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Análisis de entorno: “Las negras también juegan”

Estrategia
Tiempo de lectura: 12 min.

La situación política en Venezuela en este final de agosto de 2025 sigue siendo un punto de inflexión crítico, con Nicolás Maduro y su combo aferrados al poder tras unas elecciones presidenciales que perdió ampliamente el 28 de julio de 2024.

La presión internacional, las protestas internas y la dinámica de actores clave, tanto nacionales como internacionales, configuran un escenario volátil que no luce nada bien para el chavismo. ¿Cuáles son las posibilidades reales de que Maduro abandone el poder en el corto plazo? ¿Cuál será el impacto real de las acciones de Estados Unidos? ¿Y el rol de María Corina Machado y el gobierno electo? ¿Y qué harán los alacranes? No solo los políticos, sino también los encuestadores, los analistas, los líderes empresarios y las ya anticipadas viudas del chavismo.

Entonces: ¿cuáles son los escenarios posibles con sus actores, riesgos y consecuencias para el venezolano común? Porque hay que estar claros en que el grito de batalla de los chavistas cuando decidieron retener el gobierno por la fuerza y quedarse, fue: ”A cualquier costo”.

Siendo realistas y considerando el historial del pastorcito anunciando que ya viene el lobo, que nunca termina de llegar, la gran masa popular que quiere que se vayan, sigue escéptica… o sea, no creen que Maduro vaya a salir por ahora. Claro que nunca como ahora hubo barcos avanzando… pero aún no han llegado… o sea que aún permanecen en el campo comunicacional, territorio que el chavismo maneja muy bien, y que el nuevo gobierno electo aún no ha incursionado con fuerza en ese campo, como para poder contrarrestarlo exitosamente.

Siguiendo el pensamiento y la expectativa popular, las posibilidades de que Nicolás Maduro abandone el poder en el corto plazo son vistas como limitadas, pero, por primera vez, creen que no son inexistentes. Porque más allá de sus sensaciones y percepciones, todos saben que su permanencia se sustentaba en tres pilares fundamentales:

  • control de las Fuerzas Armada a ts avés de la lealtad de los altos mandos militares, quienes controlan empresas públicas y se benefician económicamente del régimen. La vigilancia interna y la represión de disidentes militares que reducen el riesgo de un golpe interno;
  • apoyo internacional de países como Rusia, China, Cuba e Irán que proporcionaban respaldo diplomático y económico, contrarrestando sanciones de Estados Unidos y la Unión Europea; y
  • oposición fragmentada, aunque el grueso popular liderado por María Corina Machado y Edmundo González Urrutia, ha ganado fuerza tras demostrar el fraude electoral con 80% de las actas electorales; así como la persecución de líderes y la represión de protestas limitan su capacidad de acción.

Sin embargo, muchas cosas han cambiado radicalmente, porque los generales de la cúpula, que saben lo que realmente está pasando, pudieran cambiar de bando en cualquier momento… Porque cuando uno los ve en esas interminables puestas en escena del generalato, a ninguno se le ve cara de inmolarse por estos tipos.

Y las bases de los militares, de coronel para abajo, con la excepción de los que están comprometidos con el tráfico de drogas, que no son todos, no van a reprimir al pueblo ni van a enfrentar a ningún grupo de extracción… Y esa es la razón por la que tienen que apelar a los milicianos (pobre gente) como carne de cañón, a los rusos del grupo Wagner para cuidar a Maduro, a los cubanos para  hacer de sapos en las FAN; así como a los grupos como el ELN, la Marquetalia y Hezbolá para enfrentar a un posible invasor. Porque el Tren de Aragua y el Cartel de los Soles, son organizaciones de exportación y no inciden socialmente en el mercado local… En Venezuela funciona el master franchise pero las operaciones se perfeccionan afuera.

Y ahora, últimamente, cuentan con un apoyo internacional limitado, porque sus aliados limítrofes de izquierda -Colombia y Brasil- ya no los apoyan (de hecho, los consideran un estorbo más tóxico que si ganara el liberalismo), que al menos serían serios, no serían delincuentes, ni terroristas internacionales.

Y los otros, Rusia e Irán harán lo que Trump les permita que hagan; y China, sabe que no puede comprometer el tablero global en el que juega, por defender a una manga de incompetentes que no hacen nada bien, y todo lo destruyen. Y con Cuba mejor no cuenten, porque no tienen ni para comer en su propio país.

Y si hablaramos de la “oposición fragmentada”, olvídense de eso, porque son cascarones vacíos a los que no los apoyan ni en su casa… Los capriles y los rosales (y decenas de oportunistas más) de este mundo, ya no cuentan… Solo María Corina y el formidable proyecto de país que, por primera vez en 26 años, alguien propone con realismo y con viabilidad concreta de ocurrencia.

Factores como la presión internacional creciente, el descontento popular masivo y las fracturas internas en el chavismo, podrían precipitar un cambio; aunque, como les decía, la gente sigue creyendo que la probabilidad de una salida inmediata es baja, pero, como hay una fuerte expresión de deseo de que se vayan, aumenta si se materializaran escenarios como una rebelión militar, una intervención extranjera limitada o una salida exitosa.

La influencia de la presencia de la flota de EE UU (aunque no confirmada explícitamente en los datos disponibles hasta este momento), más las declaraciones sobre capturar y encarcelar a Maduro, el aumento al doble (50 millones de dólares) de la recompensa por su captura y acusaciones de terrorismo y narcotráfico, vinculadas al Tren de Aragua y al Cartel de los Soles, intensifican la presión psicológica sobre el chavismo, y refuerzan la percepción de que EE UU, esta vez sí, podría actuar decisivamente; aunque tratándose de un personaje con agendas ocultas como Trump, hasta que no ocurra algo real y tangible, hasta los más convencidos, en su fuero interno, dudarán: ver para creer.

La retórica beligerante de EE UU y la respuesta equivalente de la dupla Maduro/Cabello podrían empujar una mayor radicalización (si es que eso es posible), escalando la violencia interna a unos niveles que ni Maduro ni María Corina Machado podrían controlar. No olvidar que hay mucho hambre y rabia contendida que podría sacar la gente a la calle, provocando saqueos y caos. Los cuales perfectamente podrían ser inducidos o utilizados por la cúpula chavista para diluir su escapada en estampida.

Porque hay que estar claros, que, sin acción concreta, la sola presencia de una flota, si se confirmara, sería más otro mensaje disuasorio que una acción directa… y la gente ya no cree en esos cuentos. Por la experiencia tenderán a creer en el éxito de la reacción del chavismo; siempre hay que considerar que la frase “las negras también juegan”, especialmente en este caso, no es una metáfora sino un reconocimiento de que existen estrategias ocultas o inesperadas en la cúpula chavista.

Sin una intervención militar explícita (poco probable debido al riesgo de conflicto regional), su impacto se limita a presionar negociaciones, las cuales han sido rechazadas públicamente por Maduro, quien sigue blandiendo la excusa de la ingerencia extranjera, lo que sugiere que no cederá fácilmente.

Por eso es que estas acciones amenazantes, elevan la presión, pero sin lograr aún un quiebre interno en el chavismo ni garantizar una salida inmediata.

El rol de María Corina Machado y su grupo, junto con Edmundo González Urrutia, ha demostrado capacidad para movilizar a la población y obtener respaldo internacional tras el fraude electoral. Sin embargo, su estrategia debe balancear la acción directa con la prudencia para evitar una represión aún mayor.  ¿Qué deberían hacer?

  • Bueno… por empezar deberían mantener la presión popular, continuar organizando protestas selectivas, pero de manera no violenta, para mantener la visibilidad internacional y presionar a las Fuerzas Armadas.
  • Negociar con actores clave, sosteniendo la oferta de “garantías, salvoconductos e incentivos” para una transición negociada, lo que podría atraer a sectores descontentos del chavismo, especialmente militares de bajo rango.
  • Fortalecer las sólidas alianzas internacionales que han ido construyendo y apoyarse decididamente en países como EE UU y Argentina
  • Evitar la confrontación directa teniendo cuidado de tomar acciones que puedan justificar una escalada represiva aún más fuerte

Porque no se puede solamente sentarse a esperar a que algo pase por acción externa; porque esperar sin actuar no es viable; debe mantenerse activa y visible la iniciativa, pero con estrategias calculadas para evitar un baño de sangre.

El aprendizaje de la experiencia de Juan Guaidó en 2019, que fracasó por depender excesivamente del apoyo externo, sugiere que el cambio debe originarse internamente, sin necesariamente contar con las Fuerzas Armadas venezolanas como actor clave, porque han demostrado no ser confiables, han deshonrado su uniforme, y, lo peor, sus generales han deshonrado los soles de sus charreteras.

Las nuevas Fuerzas Armadas post chavismo deberían descontinuar el grado de general durante un tiempo, dejando el comando supremo al coronel más antiguo y con credenciales de patriotismo y liderazgo, quien seguramente ya está identificado por sus pares y por el gobierno electo. Y recién luego de hacer algún acto de desagravio reputacional, volver a activar ese grado que ha sido denigrado, no solo por lo del Cartel de los Soles, sino por repartirlo como si fueran los caramelos de una fiesta infantil… ¿Será cierto que hay 2.500 generales para un ejército del tamaño del nuestro?

Vuelvo con el tema de los escenarios, los cuales, sin perder sus características esenciales van cambiando según el comportamiento de los actores existentes, de la salida de algunos y de la aparición de otros nuevos, además, de cambios en las circunstancias:

  • Escenario optimista: transición rápida y negociada donde Maduro acepta negociar su salida a cambio de garantías de amnistía y exilio en un país aliado (Turquía o Rusia). La oposición, liderada por González y Machado, asume el poder con apoyo militar parcial y respaldo internacional.
  • Escenario inocuo: estancamiento con represión moderada, Maduro permanece un tiempo más en el poder, intensificando la represión para sofocar protestas, pero evita un autoritarismo extremo. La oposición sostiene el impulso, y la comunidad internacional busca coordinar acciones realmente efectivas.
  • Escenario pesimista: radicalización y conflicto armado, con Maduro/Cabello atrincherados, intensificando la represión y apoyándose en milicias bolivarianas. Una intervención militar externa (EE UU o aliados) o un golpe interno fallido desencadena un conflicto armado, con riesgo de guerra civil.

Hemos llegado a un punto en que el escenario que se imponga no está bajo control de Venezuela sino directamente de la voluntad de Trump de ejecutar los planes que tienen meses o años desarrollados, pero que pareciera que se han ido creando las condiciones para que esa fuerza expedicionaria que avanza sobre el Caribe Sur, concrete la detención de, al menos, las tres cabezas visibles, y las dos secundarias… De los cinco personajes que tienen a mal traer a nuestro país.

Si eso ocurriera, el abanico de opciones y escenarios, cambiaría radicalmente porque la organización de las fuerzas internas hasta que se haga cargo Edmundo González, generarían un cambio de roles que harían que los problemas con el chavismo sean secundarios y habría que enfrentar a las ya mencionadas “viudas del chavismo”, alacranes incluidos.

Para el venezolano común un cambio de gobierno traerá esperanza de recuperación económica, retorno de migrantes y mejoras en el acceso a alimentos, medicinas y servicios básicos. Sin embargo, la transición será lenta, y los beneficios inmediatos serán limitados.

Porque la crisis económica, con inflación, escasez y migración persistente, no cambiará de un momento para otro; pero la calidad de vida tenderá a mejorar… Habrá una verdadera luz en el horizonte, porque ya no habrá más túnel… Se acabarían la represión y censura, y la vida cotidiana sería menos precaria; y los riesgos para la seguridad personal tenderían a disminuir. No será de un día para otro, pero sin dudas comenzaremos a mejorar rápidamente.

El título de este informe, “las negras también juegan”, alude a la posible reacción de la cúpula del chavismo mostrando estrategias ocultas o inesperadas que podrían emplear para mantenerse en el poder. Estas tácticas reflejan la astucia del régimen para sortear crisis históricas. La cúpula, enfrentada a una presión insostenible, podría negociar su salida para proteger sus intereses, o, también podrían intentar “jugar las negras” mediante maniobras como:

  • Divide y vencerás: ofrecer concesiones parciales (por ejemplo, liberar presos políticos) para desmovilizar a la oposición y ganar tiempo.
  • Falsas negociaciones: simular disposición a dialogar mientras refuerzan el control militar y económico.
  • Desestabilización interna: infiltrar protestas con agentes provocadores para justificar una represión más severa.
  • Intensificar la censura (por ejemplo, suspensión de X y WhatsApp): y usar propaganda para deslegitimar a la oposición.
  • Represión selectiva: detener líderes de base y sindicalistas para desarticular la movilización.
  • Crear incidentes (por ejemplo, ataques falsos atribuidos a la oposición): para justificar una escalada militar.
  • Intentar implementar cambios legales: para perpetuar el poder, siguiendo el modelo de Nicaragua.
  • Permitir que algunos líderes chavistas huyan con recursos: sejando a Maduro como figura de resistencia.

El escenario más probable en el corto plazo es el optimista solo si EE UU mantiene la firmeza de desmontar la estructura criminal que nos gobierna, y si la oposición mantiene la cohesión y presiona a las Fuerzas Armadas. Si eso no resultara de esa forma, y “el lobo” una vez más no apareciera, entonces deberíamos revisar las premisas, las cuales, tal como les decía, no están todas en nuestras manos.

De una u otra forma, el venezolano común debe prepararse para una crisis prolongada, participando en protestas pacíficas, documentando abusos y organizándose comunitariamente, sin perder de vista los altos riesgos políticos (autoritarismo), sociales (violencia, migración) y económicos (colapso) que seguirán presentes.

Solo la combinación simultanea de la presión interna y externa podría forzar una negociación si el gobierno electo y la comunidad internacional actúan estratégicamente. La cúpula chavista, con sus “negras”, seguirá buscando maneras de perpetuarse, lo que requiere una oposición vigilante y preparada para contrarrestar sus tácticas.

Recomendaciones

Para el gobierno chavista (de salida): crear un canal seguro y anónimo para que funcionarios de bajo y medio rango entreguen información sobre corrupción y narcotráfico a cambio de inmunidad limitada, reduciendo la resistencia interna y facilitando una transición negociada. Negociar con aliados como Rusia y China para proteger activos personales en el exterior a cambio de aceptar un cronograma de transición, minimizando pérdidas económicas para la cúpula.

Para el gobierno electo (liderado por Machado y González): crear equipos de diálogo local –micro diplomacia comunitaria- con líderes barriales y simpatizantes chavistas para construir confianza en un gobierno de transición, usando redes sociales descentralizadas para evitar censura. Establecer un programa piloto con ONGs internacionales para dar apoyo financiero a los más necesitados durante la transición. Buscar financiar el retorno de migrantes cualificados, enfocándose en sectores clave como salud y educación, para mostrar resultados inmediatos.

Para la dirigencia empresarial (cooptada por el chavismo): crear un registro independiente con auditorías internacionales para que empresarios demuestren desvinculación de contratos corruptos, recuperando credibilidad para acceder a financiamiento global. Redirigir parte de sus recursos a financiar cooperativas comunitarias en sectores como agricultura y tecnología, ganando apoyo popular y mitigando riesgos de represalias sociales. Limpiar el daño reputacional para poder establecer alianzas con empresas tecnológicas emergentes de la región (por ejemplo, Colombia, Chile) para diversificar inversiones y reducir dependencia de contratos estatales, proyectando una imagen de modernización.