El uso de la palabra "inminente" no es casual ni azarosa: significa que algo está a punto de suceder o que sucederá en un tiempo muy cercano o inmediato; implica una gran cercanía en el tiempo para que ocurra. Lo que sí es seguro es que su antónimo, “eventual”, está fuera de discusión… porque algo inminente es algo que seguro va a suceder, y no eventualmente.
Pese a que, en nuestro caso venezolano, no hay un lapso de tiempo fijo por la complejidad y multidimensionalidad de la secuencia de eventos que van desde el momento t-1 (antes de que ocurra), y lo que puede acontecer en el momento t+1 (una vez que esta gente se haya ido, ya sea que se vaya por las buenas, ya sea que “los vayan” por las malas.
Y el rango de tiempo puede referirse a unos segundos o unos días, siempre dependiendo del contexto en el que se use la palabra… pero no mucho más… porque tiempos como meses o años ya están totalmente descartados… Por lo que, para manejar unidades de tiempo más razonables y ser más justos, deberíamos incorporar el lapso “semanas”. Pero no olviden que también podría ocurrir “mañana”.
La Venezuela de hoy se encuentra en una encrucijada crítica, con la convergencia de fuerzas internas y externas que están redefiniendo el futuro político y social del país. La figura de María Corina Machado emerge como el epicentro de un movimiento popular que, a pesar de las barreras impuestas por el chavismo, ha logrado galvanizar a la oposición en torno a un candidato único, que es Edmundo González Urrutia.
Cuenta con factores relevantes que nadie, absolutamente nadie más, tiene en Venezuela: liderazgo y popularidad, posición consistente y sostenida en el tiempo, credibilidad y confianza, e influencia directa e indirecta.
Este apoyo masivo, demostrado en las primarias de octubre de 2023, en las elecciones del 28 de julio de 2024, en las multitudinarias concentraciones, y en las respuestas a “quedarse en su casa” cuando ella lo pidió, le otorga a Machado un peso político sin precedentes que desafía la narrativa de un gobierno que parecía inamovible y que hoy se está cayendo a pedazos.
En el chavismo, por su parte, las gestiones de personajes como Rodríguez Zapatero y Alberto Vollmer han buscado la permanencia del statu quo a través de una negociación que legitime su poder, mientras que las presiones externas, impulsadas por actores como Donald Trump y Marco Rubio y la amenaza latente de un ataque militar frontal, complican aún más el panorama.
Además de las fracturas internas, y el temor al desbande de los más de 1.000 chavistas reconocidos, que no saben qué va a ser de sus vidas, porque todo el mundo sabe quiénes son y qué han hecho, y les resultará difícil hasta usar el apellido.
Y ni que hablar del alacranato y sus aspiraciones de pescar en río revuelto, quienes políticamente son cascarones vacíos a quienes nadie votaría en ninguna circunstancia.
En este contexto, la incertidumbre se va acotando y, poco a poco va convirtiéndose en certeza, porque ya en la calle, cada vez hay menos miedo y más alegría contenida, la cual, sin duda explotará en el momento t+1. Porque la caída comenzó cuando la gente comenzó a destruir las estatuas de Chávez, y el chavismo comenzó a reprimir de una manera brutal; logrando que la gente, en vez de manifestarse públicamente, guardara y engordara esa mezcla de rabia y alegría, para cuando María Corina Machado les diga que el momento ha llegado.
Para la transición venezolana, basculando entre la geopolítica y la presión popular, un escenario disruptivo que no habría que perder de vista, sería el de colocar el punto de palanca del cambio en algún actor sin legitimidad propia, pero con peso específico institucional, capaz de operar institucionalmente la transición a cambio de su propia inmunidad (y la de su grupo cercano), lo cual podría tener un peso geopolítico y político extraordinario.
Sería un escenario que, aunque suene a película de espías, tiene una lógica de "realpolitik" en un contexto de presión y colapso; el peso de esta situación sería enorme y transformador por varias razones:
- Fragmentación del poder: implicaría una fractura total y pública del poder dentro del chavismo. La lealtad, que ha sido el pilar del régimen, se rompería de la manera más espectacular posible, porque figuras de altísima relevancia estarían liderando el desmantelamiento de la estructura que ellos mismos ayudaron a construir.
- Facilitación de la transición: la entrega/captura/huida de los principales líderes haría que la transición política fuera mucho más suave y menos conflictiva. El nuevo gobierno no tendría que enfrentar la resistencia de los centros de poder y control militar; y la eliminación de la cúpula militar y política más dura, abriría un vacío que podría ser llenado rápidamente por el nuevo gobierno.
- Impacto global y de justicia: la entrega de estos individuos, muchos de ellos con órdenes de captura internacional por narcotráfico, terrorismo y violaciones a los derechos humanos, sería un triunfo para la justicia internacional. Las sanciones, en este caso, se enfocarían en los individuos entregados, y el resto del aparato estatal podría empezar a normalizarse. Sería un golpe moral y legal para la idea de que los líderes autoritarios pueden actuar con impunidad… Cuba y Nicaragua seguirían en la lista, pero ya con el ablandamiento que vieron en el caso Venezuela.
Esta situación planteada del/la funcionario que actuaría como pívot, debería incluirse como una opción disruptiva dentro del escenario optimista, que es el del cambio sin derramamiento de sangre, porque representaría una transición a la que se llegaría por implosión interna, la cual, combinada con la presión externa y la fuerza del gobierno electo y la oposición, crearían las condiciones en las que una parte del chavismo, facilitaría un cambio de estatus rápido y, por primera vez en mucho tiempo, potencialmente irreversible.
Porque los otros dos escenarios, el inocuo (o inercial) y el pesimista tienen características intrínsecas que afectan su viabilidad. El primero, el de la subsistencia del día a día, va creando sus propios anticuerpos, porque la presencia de la flota norteamericana y las muestras de voladuras de embarcaciones de baja importancia, más el escalamiento de la cantidad de recursos militares de ataque frente a sus costas, van produciendo resultados internos, los cuales aún no se manifiestan públicamente, pero que información interna indica que sí existen.
Lo cierto es que hasta ahora este escenario (el inercial) es el que ha privado por sobre los otros porque el chavismo, al momento de escribir este análisis, aún sigue en el gobierno y controlando todos los hilos del poder… pero cada vez menos y perdiendo fuerza a gran velocidad.
Porque el otro escenario, el pesimista es el de la ruptura y reacción impredecible, en el cual el chavismo no cede y las fuerzas navales que vinieron a capturarlos (tienen recompensas muy altas por su captura) los extraen en alguna operación focalizada. Porque pareciera que la opción de dejarlos salir a un exilio dorado, ya se agotó con Biden, y ahora los quieren presos… or else.
En línea con lo anterior, no debe perderse de vista al momento de evaluar los costos de quedarse o dejar el poder en Venezuela, es que la lista de los otros cuatro terroristas de alto perfil con una recompensa de 25 millones de dólares, neutralizados por EE UU, además de Maduro -cuya recompensa es de 50 millones de dólares- está compuesta por:
- Osama bin Laden.
- Ayman al-Zawahiri.
- Abu Bakr al-Baghdadi.
- Saddam Hussein.
Porque Qasem Soleimani, aunque fue un objetivo también neutralizado por EE UU, y una figura de enorme peso en Irán y en la región, no encaja en la categoría de los líderes de grupos terroristas con esa recompensa específica del programa "Recompensas por la justicia" del Departamento de Estado.
Resumiendo una vez más los escenarios, actualmente transitan el Inocuo, sosteniéndose un día a la vez, pero en la consciencia de que no puede durar mucho y que, en forma inminente, deberá desembocar en uno de los otros dos escenarios alternativos: el optimista donde se entregan por las buenas, o el pesimista donde los sacan a la fuerza.
En cualquier caso, la consecuencia será la creación de las condiciones para la juramentación de Edmundo González, ya sea con la cooperación interna resultante del escenario optimista, o ya sea con el apoyo de una fuerza militar que asegure el orden interno, del escenario Pesimista, que es el menos deseable por las implicaciones de violencia que pudiera generar.
Lo importante es asegurarse que el día después (momento t+1) pueda lograrse un control significativo sobre el aparato estatal y un alto grado de influencia, mientras ocurre todo lo que hemos venido anticipando en informes anteriores para ganar gobernabilidad.
Porque a partir de ese momento t+1, la alegría y el optimismo hará que las oscuras fuerzas del mal que no hayan sido capturadas o neutralizadas, vayan a sus escondites y no asomen la cabeza durante un largo tiempo. Y en ese ambiente de júbilo, recién podría comenzar una apertura económica gradual y un levantamiento de sanciones selectivo, mientras dura la consolidación de la democracia; la cual, al principio, seguiría siendo frágil y requiriendo mucho apoyo interno y externo… Hablamos de verdaderos apoyos y no los de los enchufados con careta de buenos, preparados para la puñalada por la espalda. Atentos a eso.
Esa gobernabilidad incipiente, hará que más rápido de lo que se piensa, los actores externos como EE UU, la Unión Europea y el sector privado venezolano comenzarían sus esfuerzos de reactivación para aliviar la crisis económica.
Un tema que pasó desapercibido fue el cambio de nombre para el Departamento de Defensa de EE UU, sustituido por el de Departamento de Guerra, dando un giro copernicano con un significado y unas implicaciones profundas, tanto simbólicas como prácticas.
El nombre original, Departamento de Guerra, fue cambiado a Departamento de Defensa en 1947 después de la Segunda Guerra Mundial y en el inicio de la Guerra Fría, con la idea de señalar un énfasis en la prevención de conflictos y en una política exterior más diplomática y menos agresiva, especialmente en la era de las armas nucleares. El regreso a "Guerra" indica un cambio de filosofía: se pasa de una postura reactiva y de contención a una proactiva y ofensiva… Y eso pasa mientras se despliega la flota frente a Venezuela.
El cambio de nombre envía un mensaje claro a los adversarios de EE UU (como China, Irán, Rusia y otros) de que el país está preparado y dispuesto a utilizar la fuerza militar para proteger sus intereses nacionales. También es un mensaje para los aliados, que podrían ver esta medida con preocupación, interpretándola como una señal de que EE UU podría estar menos inclinado a la diplomacia y más a la confrontación: “lograr la paz a través de la fuerza”.
Aunque el cambio de nombre en sí mismo no modifica la doctrina militar, sí refleja y refuerza un cambio en la mentalidad de los líderes. El secretario del Departamento de Guerra, Peter Hegseth, ha expresado que este cambio tiene como objetivo "restaurar el espíritu guerrero", lo cual podría llevar a una mayor prioridad en el desarrollo de capacidades ofensivas y una menor en la cooperación internacional, la ayuda humanitaria o las misiones de mantenimiento de paz.
Recomendaciones
Para el gobierno chavista (de salida): que, ante la inevitabilidad de la presión interna y las sanciones externas, es imperativo que el gobierno se abra a una entrega del poder que facilite la transición. Porque ya, a estas alturas, aferrarse al poder solo elevará los costos de permanencia y les terminará resultando la entrega como su mejor opción; en lugar de arriesgarse a una ruptura incontrolable. Ya es difícil que negocien algún acuerdo de exilio dorado… porque difícilmente EE UU va a haber enviado semejante fuerza militar para “escoltarlos” a algún retiro tranquilo. Como les decía, los quieren presos… or else.
Para el gobierno electo (liderado por Machado y González): que su principal desafío es la estabilidad. Por lo que deben evitar la tentación de la revancha política, y darle prioridad a la reconstrucción de las instituciones y la economía; y es fundamental buscar la reconciliación con aquellos que se pueda y que no tengan deudas pendientes con la justicia… La normal, y la transicional que habrá que crear casi inmediatamente después de asumir. El apoyo popular es vital, pero la gobernabilidad dependerá de la capacidad de llegar a acuerdos con los sectores pragmáticos del chavismo que busquen una salida.
Para los empresarios honestos y trabajadores (ya no perderé más tiempo con la dirigencia cooptada por el chavismo): que, en medio de la incertidumbre, el sector privado debe enfocarse en la supervivencia de sus empresas y en la búsqueda de soluciones prácticas para la crisis económica. Porque al ser la empresa privada la columna vertebral de la economía del país, su papel debe ser, en un esfuerzo bottom up, comenzar a reactivar el aparato comercial y productivo, entendiendo que el perfil socio económico de esta sociedad destruida que dejó el chavismo, es la de la base de la pirámide y la coopetition, dos conceptos que he impulsado con fuerza en los últimos años.
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