Las Fuerzas Armadas venezolanas enfrentan importantes limitaciones operativas mientras su cohesión se pone a prueba con la presión externa ejercida por Estados Unidos.
Lo que inició oficialmente como una medida para luchar contra el narcotráfico, se ha convertido en un despliegue militar que ha subido la tensión en el Caribe con barcos de guerra, aviones espía y miles de soldados estadounidenses movilizados. Todo ello ha sembrado dudas sobre el verdadero sentido de la operación, que ha sido visto por el gobierno de Nicolás Maduro como una amenaza a su existencia.
Esa es una de las tesis en las que coincide Daniel Blanco, analista de inteligencia de la firma Grey Dynamics. Considera que el despliegue militar estadounidense no se reduce a una mera demostración de fuerza, sino una campaña capaz de atacar no sólo embarcaciones, sino también objetivos aéreos y en tierra firme. En algunos casos, sostiene, podría incluso incorporar patrones ya probados en México, donde drones han surcado los cielos en plena lucha contra la delincuencia organizada.
Mientras el gobierno del presidente Donald Trump supervisa la movilización en el Caribe, el chavismo ha respondido en Caracas con reclutamientos y entrenamientos militares de milicianos. No obstante, de acuerdo con el especialista, las Fuerzas Armadas venezolanas enfrentan importantes limitaciones operativas mientras su cohesión se pone a prueba con la presión externa ejercida por Estados Unidos.
— El despliegue militar de Estados Unidos en el Caribe cuenta con un enorme arsenal, desde buques destructores hasta aviones espías y miles de soldados estadounidenses. Oficialmente, el gobierno de Donald Trump ha dicho que la movilización es parte de un operativo contra el narcotráfico en la región. ¿Qué opina de esta situación? ¿Podríamos entender que es sólo una lucha antinarcóticos o forma parte de algo más?
—Oficialmente el despliegue militar en el Caribe forma parte de un cambio estratégico en la lucha contra las drogas, en el cual los carteles del narcotráfico son combatidos bajo la designación de organizaciones terroristas. Sobre esta nueva estrategia, el marco legislativo de las operaciones antinarcóticos se expande hacia distintas opciones como ataques cinéticos y acciones clandestinas. Dicho esto, también se debe señalar que hay suficientes indicativos creíbles que sugieren que el despliegue actual también forma parte de una estrategia de máxima presión internacional contra Nicolás Maduro.
—¿Qué capacidades técnicas y operativas tiene el despliegue militar en el Caribe? Además de los ataques contra embarcaciones que se han registrado en la zona, ¿de cuáles indicativos creíbles estaríamos hablando? ¿Podríamos esperar escenarios adicionales para los siguientes días y semanas?
—Estados Unidos ha incrementado significativamente sus capacidades militares en el Mar Caribe durante las últimas semanas. Entre los indicativos que mencionaba anteriormente podemos destacar el despliegue público de ocho navíos con armamento avanzado y diez cazas con capacidades furtivas, así como la reactivación histórica de una base militar en Puerto Rico. Aunque las operaciones militares de momento se han limitado a ataques letales en teatros marítimos, la Casa Blanca y el Departamento de Defensa están en una posición que les permite proyectar sus plataformas militares hacia ataques en tierra si así lo deciden. Entre los escenarios que preveo para las semanas siguientes están el incremento operacional de ataques marítimos, así como la posibilidad de operaciones clandestinas enfocadas en obtención de inteligencia o dominio aéreo.
—¿Cuál podría ser un ejemplo de ese tipo de operaciones clandestinas que menciona?
—Podríamos esperar una variación conceptual de las operaciones clandestinas, llamada acción encubierta o covert action, cuyo significado engloba cualquier actividad de intervención realizada fuera del ámbito público. Para ejemplo, tenemos los 50 vuelos de vigilancia que Estados Unidos realizó de manera encubierta con sistemas no tripulados en México durante los últimos meses. Considero que este es un patrón operacional que tiene una altísima posibilidad de expandirse de México a Venezuela, con el detalle agregado de que las plataformas de vigilancia podrían emplear sus sistemas de armamento contra objetivos aprobados (incluso si se trata de individuos desarmados o de embarcaciones civiles).
—¿Cómo cree que el gobierno de Nicolás Maduro percibe el despliegue militar estadounidense: como una amenaza directa, como una acción disuasoria de la administración de Donald Trump o de algún otro modo? ¿Qué herramientas de respuesta pudiera tener?
—Durante las últimas semanas han ocurrido una serie de eventos públicos (como el aumento en los esfuerzos para entrenar milicianos o el refuerzo de posiciones militares existentes) que sugieren que Nicolás Maduro y la Fuerza Armada perciben el despliegue actual de Estados Unidos como una amenaza creíble a la estabilidad nacional y la cohesión interna. Debido a que las capacidades actuales de las Fuerzas Armadas se encuentran seriamente mermadas, Nicolás Maduro dispone de opciones limitadas a demostraciones de fuerza (como el sobrevuelo de los cazas sin munición) o movilizaciones simbólicas enmarcadas en ejercicios militares.
—Y, en un caso hipotético donde ocurra un ataque estadounidense en suelo venezolano (tanto Trump como representantes del chavismo lo han mencionado como una posibilidad), ¿cómo podría reaccionar el gobierno de Maduro?
—Esto es un escenario distinto a las demostraciones de fuerza o ejercicios militares, puesto que nos referimos a una escalada de conflicto en la cual un porcentaje no determinado de las Fuerzas Armadas podrían decidir enfrentarse a los Estados Unidos pese a las licitaciones logísticas y las divisiones internas. Según nuestros análisis sobre el apresto operacional, las Fuerzas Armadas no pueden movilizar unidades a escala nacional, por lo que la defensa terrestre dependería de las unidades de reacción rápida regionales. Adicionalmente, los movimientos marítimos sugieren una concentración de esfuerzos en defensas costeras con patrulleros y corbetas.
—¿Cuáles consideras que serían los riesgos internos si la presión internacional y militar aumenta?
—Basado en la información de fuentes directas e indirectas, considero que la cohesión interna del alto mando es uno de los riesgos inmediatos a los que se enfrenta el régimen en la actualidad. Tengo entendido que se están produciendo deserciones de oficiales superiores, motivadas por la presión internacional. Entre las deserciones confirmadas se encuentra un general activo que formaba parte de la Aviación Militar hasta hace días, cuando decidió refugiarse en una embajada extranjera y solicitar una extracción. Este patrón de descontento tiene una posibilidad realista de expandirse hacia otras ramas u otros rangos a medida que la amenaza de los Estados Unidos se percibe más creíble.
—Por lo que han denunciado tanto el gobierno de Estados Unidos como organizaciones internacionales como Transparencia Venezuela, el narcotráfico se ha convertido en un ingreso paralelo muy importante para el gobierno venezolano. ¿El despliegue militar estadounidense en el Caribe pudiera afectar estos ingresos? Si es así, ¿cómo y qué implicaciones pudiera tener para el régimen de Maduro?
—El Cartel de los Soles no existe como organización, sino como sistema. Hablamos de una estructura sin jerarquía donde distintos oficiales de la Fuerza Armada sin comunicación directa se involucran como custodios o garantes de cargamentos de narcóticos a cambio de beneficios económicos. Aunque la pérdida de cargamentos puede alterar las dinámicas internas presentes en economías ilícitas locales y generar tensiones entre los distintos actores criminales, la estructura desintegrada del Cartel de los Soles hace poco probable que se puedan determinar responsabilidades individuales o cadenas de mando a largo plazo.
—Considerando que la operación no es una invasión directa, ¿podrían estas acciones de inteligencia y operaciones especiales interpretarse como un intento indirecto de propiciar una transición democrática en Venezuela a través de la desestabilización interna?
—Esto es lo que de momento sugieren los indicadores actuales, como las deserciones mencionadas en la respuesta anterior. Hablamos de una estrategia de máxima presión internacional (enmarcada legalmente en una operación antinarcóticos) con el objetivo de generar un quiebre interno, que a su vez conduzca una transición. Para cerrar, tenemos que recordar que estas operaciones de inteligencia son ejecutadas en contextos secretos o alejados del público (ya sea por la clasificación interna de la información o por motivos de seguridad operacional) por lo cual es altamente probable que se estén desarrollando eventos relacionados con dinámicas internas de las cuales no poseemos información creíble o directamente verificable.
https://www.elnacional.com/2025/09/que-esperar-del-despliegue-militar-estadounidense-en-el-caribe-daniel-blanco-analista-de-inteligencia-ofrece-algunas-pistas