política durante décadas requiere de inmediata sepultura. No nos referimos al chavismo, sino al país entero que desde el siglo XIX ha hecho y tolerado (con honrosas excepciones) una “cultura política” muy negativa. Por ejemplo, en las recientes primarias de los demócratas podemos decir que 90% del comportamiento fue excelente, pero hubo un 10% que indignó al país y nos recordó lo peor del pasado prechavista. Hace falta un nuevo comportamiento político en los partidos, en la sociedad civil, en sus empresarios, organizaciones, universidades…

Erradicar la tolerancia con el cáncer de la corrupción. El desastre es tal que hay que arrancar de raíz la monstruosa corrupción de la cúpula chavista (la mitad del millón de millones de dólares se lo robaron entre la corrupción e ineptitud, con beneplácito de sus seguidores). Desde hace siglos prevalece la idea de que al llegar al poder es de inteligentes y vivos repartirse el botín, sin escrúpulos morales. Corrupción aceptada por los simpatizantes con tal de que repartan y dejen robar. El poder es para disfrutarlo; lo del poder como servicio queda para los mítines y los discursos patrios. Es absurdo –piensan– que el poder se deba someter a la Constitución y a la voluntad de los ciudadanos. Si además se tiene la fuerza de las armas, se rechaza toda forma de control institucional.

Combatir la ilusión de la riqueza rentista. Ha hecho un inmenso daño la falsa idea de que somos un país riquísimo y que nuestro problema no es producir más, sino que el gobierno reparta la abundancia existente. Ese fue el éxito inicial y la ruina del chavismo. Solo hay riqueza consistente cuando sale de la producción y talento de los venezolanos porque se dan la mano la educación formadora y la empresa productiva.

Eliminar el clientelismo que coloca en cargos a sus seguidores sin exigir capacidad; como lo vemos en incompetentes fracasados que en dos años han ocupado cuatro ministerios.

Los nuevos (y renovados) líderes políticos no se pueden quedar en protestar como opositores y repartir el botín al llegar al poder, poniendo los intereses del partido por encima del bien del conjunto del país.

Diálogo, negociación y democracia. Venezuela no puede rescatar la democracia sin diálogo entre todos los ciudadanos y sin negociar los puntos estratégicos imprescindibles para salir de la actual dictadura. Por eso los demócratas no pueden ir a la negociación como vergonzantes, de noche y a escondidas. El problema no está en participar, sino en saber qué exigir y qué defender como absolutamente irrenunciable. Sería una verdadera vergüenza que el diálogo para restablecer la democracia y la Constitución empezara reconociendo la constituyente creada por esta dictadura para matar la democracia y la Constitución vigente.

Evidentes y previas a toda negociación son algunas exigencias constitucionales:1) Pleno reconocimiento de la AN elegida y de sus responsabilidades constitucionales, la separación de los poderes públicos y su renovación constitucional. 2) Libertad de presos y exiliados políticos. 3) Estricto cumplimiento de la agenda electoral conforme a la Constitución. 4) Apertura a la ayuda humanitaria internacional en medicinas y alimentos por la grave emergencia nacional.

En estos puntos básicos tenemos pleno apoyo de medio centenar de países democráticos del mundo; y, si los difundimos y defendemos con claridad y coraje público, los convertiremos en la bandera movilizadora de todos los venezolanos demócratas.

Formación humana, dinámica empresarial y producción económica. Para que Venezuela sea reconstruida hay que cambiar el modelo económico y promover la iniciativa emprendedora, libre y ciudadana con cuantiosas inversiones nacionales e internacionales, con todas las garantías jurídicas. Pero el comportamiento empresarial no ha de ser lo que fue (y es) en muchos casos de seudoempresarios recostados en el rentismo estatal incompetente. Necesitamos un empresariado convencido de su responsabilidad e importancia estratégica en el combate de la pobreza, que es imposible sin generar oportunidades de buen trabajo productivo para 14 millones de venezolanos. Ello exige, por otro lado, una profunda transformación de todo el sistema educativo orientándolo hacia la creación de la riqueza con el talento y la formación humana honesta. La empresa no puede seguir entendiéndose como el campo de batalla que enfrenta como enemigos al capital y al trabajo, sino donde ambos se complementan y benefician en la lucha contra la pobreza, el atraso y la improductividad parasitaria.

¿Y los militares? Deben sacar las consecuencias de algo que está a la vista y repudiar esa política de reparto del botín que ha hundido a Venezuela y en la que algunos de ellos han sido los principales actores y beneficiarios. Eso sin mencionar el narcotráfico que ha envilecido todo.

La masiva votación del 15 de octubre será un paso adelante para obligar a la salida democrática del gobierno dictatorial.

05 de octubre de 2017