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Hiroshima

ONU
Tiempo de lectura: 3 min.

Un 6 de agosto del año 1945 tuvo lugar el primer lanzamiento de una bomba atómica. Lo llevó a cabo Estados Unidos y el blanco fue Hiroshima, ciudad japonesa. 

Desde entonces, se han fabricado decenas de miles de cabezas nucleares, en su gran mayoría en manos de tan solo nueve países. Afirman los expertos que el uso de solo una parte de ese arsenal supondría la destrucción del Planeta Azul.

La ONU

Apenas mes y medio después de este evento, fue creada la Organización de Naciones Unidas (ONU), con el fin de organizar un mundo que se tornaba cada vez más peligroso. Nadie describió mejor su necesidad que el diplomático sueco Dag Hammarskjöld, quien señalo que la nueva institución “no era para llegar al cielo, sino para salvarnos del infierno”.

Sin duda su desempeño ha sido muy relevante, porque además creo otras instituciones (OMS, UNESCO, FAO…), cuya contribución en el campo de la salud, la educación, al cambio climático y otras áreas, ha sido muy significativo. Sin embargo, la institución ya no alcanza para lidiar con la época actual, dibujada por conflictos, tales como la pobreza, la desigualdad, la desinformación, el deterioro ambiental, las migraciones, así como guerras de variada índole en diversos lugares. Con respecto a estas últimas, resulta imposible no pensar en su debilidad para detener los ataques israelíes sobre Gaza y, por citar apenas otro caso, su poca influencia en la pugna causada por la invasión de Rusia en Ucrania. Ambos casos, así como la megalomanía de Donal Trump, ejemplifican el enorme déficit respecto a la gobernanza universal.

Un Reactor en la Luna

Por desgracia, la amenaza de una guerra mundial reaparece. Cada vez más naciones se han incorporado al club atómico y los países más grandes parecieran tener su barajita nuclear bajo la manga. Trump, Putin y Xi Ping ni siquiera lo disimulan. Recientemente, por cierto, el Estados Unidos pondrá un reactor en la luna.

A esa lista a la que me referí, habría que añadir los complejos dilemas y la incertidumbre que se desprenden del surgimiento de un conjunto de tecnologías disruptivas, capaces de transformar radicalmente todos los escenarios, particularmente a través de la inteligencia artificial y las biotecnologías.

La Aldea Global se encuentra, así pues, bordada por la desconfianza entre unos y otros y la convivencia no figura ni siquiera como aspiración. Se encuentra partida en pedazos de distintos tamaños, bajo la creencia de que las rayas dibujadas en los mapas, los hace ajenos, a pesar de que el planeta manda señales de peligro cada vez más claras, con visos de ultimátum.

“No hay mejor prueba del progreso de la civilización que el progreso del poder de la cooperación”, escribió John Stuart Mill mucho antes de que el mundo fuera el que es hoy en día.

Cambiar o cambiar, esa es la cuestión

En este contexto, Antonio Gutierrez, secretario general de la ONU, ya ha propuesto una transformación a fondo de la institución que incluye un cambio en la concepción de los derechos humanos, así como en su Consejo de Seguridad, instancia que, gracias a su capacidad de veto, ha concentrado el gobierno del mundo en cinco países.

HARINA DE OTRO COSTAL

(Elías: El Tiburón Mayor)

Difícil agregar alguna virtud más a Elías Santana. Las redes sociales, la radio y la prensa han mostrado lo que fue su vida, marcada por la dedicación a la organización vecinal, a la comunicación al servicio de la gente y a la construcción de la sociedad civil. Fuimos muchos los que supimos de su trayectoria de primera mano

Lo conocí durante muchos años, más de veinte, seguramente. Privó en nuestra amistad el hecho de que ambos fuéramos feligreses de Los Tiburones de La Guaira. Murió el lunes pasado y, cumpliendo lo que seguramente habría sido su deseo, reposó en la urna con la camiseta y la gorra del equipo. 

Sus amigos y familiares sentimos profundamente que la funeraria no permitiera que lo despidiéramos con los tambores de la emblemática samba guaireña.

Jueves 9 de agosto de 2025