
La historiadora, escritora y columnista de renombre internacional Anne Applebaum explica en entrevista con DW la relación entre Trump y Putin y cuáles son los objetivos finales del presidente ruso en Ucrania.
Deutsche Welle: ¿Por qué el presidente estadounidense, Donald Trump, es tan paciente con Vladimir Putin? Lo conoce desde hace mucho tiempo. ¿Por qué cree que es tan amable con el presidente ruso?
Anne Applebaum: Durante la primera presidencia de Donald Trump , se llevó a cabo una importante investigación sobre las fuentes de la influencia rusa en su campaña. Se demostró que hubo influencia, pero nunca se pudo probar que hubiera una implicación criminal.
Sabemos que Trump ha tenido nexos con Rusia durante más de 30 años. Ha recibido inversiones rusas en sus negocios. Y esto no es una teoría conspirativa, todo está documentado. Lo dice en sus libros de hace más de una década.
Desde que está en el poder, Trump se deja impresionar mucho por personas que operan sin controles ni contrapesos, sin restricciones, sin tribunales, sin periodistas. Admira ese tipo de poder. Diría que tiene una disposición positiva hacia los rusos y que personalmente le impresiona Putin. No sé, obviamente, cómo son sus interacciones personales, pero Putin es un oficial entrenado del servicio de inteligencia KGB. Sabría cómo encontrar las debilidades de alguien y sabría cómo manipular a alguien y persuadirlo de que es su amigo. Sin duda, Trump cree que Putin es su amigo, y lo ha dicho, ha utilizado esa palabra.
¿Cuáles son los objetivos finales de Putin en Ucrania? ¿Cuál es su estrategia?
Putin tiene sin duda una estrategia y tres objetivos. Estos se solapan un poco. El primero es un objetivo imperial. Le gustaría resucitar el Imperio ruso, con él mismo como líder. Y ese será su papel en la historia. Y para ello, le gustaría ver a Ucrania con un gobierno títere o como parte integrante de Rusia, le gustaría borrar la "ucranianidad". Quiere que Ucrania deje de existir como nación y que, de una forma u otra, se incorpore de nuevo al Imperio ruso. Su objetivo original, como sabemos, era conquistar Kiev en tres días y tomar el resto del país en seis semanas, ese era el plan. Ese proyecto ha fracasado. Ahora estamos en el plan B, que consiste en socavar y destruir el país tanto como sea posible. Ese es su principal objetivo.
Su segundo objetivo es destruir el conjunto de ideas que impulsaron la revolución ucraniana de 2014. Esto fue a raíz de las manifestaciones del Maidán de ese año, gente que ondeaba banderas de la Unión Europea y portaba consignas contra la corrupción y pedía el fin de un presidente autocrático que estaba conduciendo Ucrania hacia Rusia.
Cuando esa revolución triunfó, es decir, cuando el presidente Yanukovich [Viktor Yanukovich fue presidente de Ucrania entre 2010 y 2014] huyó del país, esto supuso para Putin una especie de señal de alarma, porque, por supuesto, este es el tipo de revolución que más teme. Ya sabes, el tipo de revolución que casi se produjo en 2010 o 2011 en Rusia.
El lenguaje de la lucha contra la corrupción es el que utilizó Alexei Navalny. Este lenguaje -no solo el de la democracia, sino también el del Estado de derecho, la transparencia, la rendición de cuentas y la lucha contra la corrupción- es el que más le perjudica y le resulta más peligroso. La necesidad de destruir Ucrania también tiene que ver, en parte, con destruir ese lenguaje y el atractivo que tiene en Rusia. Es una especie de guerra de ideas.
El tercer elemento es global. Me refiero a que Putin tiene una estrategia geopolítica, y su estrategia consiste en socavar el derecho internacional y las normas mundiales establecidas tras la Segunda Guerra Mundial.
¿Realmente quiere acabar con las normas establecidas tras la Segunda Guerra Mundial?
Es un poco ambiguo, pero habla del mundo multipolar en el que quiere vivir. Se refiere a un mundo en el que el poder hace la ley y en el que los países fuertes pueden invadir a los más débiles, y los países grandes pueden dominar a los más pequeños.
Y ese es el mundo en el que le gustaría vivir. No uno en el que estas reglas, la ONU, los Estados Unidos y otras cosas se interpongan en su camino. Creo que estos son sus objetivos: personales, políticos, pero también globales.
¿Qué es lo que, en su opinión, Occidente no entiende sobre la Rusia de Putin y la forma en que se gobierna?
Occidente no entiende el extremismo del putinismo. Sigue creyendo que hay un acuerdo que alcanzar, que Putin dejará de luchar si le damos Crimea a Rusia. Y no creo que entiendan que sus objetivos son mucho más amplios y ambiciosos, que esos objetivos implican la destrucción de la alianza transatlántica y tal vez incluso de la Unión Europea.
No han entendido que, antes de que la guerra llegue a su fin, Putin tendrá que perderla o, al menos, tendrá que convencerse de que no puede ganarla. El camino hacia la paz pasa por convencer a Putin de que no ganará la guerra, de que es inútil.
Ahora mismo, lo único que veo es que, si realmente se quiere la paz, hay que armar a Ucrania y defenderla hasta que Putin se dé cuenta de que la guerra ha terminado. Eso es lo primordial, que los occidentales no han entendido.
¿Y qué es lo que Putin no entiende de Occidente?
Desde el principio, ha subestimado a los ucranianos. Sabe muy poco sobre la Ucrania moderna. No entendió que el Gobierno ucraniano es un Gobierno auténticamente elegido, que cuenta con apoyo, y que la identidad nacional ucraniana es real. Y que los ucranianos lucharán todo lo que puedan. Eso incluye librar una guerra de guerrillas si Kiev cayera.
Realmente subestimó la capacidad y la voluntad de Europa y Estados Unidos para ayudar a Ucrania. Y ha subestimado el poder de las ideas. No se trata solo de democracia, sino también de unidad e integridad, que motivan al menos a una parte de Occidente y a los líderes occidentales. Los ha subestimado constantemente y se ha equivocado una y otra vez.
23 de julio 2025
https://www.dw.com/es/anne-applebaum-occidente-no-entiende-el-extremismo-del-putinismo/a-73385582