Una de las consultas que más recuerda la humanidad con ingrato sentimiento, no se si la primera, fue la que realizó Poncio Pilato cuando le preguntó a una multitud congregada cerca de su palacio, manejada y tarifada por el Sanedrín que quería la muerte de Jesús, el enviado del Padre Eterno, si quería que liberará a Barrabás, ladrón y criminal confeso, o a Jesús llamado el Cristo. ¿A quién quieren que les suelte, preguntó Pilato, a Barrabas o a Jesús? y la multitud manejada se pronunció por la libertad de Barrabás. Así pues que si a quienes le preguntaron sobre Jesús y Barrabás estaban manejados por el Sanedrín, lógicamente la respuesta era obvia.
Ahora bien, Maduro nos dice que una encuesta realizada por el régimen arroja que el 90% de los venezolanos rechaza la intervención de los Estados Unidos en nuestro país. Primero la encuesta seguro se realizó en Miraflores donde quien opinara distinto automáticamente era despedido de su cargo, apresado y torturado y segundo, la pregunta no es esa, debe ser si se está de acuerdo o no conque los Estados Unidos elimine la “banda criminal”, dedicada al narcoterrorismo que amenaza la paz y seguridad de la región y particularmente la de ellos y tercero, Estados Unidos mil veces a dicho que no se trata de una intervención militar al país, con quien no tiene ningún inconveniente, sino la persecución y apresamiento de la referida banda criminal que jefatura Nicolás Maduro y que se concreta en el cartel de los soles y en el llamado tren de Aragua, que prefiero por justicia, llamar tren de las tinieblas.
Así que la posible intervención en tierra venezolana de la primera potencia del mundo será con el único y exclusivo propósito que esa banda abandone el poder donde se escuda y que obtuvo por el robo de las elecciones y se entregue para ser juzgada en Nueva York donde se encuentra un voluminoso expediente, más bien prontuario, donde los indicios se transformaron en realidades incontrovertibles y contundentes.
Parece que Maduro nos considera distraídos o lelos capaz de tragarnos esa píldora venenosa, lo que nos ofende y rechazamos categóricamente. Tenemos bastante tiempo, por gran desgracia, conociéndolos, más de veinticinco años, y sabemos que se valen de la mentira y la falsedad por carecer de razones y son capaces de todo con pretensiones de salir con bien sin importarle a quien o a quienes dejan en el camino y como los dejan. Ni los que parecen propios les creen, lo que pasa es que no lo manifiestan porque de inmediato son presos y torturados por traidores. No tienen amigos, perdieron a los que una vez tuvieron, solo les queda una pandilla que vive del dinero fácil que le facilita el régimen y además le temen. Quienes aún lo acompañan no son allegados sino temerosos.