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Análisis de entorno | La “exfiltración” de María Corina Machado le pone un límite al chavismo que ya no gobierna, sino que sobrevive

Tiempo de lectura: 13 min.

El entorno de esta semana no admite dudas: el cambio en Venezuela ya no es un deseo, es un proceso en marcha, avanzado y prácticamente irreversible. El chavismo está acorralado como nunca antes, con sanciones que ya no son cosméticas o comunicacionales, sino que son estructurales; aislamiento diplomático que se vuelve asfixia, y una legitimidad interna que se desangra día tras día.

Lo que queda del chavismo en el “poder” ya no gobierna; sobrevive. Y sobrevive mal. En ese tablero, la “exfiltración” de María Corina Machado no es derrota ni huida, sino que es el movimiento más audaz y estratégico que se ha visto en décadas, y, cuya épica, terminó arrasando con cualquier dialéctica manejada por las izquierdas latinoamericanas y europeas… Porque en Venezuela, ya no queda izquierda, sino saqueo en un ambiente de sálvese quien pueda.

Es el reposicionamiento de la reina hacia el flanco donde la partida se gana o se pierde definitivamente. Quien lo lea como exilio se equivoca de plano; quien lo entienda como acto de liderazgo puro acertará de lleno.

Machado no se fue: se colocó exactamente donde tenía que estar para dirigir la fase final desde una posición de fuerza moral y operativa que el régimen ya no puede tocar. E inclusive, su llegada tardía a Oslo y las peripecias en alta mar, construyeron una épica inesperada, adicional a la que ya tiene bien ganada.

Porque ahora el eje moral y político del país está claramente definido: María Corina representa al 90 % que exige transición ordenada y sin revancha; el otro 10 % se aferra a un poder que cada día cuesta más caro en sangre, dólares y vergüenza internacional.

El control real del chavismo ya no lo tiene Maduro desde el mismo 28J24 cuando quiso reconocer a Edmundo como ganador y no lo dejaron. El verdadero jefe, desde entonces, es Diosdado Cabello, como el verdadero núcleo de resistencia; Maduro hace rato que dejó de ser el problema, habiéndose convertido en el “prisionero VIP”, y la cara visible a la que le caerá todo el peso del castigo. Es el síntoma que muestra que la infección existe y es muy grande.

La organización interna de la oposición sigue viva y disciplinada, siguiendo el liderazgo de María Corina e impulsando la toma de posesión de Edmundo González Urrutia como presidente electo; operando bajo las nuevas y duras condiciones que impone la CBBI omnipresente. La CBBI en Venezuela son los Comités Bolivarianos de Base Integral, una nueva estructura organizativa del Poder Popular juramentada en noviembre de 2025, que busca fortalecer la organización comunitaria, la defensa integral del territorio y apoyar la consolidación de Comunas y Consejos Comunales, bajo el liderazgo del gobierno y el PSUV; como una instancia inferior de los más grandes Comandos Comunitarios Bolivarianos Integrales (CCBI). 

Los planes legales para la justicia anticipada contra esos dirigentes y su red ya están listos y en manos correctas. El retorno de María Corina no será un gesto simbólico ni un sacrificio: será bajo las únicas condiciones que garantizan victoria y no martirio. La solidaridad internacional ya no es solo la de Washington; se está construyendo desde toda América Latina, porque esta lucha dejó de ser venezolana para convertirse en continental.

Claro, salvedad hecha del jefe y fundador del Foro de Sao Paulo Lula Dasilva, del otro jefe narco el ex M-19 Gustavo Petro, y, desde México, en un gobierno cooptado por el narco, Claudia Sheinbaum que presenta “éxitos” contra el narco; pero, por dar solo un ejemplo, documentos filtrados revelan que uno de los mayores decomisos fue una farsa: no era heroína, era diésel. Los tres son parte del grupo que le ganan al chavismo, todos los días, “un día más”.

Es de imaginar que es para evitar que sea capturado como un “activo con mucha información” que los involucre a ellos, de la forma que el Pollo Carvajal ya involucró a Rodríguez Zapatero… Ahí, en esa lista casi seguramente deben estar, además, Sánchez, AMLO, Lugo, Evo, Arce, Lula, Dilma, Néstor y Cristina, Petro, Juan González, Rafael Correa y Pepe Mujica. Así como otros europeos que dejaron tan mal a la izquierda en su reputación.

Es que claro… la izquierda estaba “diseñada” para ser oposición y contra peso de los gobiernos capitalistas que son los que construyeron el mundo de progreso que tenemos hoy. Pero desde que comenzaron a ganar gobiernos, y se dieron cuenta que no podrían terminarlos bien sin hacer trampa; porque gastaban más de lo que les ingresaban y lo gastaban mal y lo robaban o usaban para soborno… Y para eso entraron en las drogas, la trata y el lavado… en fin… un verdadero desastre.

Y el tiempo, como siempre, es el árbitro implacable: la “exfiltración” de María Corina abre una ventana crítica de presión máxima (bloqueos, designaciones terroristas, Nobel incluido). En ese lapso, habrá que estar atentos al chavismo que está en colapso terminal, para intentar frustrar toda represalia efectiva contra la estructura interna; y hay que preparar la entrada triunfal de Machado bajo condiciones que nadie pueda revertir.

Si se logra, la transición será inevitable. Pero si se desperdicia, ese momentum se agotará y el chavismo podrá seguir intentando su recomposición bajo el mando real de Cabello, siempre en el esquema de “un día más” todos los días. El tablero está en la mitad del juego, las piezas mayores ya se movieron y no hay marcha atrás. Los próximos días, o semanas decidirán cuando Venezuela entra al siglo XXI.

El Análisis de Entorno de esta semana confirma que el cambio político en Venezuela ya dejó de ser una aspiración para convertirse en un proceso en fase avanzada y difícilmente reversible, con un chavismo acorralado por sanciones estructurales, aislamiento internacional y una pérdida casi total de legitimidad interna.

Al mismo tiempo, la figura de María Corina Machado se consolida como eje moral y político del 90% del país que exige transición, mientras el 10% restante se aferra a un poder cada vez más costoso de sostener. Porque en realidad se trata de un enfrentamiento espiritual de la lucha de las fuerzas del Bien, contra las fuerzas del mal, representadas por este grupo que trafica drogas, oro, personas y petróleo; y que captura, desaparece, tortura y mata gente por pensar diferente, y que roba y destruye bienes públicos e infraestructura; sumado a la destrucción moral y de autoestima del pueblo, además de haber impulsado la emigración de 9 millones de venezolanos, entre los cuales, para colmo, infiltró a los monstruos del tren de Aragua.

Entorno internacional y bloqueo

El bloqueo total de Estados Unidos sobre Venezuela y la designación del Cartel de los Soles como organización terrorista no responden a peticiones de María Corina, sino a la necesidad unilateral de Washington de contener lo que ellos definieron en 2014 con una orden ejecutiva de Obama, renovada año tras año por cada presidente norteamericano, como una “amenaza inusual y extraordinaria” derivada de la presencia en territorio venezolano de redes como Hezbollah, la Guardia Revolucionaria iraní, ELN, FARC residuales, el Tren de Aragua y, entre otros no nombrados, la estructura narco-terrorista del Cartel de los Soles.

Esta combinación convierte al chavismo que está gobernando de facto, en un nodo de riesgo transnacional que los Estados Unidos y aliados ya tratan como problema de seguridad propia, no como un simple diferendo político con Caracas… pobre Caracas y pobre Venezuela en manos de esta gente. ​

En este contexto, cualquier escenario de acción militar o presión coercitiva adicional se entiende como respuesta a ese entramado criminal y terrorista, no como instrumento de una agenda personal de la oposición. Para Venezuela, esto significa que el costo internacional de sostener al chavismo en su versión Maduro–Cabello aumenta día a día, mientras la ventana para una salida ordenada se estrecha cada día más. ​

Correlación interna de fuerzas

A nivel interno, el proceso de cambio ha madurado silenciosamente hasta configurar una mayoría social estimada en 80–90% a favor de la transformación democrática que encarna María Corina, incluso tras su “exfiltración” y la reorganización del liderazgo desde el exterior. El sistema de control territorial mediante CBBI y estructuras represivas solo logra administrar el miedo, pero no reconstruye adhesión ni legitimidad real.

Si no que les pregunten​ a las decenas de puntos de control militar en la carretera, durante las 5 horas y 25 minutos que usualmente se toma para recorrer los 406 kilómetros entre Caracas y Cumarebo, Estado Falcón, punto en el cual, dice una de las versiones, se “montó en un peñero”.

Ese desequilibrio entre una base social masiva motivada por el cambio, y una élite minoritaria aferrada al poder, explica la escalada represiva y comunicacional del 10% restante que sigue defendiendo a este sistema salvaje de muerte y empobrecimiento.

La represión física y emocional, junto con la fabricación de matrices de opinión destinadas a justificar que el chavismo se quede “un día más”, son expresiones del cálculo de supervivencia de quienes saben que cada jornada adicional en el poder es un día menos para enfrentar responsabilidades judiciales y políticas.​ Y allí se incluyen comentaristas de política y economía, encuestadores, empresarios, funcionarios públicos y militares, así como políticos alacranes quienes, con la “excusa” de la defensa de la soberanía, ignoran, a propósito, que fueron ellos mismos los que se la entregaron a Cuba, Irán, Rusia y los grupos terrorista mencionados más arriba… la soberanía ya está perdida… Lo que se espera que hagan los países aliados es ayudar a restaurarla.

No como Libia e Irak como ellos pregonan (siendo que hoy Venezuela se parece más a Haití que a Guatemala, último referente de comparación de PBI y está peor que Irak o Libia), sino como Alemania, Japón, Corea y Singapur, que son sociedades icónicas que se desarrollaron desde los escombros, y hoy son potencias mundiales. Eso es lo que se espera: Recuperar la soberanía para poder lanzarnos al futuro exitoso que nos merecemos y podemos lograr.

La naturaleza del gobierno de facto

La información disponible confirma que Diosdado Cabello concentra el poder real sobre las fuerzas armadas, los servicios de inteligencia, las estructuras criminales y la red mediática orgánica, mientras Maduro opera como fachada institucional y sostiene algún peso limitado sobre lo institucional y económico, siempre bajo la mirada atenta del auto nombrado ministro del interior.

Esta configuración obliga a entender al chavismo en el poder más como coalición narcoterrorista-militar-paraestatal que como un gobierno convencional, con Cabello como operador central del Cartel de los Soles y articulador de los CBBI y los colectivos. ​ Ah… y en cuanto a la vocería y las relaciones internacionales, Maduro es percibido como el vocero del pensamiento de Diosdado. Como se entenderá, estos cuadros de situación que uno va presentando en los análisis, solo pueden construirse basados en fuentes abiertas, ya sean oficiales u oficiosas, e información privilegiada de alta credibilidad.

En ese marco, la persecución contra colaboradores internos, la intensificación de la vigilancia comunitaria y la criminalización del liderazgo democrático no son signos de fortaleza, sino reflejos de un sistema que necesita elevar el costo del disenso porque ha perdido la capacidad de integrar y persuadir.

La creciente dependencia del chavismo de su dimensión criminal y represiva acelera su incompatibilidad con cualquier normalización internacional de mediano plazo. ​

Inminencia del cambio

La “exfiltración” de María Corina no debe leerse como retirada, sino como reposicionamiento estratégico que permite preservar el liderazgo de la transición en un momento de máxima vulnerabilidad del chavismo por bloqueo, aislamiento y fracturas internas latentes.

El premio Nobel de la Paz y la articulación de alianzas regionales y globales refuerzan la percepción de inevitabilidad del cambio y elevan el costo de cualquier intento de eliminación física del liderazgo democrático. ​

Al interior, la transición avanza bajo lógica de acumulación silenciosa, a través de redes clandestinas reorganizadas frente a los CBBI, mujeres y estructuras comunitarias como vectores de resistencia de baja exposición, y una ciudadanía que percibe que el tiempo político dejó de jugar a favor del chavismo.

La combinación de presión externa estructural y mayoría interna consolidada hace que la pregunta ya no sea si habrá transición, sino cómo se gestionará su ritmo y su nivel de orden o caos.

​Actualización de escenarios

Escenario optimista: salida negociada

Con la cada vez más baja probabilidad de ocurrencia, pudiera fortalecerse si se desagrega en un resultado de un ataque fuerte (no deseado y nunca pedido por María Corina) y una negociación posterior a la luz del daño infligido. Porque la combinación de bloqueo total, designación del Cartel de los Soles como organización terrorista y erosión interna hace que la cúpula termine entendiendo, antes o después, que el costo de permanecer se volvió mayor que el de negociar. La FANB comienza a marcar distancia, no por convicción democrática repentina, sino por instinto de preservación corporativa ante el riesgo de quedar asociada de forma irreversible a una estructura narco-terrorista.

Escenario “inocuo”: un día más, todos los días

Aquí el gobierno de facto intenta seguir administrando la supervivencia, aplazando decisiones de fondo y apostando a que el tiempo todavía puede jugar a su favor. Sin embargo, a diferencia de momentos anteriores, la inercia ya no depende solo de la voluntad de Maduro–Cabello, sino del punto en el que la combinación de sanciones, aislamiento y operaciones de seguridad de Estados Unidos haga insostenible el statu quo.​

El “un día más” se convierte en un cálculo de riesgo creciente: cada jornada añadida en el poder aumenta la exposición penal de la cúpula y endurece la respuesta internacional, mientras el país se hunde en deterioro institucional y económico. En este escenario, la transición no desaparece, solo se retrasa y llega con más daño acumulado y un margen de maniobra menor para todos los actores. ​

Escenario pesimista: extracción forzosa y desmantelamiento del cartel

El escenario pesimista –que no es el deseo de la oposición democrática- tiene una probabilidad muy alta de ocurrencia, y es la consecuencia de que el chavismo sigue manteniendo para EEUU su condición de “amenaza inusual y extraordinaria” al persistir en su rol de plataforma para redes terroristas y narcotráfico de Estado. Si la cúpula ignora todas las señales y se cierra a cualquier salida negociada, la opción que queda a los actores de seguridad internacional es el uso focalizado de la fuerza para neutralizar la cúpula y desarticular el Cartel de los Soles. ​

Lo anterior implicaría operaciones quirúrgicas sobre mandos claves, mayor involucramiento de actores externos y un período de inestabilidad significativa en el territorio hasta que una autoridad legítima logre ocupar el vacío. Desde la perspectiva de Venezuela, es el escenario más costoso en vidas, infraestructura y tejido social, y refuerza el mensaje de que el único espacio racional para la cúpula hoy está en el escenario optimista de salida pactada bajo un marco de justicia transicional, y no en prolongar el “un día más” hasta forzar una intervención por la fuerza.

Recomendaciones

  • Para el gobierno de facto (saliente):
    • Comprender que prolongar el status quo bajo mando de Cabello y Maduro solo incrementa el riesgo personal y patrimonial de la cúpula, dada la naturaleza terrorista y narco-criminal ya reconocida internacionalmente del Cartel de los Soles ​
    • Explorar canales de salida que reduzcan el costo humano y faciliten acuerdos de justicia transicional para rangos medios y bajos, aceptando que los principales arquitectos del sistema no tendrán opción de impunidad plena​
  • Para el gobierno electo (entrante):
    • Mantener una narrativa clara de que la cooperación internacional, incluidas las medidas de bloqueo, es en respuesta a un régimen convertido en amenaza transnacional, no subordinación de la agenda venezolana​
    • Preparar desde ahora el dispositivo institucional de transición: gobierno provisional, seguridad en el territorio, justicia transicional diferenciada y tratamiento especial de las fuerzas armadas en un marco democrático​
  • Para empresarios no cooptados:
    • Preservar capital moral y operativo evitando asociación con esquemas del Cartel de los Soles y estructuras paraestatales, aun a costa de sacrificios de rentabilidad de corto plazo. ​ Cuidarse de ese “liderazgo” empresario que propone de todo para preservar al chavismo en el poder, aunque sea por “un día más”
    • Organizarse en torno a propuestas de reconstrucción productiva post-chavismo, articulando compromisos públicos de transparencia, competencia leal y reinstitucionalización económica
  • Para países aliados que apoyan la libertad de Venezuela:
    • Alinear sanciones y acciones de presión con un relato que enfatice la lucha contra redes terroristas y criminales, no contra el pueblo venezolano, reforzando ayudas humanitarias y apoyo a desplazados
    • Acompañar la transición con observación internacional, apoyo a la justicia de crímenes de lesa humanidad y respaldo técnico a la reconstrucción institucional, evitando vacíos que puedan ser ocupados por actores violentos o mafias residuales. ​

Cuando el 90% del país empuja la misma dirección y el 10% restante solo puede responder con terror y violencia, el resultado deja de ser incierto: la transición se vuelve inminente y la verdadera decisión pendiente es si la cúpula acepta una salida con algún grado de control o prefiere enfrentar el costo total del derrumbe.

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