

Nos encontramos nueva, y afortunadamente, en las puertas de un proceso de elecciones primarias para elegir al candidato, pues lamentablemente no hay candidatas, quien representará a la oposición democrática, en las próximas elecciones a Gobernador del Estado Aragua. En esta oportunidad, este candidato tendrá la primera opción entre el electorado aragüeno, pues esta oposición democrática, aunque no es la única y exclusiva opción opositora, es la que representa la abrumadora mayoría de los venezolanos que queremos un cambio de gobierno, un cambio de rumbo en la conducción del país, para salir del desastre en que nos han sumergido las desacertadas políticas y acciones de la cúpula maduro-cabellista enquistada en el poder.
Sin embargo, tampoco esta vez, estas elecciones primarias serán, como deberían, abiertas a la participación ciudadana, donde los aragüenos promuevan y postulen a quién libremente consideren. Se impusieron nuevamente, en el calor de las circunstancias políticas sembradas desde el gobierno, y dictadas por el sumiso CNE, las candidaturas de las burocracias partidistas, impidiendo la libre postulación y permitiendo que un pre-candidato sea un diputado electo en las pasadas parlamentarias.
Un cambio es necesario, indudablemente, pero no solo en el color de la cúpula que nos pretenda gobernar. Este cambio debe comenzar en la manera de seleccionar a nuestros gobernantes, lo cual debe hacerse mediante elecciones libres, donde todos los venezolanos con derecho al voto, elijan realmente y no solo voten, donde el ciudadano ejerza su soberanía. Hay que rescatar el valor y el poder del voto ciudadano como un real y verdadero instrumento de cambio.
Para empezar a cambiar tenemos que comenzar por examinar a los candidatos postulados en el marco de sus propuestas del estado Aragua que queremos. Es absolutamente necesario que nos avoquemos al debate en vez de la campaña, muchas veces marcada por el descrédito del contrario más que en la propuesta propositiva. El candidato de la oposición democrática, quien muy probablemente sea el próximo Gobernador de Aragua, debe encarnar y representar el cambio que necesitamos.
Quienes a pesar la profunda crisis que padecemos, seguimos soñando una Venezuela democrática, solidaria, generosa y próspera, en la que podamos vivir con dignidad sin renunciar a la forma en que pensamos, tenemos la obligación ética y moral de apoyar la emergencia de los nuevos liderazgos. Basta ya del reciclaje de los representantes de la vieja partidocracia, de los “nuevos bueyes cansados”. Las elecciones primarias del próximo 10 de septiembre son una oportunidad para iniciar un nuevo comienzo. Participemos con conciencia y ética ciudadana. Propulsemos el cambio que Aragua y los aragüenos nos merecemos.
Aragua sin Miedo