El gobierno de Nicolás Maduro ha planificado una respuesta no convencional en caso de un ataque aéreo o terrestre desde Estados Unidos, que según fuentes y documentos de planificación citados por Reuters incluiría desde acciones de guerrilla hasta campañas de desorden urbano organizadas por redes de inteligencia y partidarios armados del oficialismo.
El material consultado por la agencia de noticias describe dos ejes principales: una resistencia prolongada, que consiste en un despliegue de pequeñas unidades destinadas al sabotaje en más de 280 puntos y una segunda opción denominada anarquismo, orientada a provocar caos en las calles de la capital para obstaculizar cualquier fuerza extranjera. Ambos planes recurren, en distinto grado, a milicias, simpatizantes armados y estructuras de inteligencia afines al gobierno.
Resistencia y anarquía: dos estrategias que contempla Maduro
La primera táctica, la denominada resistencia prolongada, se sustenta en unidades pequeñas que emplearían estrategias de guerrilla como sabotajes, ataques selectivos y acciones destinadas a prolongar un conflicto más allá de una guerra convencional. Los documentos y fuentes señalan la intención de distribuir estas células en numerosos puntos del territorio para complicar la progresión de una fuerza invasora.
La segunda opción, anarquismo, contempla el empleo de agentes de inteligencia, grupos parapoliciales y seguidores del partido de gobierno para generar disturbios, incendios y bloqueos en Caracas con el objetivo de crear un escenario de ingobernabilidad que haga costosa y arriesgada la ocupación.
No está claro, según las fuentes, en qué momento se aplicaría una u otra táctica; los documentos sugieren que pueden ser complementarias y activarse según la evolución del conflicto.
Limitaciones del sistema militar venezolano
Fuentes consultadas por Reuters subrayan la debilidad de las Fuerzas Armadas venezolanas frente al poderío estadounidense. Problemas estructurales como falta de entrenamiento, bajos sueldos, deterioro de material y problemas logísticos minan la capacidad de una respuesta convencional.
“No duraríamos ni dos horas en una guerra convencional”, dijo una fuente cercana al gobierno, mientras otra advirtió que el país no está “preparado ni profesionalizado para un conflicto” contra uno de los ejércitos más poderosos del mundo.
Ese cuadro obliga a Maduro a depender de soluciones asimétricas, tales como milicias, sabotajes y operaciones urbanas, que en teoría podrían aumentar el costo de una intervención externa pero que según analistas citados tienen bajas probabilidades de éxito en términos estratégicos.
Milicias, lealtad y riesgo de deserciones
Maduro sostiene que millones de civiles están entrenados en milicias y dispuestos a defender la patria. No obstante, las fuentes consultadas por Reuters estiman que en la práctica entre 5.000 y 7.000 personas podrían participar en escenarios de anarquía, incluidos elementos de inteligencia y partidarios armados. Para la resistencia guerrillera el gobierno aspiraría a movilizar cerca de 60.000 efectivos entre Ejército y Guardia Nacional.
Al mismo tiempo, las malas condiciones salariales, con soldados rasos ganando alrededor de 100 dólares al mes, muy por debajo del costo de la canasta básica, incrementan el riesgo de deserciones en caso de conflicto, según las mismas fuentes.
https://www.elnacional.com/2025/11/la-estrategia-de-maduro-frente-a-un-posible-ataque-de-ee-uu