Pasar al contenido principal

El arte de la fragmentación interna

integración
Tiempo de lectura: 3 min.

“Vencer sin combatir es la cúspide de la excelencia.”

— Sun Tzu, El arte de la guerra

El régimen de Nicolás Maduro no enfrenta hoy una amenaza frontal. En apariencia, su control sobre las instituciones, las armas y la narrativa oficial permanece intacto. Sin embargo, como advierte Sun Tzu, “cuando los enemigos están unidos, divídelos”. Venezuela vive una guerra silenciosa, donde la fragmentación interna erosiona las bases del poder cabellomadurista más eficazmente que cualquier ofensiva armada.

Estados Unidos y sus aliados no han optado por la confrontación directa, sino por una estrategia de cerco, presión asimétrica y estímulo de contradicciones internas. En este contexto, las recientes purgas dentro del chavismo —como la detención del general retirado Ghimi José Santini Reyes, figura histórica del 4F— revelan una vulnerabilidad estructural: el enemigo ya no es solo externo; ahora, el enemigo está en casa.

No muevas cuando puedas contener

El maestro de la guerra chino enseña: “Cuando estés en posición defensiva, no respondas al enemigo, haz que se desgaste intentando adivinar tus intenciones.” Nicolás Maduro aplicó esta máxima el 5 de julio de 2025, al no renovar el alto mando militar. Lejos de un gesto de estabilidad, fue una jugada de contención: impedir que figuras aliadas a Diosdado Cabello ascendieran en la cadena de mando.

La permanencia de Vladimir Padrino López y Domingo Antonio Hernández Lárez en la cúpula militar —al mando del Ministerio de la Defensa y el CEOFANB desde 2014 y 2021— paraliza por completo la dinámica interna de la FANB. El Ministerio y el Comando Estratégico Operacional se solidifican en un muro infranqueable, bloqueando cualquier relevo de poder y extendiendo indefinidamente la autoridad de ambos generales. Al congelar el tablero, Maduro no solo impide toda renovación: al dejar de moverse, cede terreno a sus adversarios. En la inacción, figuras como Diosdado Cabello y cuadros del 4F comienzan a operar entre bastidores para sustituirlo, aprovechando los márgenes y tensando aún más el equilibrio de poder dentro del régimen.

Alimentar la paranoia: estrategia del desgaste moral

El arresto reciente del general Santini no busca castigar un delito consumado, sino proyectar una amenaza latente. Según reportes, el general no conspiraba para entregar el poder a las fuerzas democráticas, sino para devolver al cabellomadurismo a sus raíces originales. Esta intención bastó para activar a la contrainteligencia militar (DGCIM), generar escarmiento interno y fracturar aún más el frente revolucionario.

El maestro Sun Tzu dijo: “Si tu enemigo es colérico, intenta irritarlo. Si está unido, siembra la división”. El régimen ha hecho ambas cosas. El precio es alto: ya no puede confiar ni en sus antiguos compañeros de armas del 4F. Maduro sobrevive, pero rodeado de sospechosos.

La presión exterior como espada invisible

En paralelo, actores externos —particularmente Estados Unidos— han entendido que el verdadero cerco es psicológico y jurídico. No se trata de derrocar, sino de hacer inviable la continuidad del régimen. La amenaza de sanciones, la posibilidad de imputaciones en cortes estadounidenses y la inclusión de Venezuela en listas negras internacionales crean una atmósfera de asfixia sin disparar una bala.

“Aquel que excita a su enemigo sin combatir, controla el ritmo de la guerra”, escribió el filósofo militar chino. La guerra de hoy se libra en despachos judiciales, en silencios diplomáticos y en la opinión pública global. Venezuela es un campo de batalla sin tanques, pero con fiscales, tribunales y alianzas estratégicas.

Hacia el punto de ruptura: ¿cuándo intervenir?

Todo general sabio conoce el principio del tiempo oportuno. Presionar demasiado temprano puede unir a los enemigos. Esperar demasiado, puede permitir su reconfiguración. El año 2025 plantea un dilema operativo: el régimen está cada vez más aislado internacionalmente, debilitado económicamente y políticamente fracturado. Pero aún posee resortes de violencia, redes criminales y control mediático.

Aquí, Sun Tzu ofrece una guía: “Cuando veas una brecha, lánzate con rapidez como un rayo; cuando no, permanece inmóvil como una montaña”. La brecha podría abrirse si:

  • El general Padrino sale del ministerio por razones de salud.
  • Cabello se impone con fuerza y rompe el delicado equilibrio.
  • Una jugada externa quirúrgica, como la extracción judicial o política de figuras clave
  • La oposición logra una acción coordinada que deslegitime aún más al régimen (por ejemplo, una Operación Guacamaya 2.0 con respaldo popular e internacional).

Conclusión: El arte de hacer caer sin empujar

La experiencia venezolana confirma una lección fundamental del pensamiento estratégico asiático: no es necesario destruir al enemigo para vencerlo. Basta con hacerle perder el equilibrio, cercar sus opciones, y dejar que la descomposición actúe desde dentro. En palabras del general  Sun Tzu: “Cuando el enemigo se destruye a sí mismo, tu victoria es completa y duradera.”

Para los estrategas militares, diplomáticos y judiciales de Estados Unidos, el teatro venezolano ofrece no solo una amenaza hemisférica, sino también una oportunidad de validar doctrinas de presión indirecta, guerra híbrida y realineamiento regional sin intervención convencional.

https://lapatilla.com/2025/07/18/antonio-de-la-cruz-el-arte-de-la-fragmentacion-interna/