No se nos puede pedir que soportemos por siempre la desgracia; no se nos puede pedir que toleremos el encarcelamiento, tortura y hasta asesinato de la disidencia; no se nos puede pedir que seamos indiferentes ante los niveles históricos de pobreza y hambre generalizados; no se nos puede pedir que no reaccionemos ante la barbarie que destruye el país; no se nos puede pedir que no castiguemos a quienes han saqueado a nuestra Patria; no se nos puede pedir que aceptemos sea pateada la democracia; no se nos puede pedir que nos mantengamos como si nada ante el desconocimiento de la dignidad de la persona humana; no se nos puede pedir que no reaccionemos ante el desconocimiento de nuestros más elementales derechos; no se nos puede pedir que estemos tranquilos ante la muerte de nuestra niñez por hambre, en fin y para acabar con el ritornelo, no se nos puede pedir que no actuemos ante un régimen que quiere ver el país en cenizas y a todos manejados por el hambre.

No se nos puede pedir que no hagamos lo que nos corresponde como deber ineludible ante el caos que nos han traído. Los Estados Unidos actúa para sacar del poder a la “banda criminal” que se ampara y escuda en el gobierno usurpado y llevar a todos sus integrantes ante la justicia y a nosotros nos corresponde el deber de sumar voluntades para ese fin.

No nacimos para hace nada, si fuese así aún estaríamos como colonia del imperio español, nuestros libertadores no hubiesen arriesgado sus vidas por nuestra independencia política. Tenemos en nuestra existencia la voluntad de nuestros libertadores y en nuestras venas corre la sangre de ellos. Llegó la hora de manifestarnos; no dejemos pasar esta preciosa oportunidad que puede ser definitiva, sin poner de nuestra parte, que puede ser la estocada final.

Pedirnos que hagamos nada ante esta inmensamente penosa situación que confrontamos todos, es no saber quiénes somos.