Una nueva alianza entre el secretario de Estado Marco Rubio y el subjefe de gabinete Stephen Miller ha estado en el centro de las acciones cada vez más agresivas del presidente Donald Trump contra Venezuela, según tres personas familiarizadas con las conversaciones internas.

Los dos altos funcionarios, que anteriormente no estaban de acuerdo sobre qué tan combativo ser con el gobierno venezolano, se han unido en torno al actual enfoque sin límites para combatir el narcotráfico, dijeron las personas. A todos se les otorgó el anonimato para hablar libremente sobre conversaciones delicadas dentro de la administración Trump.

Esa es una gran victoria para Rubio, quien durante mucho tiempo ha abogado por aumentar la presión política y económica para forzar la salida de Nicolás Maduro. Miller había sido visto anteriormente como más enfocado en mantener las relaciones con Venezuela lo suficientemente estables como para garantizar que el país acepte vuelos de deportación desde Estados Unidos. Una de las personas dijo que desde el verano, Miller ha adoptado la perspectiva de Rubio y la oposición venezolana: que Maduro es un peligroso capo de la droga.

Los siete ataques militares estadounidenses en aguas internacionales frente a Venezuela, que han matado a decenas de personas a las que Estados Unidos acusa de participar en el narcotráfico, representan las demostraciones de fuerza más provocativas contra el régimen de Maduro hasta la fecha.

«Existía la sabiduría convencional al principio de la administración de que Marco Rubio estaba marginado y que el Departamento de Estado podría no estar en el asiento del conductor. Y ese claramente no es el caso con respecto a la política de Venezuela», dijo Benjamin Gedan, quien trabajó en la política de América del Sur en el Consejo de Seguridad Nacional de la administración Obama. «Ha sido realmente sorprendente ver un aumento en las tensiones con Venezuela y es realmente difícil de explicar aparte de la influencia de Marco Rubio».

Miller y Rubio ahora se están moviendo al unísono en Venezuela, dijeron las tres personas. Ambos están «en la misma página» sobre el hecho de que el gobierno de Estados Unidos se acerque al petroestado sudamericano como algo similar a un grupo criminal transnacional, dijo otra de las personas familiarizadas con las discusiones.

Juntos, han logrado marginar a un tercer grupo: aquellos que quieren preservar cierto acceso de las grandes petroleras a las vastas reservas de energía del petroestado y, en general, normalizar las relaciones con Caracas. Ese grupo había presionado por un compromiso diplomático con Caracas. Ahora muchos en ese rincón están resignados a la idea de que Trump golpeará duro a Venezuela.

Eso deja pocas voces en la administración que puedan argumentar en contra de una mayor escalada hacia Venezuela en los próximos meses. La administración ya ha dicho que consideraría atacar a los cárteles en suelo venezolano, y Trump confirmó el jueves que había autorizado a las agencias de inteligencia a realizar operaciones encubiertas en el país, aparentemente para desestabilizar aún más al régimen de Maduro.

Uno de los miembros de más alto perfil del tercer campo es el enviado especial Richard Grenell, a quien Trump le dijo que detuviera el acercamiento diplomático a Caracas a principios de este mes.

«Parece que estamos en un punto ahora en el que los juguetes inadaptados se han puesto en su lugar y la administración está avanzando a toda velocidad», dijo la segunda persona familiarizada con las discusiones, enumerando a Grenell y al magnate de la energía Harry Sargeant III, quien tiene conexiones con la administración Trump, como los juguetes inadaptados.

Los funcionarios de la Casa Blanca han minimizado repetidamente las sugerencias de que alguna vez ha existido mucha luz entre las diferentes escuelas de pensamiento dentro de la administración y su órbita sobre Venezuela.

«Con el apoyo de toda su administración, el presidente Trump está cumpliendo su promesa de enfrentarse a los cárteles y eliminar estas amenazas a la seguridad nacional de asesinar a más estadounidenses», dijo la portavoz de la Casa Blanca, Anna Kelly.

La Casa Blanca sostiene que es Trump quien está impulsando la política hacia Venezuela, y ninguna de las personas con las que habló POLITICO que estaban familiarizadas con las discusiones iría tan lejos como para decir que Rubio, quien también es asesor de seguridad nacional interino, es la persona principal que establece la agenda. Pero ciertamente su filosofía está impregnando las decisiones políticas.

«A todos nos gustaría una varita mágica cuando se trata de salirnos con la nuestra en asuntos exteriores; en esta coyuntura, Marco Rubio puede haber encontrado el suyo», dijo el ex embajador de Estados Unidos en Panamá, John Feeley.

Grenell y Sargeant no respondieron a las solicitudes de comentarios.

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