Para los científicos sociales, «la anomia social es un concepto sociológico que describe un estado de ausencia o debilitamiento de normas, valores y reglas claras en una sociedad, lo que genera desorientación, falta de cohesión y puede llevar a comportamientos desviados o antisociales, como el aumento de la criminalidad o el suicidio, ya que los individuos no tienen guías efectivas para sus acciones. Introducido por Émile Durkheim, se manifiesta cuando la estructura social no logra regular adecuadamente a los individuos, o cuando coexisten múltiples normas contradictorias, como ocurre en crisis económicas o exclusión social».
La anomia social, término creado por el sociólogo francés Émile Durkheim a finales del siglo XIX, representa una ruptura de las normas, valores y expectativas sociales dentro de una sociedad. Se produce cuando las personas se sienten desconectadas o alienadas de las normas sociales, lo que genera sentimientos de desorientación, falta de rumbo e incluso confusión moral.
Las causas de la anomia, puede surgir debido a diversos factores, como los rápidos cambios sociales, las disparidades económicas y los cambios culturales. Por ejemplo, la globalización, los avances tecnológicos y los cambios demográficos pueden alterar las estructuras sociales tradicionales, generando una sensación de desorganización e incertidumbre entre las personas. Y sus efectos de la anomia, pueden ser profundos y afectar tanto a las personas como a las comunidades. A nivel individual, puede manifestarse como sentimientos de ansiedad, desilusión y crisis existencial. En casos extremos, puede contribuir al comportamiento antisocial, el abuso de sustancias y problemas de salud mental. A nivel social, la anomia puede provocar un aumento de la delincuencia, malestar social y la ruptura de la cohesión social.
Caso venezolano, la anomia social es un fenómeno que se manifiesta a diario en el estado anímico y en el comportamiento social del grupo afectado, los venezolanos. Es la respuesta a la desesperanza, ausencia de fe y a las desigualdades políticas, sociales y económicas; conectadas de manera directa a la corrupción, al nepotismo, a la injusticia. En otras palabras, la anomia social ha transfigurado el carácter social de los venezolanos y le ha origina modelos de conducta con ciertas complejidades que se producen en la ideología dominante y se imponen desde el gobierno central y sus instituciones.
Causas de la anomia social en Venezuela, no es un fenómeno aislado, sino el resultado de una convergencia de factores complejos y prolongados: Crisis económica y humanitaria, la hiperinflación, la escasez de alimentos y medicinas, la pérdida masiva de poder adquisitivo y el colapso de los servicios públicos han empujado a millones de venezolanos a la pobreza extrema. Esta situación genera una discrepancia abismal entre las aspiraciones de vida digna y la imposibilidad de alcanzarlas por medios legítimos, lo que, según Robert Merton, es una fuente clásica de anomia. Debilitamiento y politización de las instituciones: La pérdida de independencia de poderes públicos, la corrupción generalizada y la erosión de la confianza en instituciones como el sistema judicial, la policía y las fuerzas armadas, han minado el Estado de derecho. Cuando las leyes no se aplican o se aplican de forma selectiva, se pierde el respeto por la legalidad y la justicia. Polarización política y social: La profunda división entre el oficialismo y la oposición ha fracturado el tejido social, promoviendo la desconfianza, la intolerancia y el desprecio por el «otro». Esta polarización dificulta la construcción de consensos y la restauración de normas comunes. Migración masiva: La salida de millones de venezolanos ha desestructurado familias y comunidades, alterando las redes de apoyo social y generando un desarraigo que puede conducir a la anomia individual y colectiva. Violencia e impunidad: Los altos índices de criminalidad, la presencia de grupos armados y la falta de castigo para los delitos, tanto comunes como de lesa humanidad, contribuyen a una sensación de indefensión y a la normalización de la violencia como medio para resolver conflictos o alcanzar fines. Deterioro de los valores éticos y morales: La crisis ha puesto a prueba los principios éticos, llevando a la normalización de comportamientos que antes eran considerados inaceptables (como el contrabando, el «bachaqueo» o la «viveza» para sobrevivir), lo que erosiona aún más el consenso moral. Falta de futuro y esperanza: La ausencia de perspectivas claras de mejora, especialmente para los jóvenes, genera desesperanza y una sensación de futilidad, haciendo que las personas pierdan el sentido de propósito y se desconecten de las normas que regulan la sociedad.
Este país se encuentra en un estado donde la desintegración de las normas y valores, aunado a la ruptura entre las aspiraciones y las oportunidades legítimas, ha generado una profunda anomia social. Esta condición no solo impacta la estabilidad y el orden, sino que también tiene efectos devastadores en la psique individual y en la capacidad de la sociedad para funcionar y reconstruirse. La recuperación de Venezuela pasa inevitablemente por la restauración de la confianza en las instituciones, la reconstrucción del tejido social y la revalorización de un marco ético y normativo compartido.
Finalmente nos deslizaremos en una síntesis, la anomia social es un fenómeno complejo que refleja un debilitamiento de los lazos sociales y de las normas que regulan la convivencia. Sus consecuencias pueden ser graves para el bienestar de una sociedad, por lo que es importante comprender sus causas y buscar soluciones que fortalezcan el tejido social y promuevan la integración. la anomia social se articula a la visión sesgada del régimen de Nicolás Maduro cuyo desarrollo depende de aprovechar en su favor lo “legal”, controlar a su antojo lo económico, los proyectos sociales, los proyectos de salud, los proyectos de educación… del todo sobre sus partes.
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