

“Si cambias tu pensamiento cambias tus emocione.
Si cambias tus emociones cambias tu actitud.
Si cambias tu actitud cambias tu vida.
Si cambias tu vida cambias tu destino”
Stephen Crane
No es mi intención con este escrito convencerlos de nada, pues presumo que cada quien debe llegar a su verdad por sus propios caminos. Yo solo quiero compartir con ustedes la conclusión a la que he llegado, mientras observo y vivo la grave crisis socioeconómica que estamos sufriendo.
Además, debo informarles que la conmemoración de los 198 de la Batalla de Carabobo es la razón por la que eché a un lado mi repliegue voluntario, para comentarles lo siguiente: paradójicamente, la crisis que estamos soportando debería servirnos para que todos comencemos a cambiar nuestra manera de pensar.
Indudablemente, este cambio constituye una tarea difícil por la dureza de nuestro inconsciente colectivo, pero es posible; tanto más, cuanto que todos sabemos: ¿Por qué cambiar, ¿qué cambiar y cómo hacerlo? Obviamente, si yo cambio, tu cambias, el cambia y todos cambiamos, entonces Venezuela también cambiará. Eso es una verdad de Perogrullo. Y el día que ello ocurra, nuestro país se convertirá en la nación más desarrollada de la América latina: sin deuda externa, con la mejor educación, con los mejores servicios públicos, con la mejor salud, con niveles de pobreza en franca decadencia y oportunidades ciertas de un mejor futuro por cuanto la educación eficiente, el cambio en la manera de pensar, el trabajo creador y el crecimiento económico sostenido le proporcionará un destino útil y placentero a cada venezolano; pues dejando atrás el desorden y el mesianismo, comenzaríamos a observar con entusiasmo como el barrendero municipal va dejando bien limpia la calle que le fue asignada, el médico haciendo buenos diagnósticos, el maestro sembrando de luz el pensamiento de los muchachos, el empresario produciendo a marcha forzada y siendo justo con sus trabajadores, el sacerdote transformando espiritualmente al pueblo, el gobierno administrando los dineros de la nación con pulcritud y eficiencia, el militar dedicado exclusivamente a la inconmensurable tarea de garantizarnos nuestra independencia, soberanía, integridad territorial de la Republica y el fiel cumplimiento de la constitución y las leyes, el deportista sirviendo de referente moral y el artista percibiendo los problemas del pueblo para luego representarlos con coraje actoral. Y finalmente, el pueblo respetando y obedeciendo las leyes.
En este sentido y según mi modo de percibir las cosas, cuando aceptemos con valentía que debemos cambiar de manera de pensar, entonces todo cambiará. En consecuencia, decidámonos. Si seguimos en la dirección que vamos, la Venezuela que le dejaremos a los chamos no será una perita en dulce. Por ello, es obligante modificar nuestra manera de pensar para poder progresar y tener moral ante las nuevas generaciones de venezolanos que vienen atropellando.
Para concluir, la clave está en cambiar; pues, el cambio es lo único verdaderanebtre estable en este mundo.
Villa de Cura, lunes 24 de junio de 2019.