
Milton Friedman, Nobel de Economía, y Antonio Escohotado, excepcional filósofo político español del siglo anterior y de éste, plantean que la ilegalidad y oscuridad en el comercio de drogas contribuye a la sepsis de la civilización. Argumentan, que lo mismo ocurrió por los años 20 del siglo pasado en EE. UU con la prohibición del alcohol, pero vistos los efectos del fentanilo, la respuesta no es simple. Esta tragedia que convierte a las víctimas en zombies, comienza cuando el doctor investigador Paul Janseen crea un opiáceo super analgésico y anestésico, mucho más poderoso que la morfina. En 1996 Purdue Pharma, laboratorio norteamericano de la familia Sackler, lanza Oxycontin con campañas publicitarias engañosas.
Con ellas encubren el intenso peligro adictivo además sobornos, presiones políticas, tráfico de influencias para registrarlo. La FDA, que autoriza fármacos y alimentos en EE. UU, y algunos políticos, hicieron aprobar estos “milagros”; entran miles de millones de dólares legales a las farmacéuticas, Johnson and Johnson y la familia Sackler y crean legalmente narcoadictos, de los que han muerto 800 mil a la fecha, al ingerir el mismo producto, pero más fuerte, suministrado por los cárteles de Sinaloa y Jalisco, entre otros. Errores de las autoridades de EE. UU crean el drama del fentanilo y los carteles mexicanos lo exasperan. Así podríamos entender los bríos y amenazas de Trump contra México, pero la reacción es equivocada y pretende ignorar la mitad del problema.
Esperemos que a nadie se le ocurra el horror de invadir México. Nixon declaró “guerra al narcotráfico” hace más de cincuenta años y el balance es malo, entre otras porque, según Friedman, la represión disminuye la disponibilidad del producto, aumenta el riesgo de ofrecerlo, por tanto, eleva el precio y, paradójicamente, estimula la producción. El Plan Colombia se concibió en los 2000 contra los carteles y EE. UU instaló ocho bases militares, pero la producción de coca y las hectáreas de siembra se triplicaron en 25 años. En 2006 Felipe Calderón, presidente de México, declara también “guerra al narcotráfico” con un balance de 85 mil muertes y crecieron más cabezas a la hidra.
El narcotráfico ahora se apoya en un eficiente y poderoso narcoaparato norteamericano. Dato esencial es que 75 % de las armas decomisadas a los carteles mexicanos, provienen de EE.UU. Especialistas, agentes fronterizos de la DEA, el escritor Jesús Esquivel, hablan de carteles gringos, más modernos, descentralizados y perfectamente conocidos: pandilleros, white shit, clubes Hells Angels cultores de Harley-Davidson; miles de ciudadanos corrientes en cientos de ciudades que depositan a los carteles todos los días cantidades menores a 10 mil dólares, que los bancos norteamericanos no supervisan. Y las llamadas Narcas, un ejército de MILF que pasan los retenes sin crear sospechas con sus hijos jugando en el auto, y dejan los maleteros abiertos para que alguien se lleve algún paquete de no se sabe qué.
Trump tiene motivos para querer arrasar el narcotráfico, aunque está doblemente equivocado, primero al querer hacerlo por la fuerza, que no funciona. Dicen que hoy circula una flota “antinarcóticos” en El Caribe, como en 2019; segundo, porque se equivoca de océano. Sigo con regularidad la información de la DEA y extrañamente los datos hoy aparecen enmarañados entre imprecisiones, frases vacías, no demostradas. La agencia norteamericana para control de drogas ONDCP, y ONU, escriben más claro: 87% de la cocaína que se consume en el mundo se produce en Colombia, Perú, Bolivia y sale masivamente al océano Pacífico por los puertos ecuatorianos, especialmente Guayaquil.
Ecuador se hace también productor, pero sería aberrante ver amenazas de invasión a esos cuatro países, ya con bastantes dramas y desastrosos gobiernos, aunque bastaría navegar los destructores hasta allá solo para ver moverse la coca. Del 13% que resta de “mercancía”, una parte va a Brasil vía terrestre o fluvial y por los demás países pasan cuotas marginales. Afirman agencias que el tráfico atribuido a Venezuela es aéreo, lo que confirma que es una porción mínima porque el gobierno norteamericano tiene identificados los aviones venezolanos, no muchos, que vuelan a Centroamérica y el Caribe. Que el asedio contra Venezuela no tiene fundamento, aplasta.
Las “pruebas” son viejas confiscaciones a un teniente Andrade, procesado y condenado hace bastante tiempo a pena leve en Miami y hoy ya libre. Las presentan engañosamente como actuales para promover un colapso político y apalancar un grupo que ha tenido todas las oportunidades, pero no la capacidad para ganar; y ahora pide a EE. UU que lo haga por ellos, no importa el sacrificio de vidas inocentes que signifique, porque las balas no reconocen filiaciones políticas. Vanidad no sustituye capacidad y es difícil creer que puedan sostenerse en el poder, aunque se lo den en la boca, posible entrada en el túnel de inestabilidad y crisis recurrentes, que obligaría a EE. UU a convertir el país en un protectorado.
Presento la lista parcial de capos, según las agencias norteamericanas que, pese a su prolijidad, no exponen el caso Venezuela. Niñas primero: “La viuda negra” Griselda Blanco, “La jefa” Enedina Arellano, “La reina del Pacífico” Sandra Ávila, “La tigresa” Digna Valle, “La reina del sur” Marllory Chacón, Emma Coronel, “La emperatriz de Sinaloa” Clara Laborín, “La catrina” Guadalupe López, “La Bonita” Diana López, “La Gata” Jennifer González. Ahora los varones de los carteles de Sinaloa, Jalisco, Guadalajara, Sonora, Tijuana, Beltrán Leyva y otros; ellos son: “Chapo” Guzmán, “Mayo” Zambada, Rafael Caro, “Jefe de jefes” Gallardo, Osiel Cárdenas, hermanos Arellano, “El Mencho” Oseguera.
Siguen “El Güero” Palma, “El señor de los cielos” Amado Carrillo, los hermanos Beltrán Leyva. Carteles colombianos: Clan del Golfo, Autodefensas Gaitanistas, Disidencias de las FARC, Segunda Marquetalia, ELN, Los Pelusos. Sus capos son: “Chiquito Malo” Villadiego, “Otoniel” y “Jhonatan” Úsuga, “Iván Mordisco” Sierra, “El Gordo” Vera, “Antonio García”. Carteles ecuatorianos: Los Choneros, Los Lobos, Tiguerones, Latin Kings, Lagartos, AKA47, Los Tiburones, Mafia 18. Capos: “Fito” Macías, “Palanqueta” Montaño, “Invisible” Peralta. Todo el mundo puede acceder a esta información. ¿Por qué no la proporcionan sobre cárteles y capos venezolanos? No deberían guardar el secreto.
@CarlosRaulHer
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