Pocos analistas militares creen que el presidente Donald Trump ordenará una invasión militar a Venezuela para derrocar al dictador Nicolás Maduro. Sin embargo, cada vez más expertos creen que podría haber un ataque aéreo de Estados Unidos a una pista de aterrizaje militar o un laboratorio de drogas en Venezuela.
Tras el ataque estadounidense del 2 de septiembre contra una supuesta lancha de narcotraficantes en aguas internacionales cerca de las costas de Venezuela, el gobierno de Trump ha aumentado los ejercicios militares de Estados Unidos cerca de Venezuela.
Los marines de Estados Unidos están practicando maniobras anfibias en Puerto Rico, y unidades de operaciones especiales de la Fuerza Aérea están haciendo ejercicios de toma de control de aeropuertos en la isla de St. Croix, según informaron funcionarios estadounidenses. “No se equivoquen, lo que están haciendo ahora mismo no es entrenamiento”, declaró el secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, en redes sociales durante una sorpresiva visita a Puerto Rico el lunes 8 de septiembre. “Este es un ejercicio real en nombre del interés nacional vital de Estados Unidos”. Además de una fuerza naval de al menos siete buques de guerra estadounidenses, un submarino y 4,000 soldados recientemente enviados a las aguas internacionales cerca de Venezuela, el gobierno de Trump está enviando 10 aviones de combate F-35 a Puerto Rico para operaciones contra los cárteles de la droga, según informó la agencia Associated Press.
Trump dice estar librando una guerra contra los cárteles de la droga venezolanos y ha descrito a Maduro como un líder “narcoterrorista”. El mes pasado, aumentó a $50 millones su recompensa por información que conduzca al arresto de Maduro. Sin embargo, los escépticos argumentan que las amenazas de Trump contra Venezuela son poco más que teatro político para apaciguar a sus partidarios venezolanoamericanos y cubanoamericanos en el sur de la Florida.
Muchos votantes venezolanos y cubanos de Trump resienten las recientes órdenes de deportación contra unos 600,000 venezolanos que hasta ahora disfrutaban de residencia legal temporal bajo el Estatus de Protección Temporal (TPS). Asimismo, a muchos exiliados venezolanos les cayó mal la decisión de Trump de renovar la licencia de Chevron para operar en Venezuela.
Entonces, ¿qué va a pasar ahora? A pesar de la reciente declaración de la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, de que Maduro no es el presidente legítimo de Venezuela, la mayoría de los analistas militares coinciden en que una invasión terrestre para derrocar al régimen es improbable. Frank Mora, un exfuncionario de alto rango del Pentágono a cargo de Latinoamérica, me dijo que para invadir un país del tamaño de Venezuela y mantener el orden después de una intervención militar “se necesitarían entre 200,000 y 250,000 soldados”.
Evan Ellis, profesor de la Escuela de Guerra del Ejército de EEUU y exfuncionario de la administración Trump, me dijo que solo ve un 30% de probabilidades de una invasión terrestre. Sin embargo, señaló que hay mayores posibilidades de una operación relámpago para capturar a Maduro o, más probablemente, un ataque aéreo contra un objetivo venezolano, similar al reciente ataque estadounidense a la planta nuclear en Irán.
Quienes apoyan un ataque estadounidense dicen que Trump tendría una sólida base legal si decide atacar Venezuela. Argumentan que el gobierno estadounidense ha estado acusando al régimen venezolano de narcotráfico desde al menos 2005, mucho antes del primer mandato de Trump. De hecho, el expresidente George W. Bush ya había declarado en 2005 que Venezuela no estaba cooperando en la guerra contra las drogas. En 2009, la Oficina de Responsabilidad Gubernamental (GAO) concluyó que Venezuela se había convertido en “una importante ruta de tránsito para la cocaína”.
Todo esto me lleva a sospechar que pronto podríamos ver un ataque aéreo estadounidense contra Venezuela. Pero Trump debería hacer más énfasis en la necesidad de una presión internacional restaurar la democracia en Venezuela. En lugar de actuar solo y arriesgarse a convertir a Maduro en una víctima, en lugar del brutal dictador que es, Trump debería tratar que Maduro reconozca su derrota electoral de 2024 y deje el poder. Eso haría mucho más sentido, y sería más eficaz, que un ataque aéreo que haría mucho ruido, pero pasaría al olvido al poco rato.
https://www.elnuevoherald.com/opinion-es/opin-col-blogs/andres-oppenheimer-