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Emiliano Huergo

La bioeconomía como modelo de desarrollo industrial sostenible

Emiliano Huergo

El enfoque de la bioeconomía se ha instalado como una de las formas más eficaces para contrarrestar los efectos del calentamiento global, causante del cambio climático, y a su vez, contribuir al desarrollo de las naciones. Fundamentalmente, en aquellas donde la agricultura y sus encadenamientos productivos están más desarrollados.

El cambio climático es el principal desafío en materia ambiental que enfrenta la humanidad. Sus consecuencias ya son visibles en fenómenos climáticos extremos como sequías más severas y prolongadas, mayor frecuencia de caída de granizo, inundaciones donde nunca ocurrieron y la pérdida de la biodiversidad a un ritmo jamás registrado en la historia del planeta.

Aunque algunos científicos descreen del carácter antropogénico (provocados por la actividad humana) del cambio climático, se sabe que ocurre debido al aumento de la concentración de ciertos gases en la atmósfera -conocidos como gases de efecto invernadero- que impiden la disipación de la energía radiante que recibe la Tierra, provocando su recalentamiento.

Aunque son varios los gases que provocan este fenómeno son tres los mayores responsables. En orden de importancia se ubican el dióxido de carbono (CO2), el metano (CH4) y los óxidos nitrosos (NOx). En el caso del dióxido de carbono, el aumento de su concentración coincide con el crecimiento de la explotación de los recursos minerales e hidrocarburíferos.

Más allá del carácter antropogénico o no del cambio climático, lo que interesa es actuar en consecuencia para reducir la concentración de estos gases en la atmósfera. Aquí nace con fuerza el concepto de ‘bioeconomía’, que parte de la fotosíntesis como proceso de captura de dióxido de carbono de la atmósfera para la producción de biomasa, que luego será convertida en bienes para todos los sectores de la economía.

¿Qué es la bioeconomía?

Aunque no hay una definición estricta sobre el concepto de bioeconomía, se acepta que es ‘El conjunto de las actividades económicas para la producción sustentable de biomasa vegetal, animal o microbiana y su transformación en bienes y servicios para todos los sectores de la economía’.

La bioeconomía no es considerada una rama de la economía, sino que debe entenderse como un nuevo paradigma de la ciencia económica. Es un enfoque que persigue la construcción de un modelo industrial de base biológica respetuoso por el medio ambiente y las comunidades locales.

No existe un único sendero para el desarrollo de la bioeconomía. Los recursos biológicos y las capacidades productivas con las que cuenta cada país o región son los puntos de partida para la construcción de un modelo propio basado en la bioeconomía. Así, la imaginación, la creatividad y el conocimiento de los principios biológicos se convierten en los pilares de este nuevo modelo industrial.

Ejemplos de bioeconomía

El mayor impacto de la bioeconomía se da en la utilización de biomasa para elaborar productos análogos a los obtenidos a partir de recursos petrolíferos y minerales, de forma de proporcionar soluciones más amigables con el medio ambiente. Sin embargo, su campo de aplicación es mucho más amplio. Incluye la producción de alimentos, bioenergías, polímeros y productos químicos, fibras y materiales, gases industriales, medicamentos, cosméticos, entre otras actividades.

Ventajas de la bioeconomía

El enfoque de la bioeconomía tiene una gran cantidad de externalidades positivas. El bajo peso por unidad de volumen que suele tener la biomasa lleva a que resulta conveniente procesarla lo más cerca posible de su lugar de producción, pues su traslado tiene una alta incidencia en el costo. A la vez, las plantas productivas donde se procesa la biomasa, llamadas biorrefinerías, requieren de cierta infraestructura de servicios que muchas veces impiden que puedan levantarse en el medio del campo. De esta forma las ciudades medianas del interior recuperan el rol protagónico que tuvieron varias décadas atrás.

La complejidad de los procesos biológicos involucrados en estas biorrefinerías requiere de personal calificado, con altos salarios, creando oportunidades para que los jóvenes puedan radicarse en su localidad de origen, evitando que tengan que emigrar a las grandes urbes en busca de oportunidades. A su vez, la biorrefinería agrega valor a la producción agropecuaria convirtiéndose en una fuente de riqueza en la región, generando un efecto multiplicador en la economía local.

Usualmente, en las biorrefinerías se generan grandes volúmenes de subproductos dando pie a la creación de nuevas industrias que los transformen en nuevos productos, contribuyendo aún más al desarrollo local. En mayor o menor grado, todos estos productos suelen exportarse, contribuyendo también a la balanza comercial del país

Por último, los residuos o efluentes de las biorrefinerías, cuando los hay, tienen una alta carga orgánica, lo que permite su aprovechamiento energético favoreciendo la descentralización de la producción de electricidad y fortaleciendo la seguridad del sistema eléctrico del país.

El enfoque de la bioeconomía: una oportunidad para el desarrollo en América Latina y el Caribe

América Latina y el Caribe posee el 33% de la tierra con potencial para la expansión de la agricultura, el 35% del total de las reservas de agua globales y el 50% de la biodiversidad. Esta enorme dotación de recursos, sumada a las fortalezas de los encadenamientos productivos del sector rural que tienen los países de la región, crean las condiciones óptimas para la instalación de este nuevo modelo de desarrollo industrial basado en la bioeconomía.

Según el Banco Mundial, en los países donde la agricultura y la ruralidad tienen mayor peso, el crecimiento del sector agrícola es al menos el doble de eficaz para reducir la pobreza que el crecimiento en los restantes sectores de la economía. Una afirmación que cobra vital importancia en los países de la región, donde las contribuciones del sector rural y la producción agropecuaria en la generación de empleo, el aumento del Producto Bruto Interno (PBI) y en las exportaciones son determinantes.

Agosto 29, 2021

Bioeconomía

https://www.bioeconomia.info/2021/08/29/bioeconomia-modelo-industrial/?u...

La ciencia en el centro de la bioeconomía

Emiliano Huergo

La bioeconomía está transitando su cita anual en la Conferencia Internacional sobre Bioeconomía Aplicada, que por primera vez es hospedada en el continente americano, aunque por las razones de público conocimiento, se está realizando de forma virtual a través de las plataformas online del IICA. Durante los tres días de plenarias, quedaron muchas sensaciones positivas para quienes estamos convencidos de que el enfoque de la bioeconomía es una oportunidad para los países de América Latina de acortar las brechas con el primer mundo.

El primero en coincidir con esta afirmación, fue el Director General del IICA, Manuel Otero, durante su discurso que dejó inaugurado el evento. El IICA, con Otero a la cabeza, viene impulsando la bioeconomía como una herramienta para convertir a las comunidades rurales de América en zonas de progreso a partir del desarrollo de industrias locales de base biológica. Y prácticamente todos los panelistas estuvieron de acuerdo en que, para que esto sea posible, resulta fundamental apoyar el desarrollo de las capacidades científicas, en especial la biotecnología y la nanotecnología, para avanzar en ciencias como la medicina, en una agricultura más verde, en la producción de alimentos sanos y en el aprovechamiento respetuoso de los recursos de la biodiversidad.

En la última plenaria, Roberto Bisang, a criterio personal, uno de los grandes referentes de la bioeconomía, desarrolló el concepto de ‘biofábrica’ como la ‘célula madre’ de la bioeconomía y el nuevo modelo industrial del siglo XXI. De forma muy gráfica, comparó las fábricas tradicionales del siglo XX, donde se utilizaban los bienes de capital creados por el hombre para procesar materias primas de origen mineral para obtener un determinado producto, con las industrias que operan bajo el nuevo paradigma de la bioeconomía. En estas, se instala el concepto de ‘co-producto’, que Bisang explicó con un ejemplo al decir que “Ya no se trata de hacer trigo, sino que se trata de captar la energía del sol, envasarla en maíz, hacer cracking del maíz para transformarlo en alimentos, bioenergías, biomateriales, y además generar un servicio ecosistémico de captura de carbono”. Por tratarse de recursos biológicos, caracterizados por tener una alta variabilidad, hacen que este proceso sea mucho más complejo y que requiera del aprendizaje continuo y el constante soporte de la ciencia.

Otro concepto interesante fue el presentado por la representante del gobierno uruguayo, Carolina Balian. Introdujo las ‘redes de valor biobasadas’, donde las distintas cadenas de valor dejan de abordarse de forma individual, para ser vistas como una red donde existen relaciones entre los subproductos de una cadena determinada y su utilización como insumo en otra para obtener nuevos productos de mayor valor. El objetivo es identificar todas las relaciones posibles, que sin duda irán creciendo de la mano del avance de la ciencia.

Los bioinsumos y las bioenergías, dos de los grandes temas de la bioeconomía, tuvieron sus propios paneles, donde los especialistas mostraron las diferentes realidades que están atravesando. En el caso de los primeros, hay un creciente interés impulsado por las demandas de transitar hacía una agricultura más verde. Aunque la perspectiva de crecimiento es enorme, su implementación es aún muy baja. El éxito dependerá de poder contar con buenas políticas de impulso, facilitar los sistemas de registro en el órgano regulador, incrementar la investigación científica y facilitar el acceso a la información y capacitación de productores agropecuarios.

En cuanto a las bioenergías, ha sido el sector que mayor impacto ha sufrido por el Covid. Las restricciones a la circulación provocaron una caída estrepitosa en la demanda de biocombustibles, obligando a las plantas a tener que permanecer cerradas por varias semanas. Es esperable que la recuperación tome hasta 2022. La buena noticia la dio Agustin Torroba, experto de IICA en bioenergías. Aunque varios países, especialmente en Europa, están en vías de migrar hacía la movilidad eléctrica, el especialista dijo que en América tardará mucho más en llegar, y los biocombustibes integrarán los nuevos paradigmas de movilidad, especialmente en los sectores de aviación y comercio marítimo, ya que están atravesando fuertes presiones para su descarbonización.

El impacto del Covid fue uno de los temas centrales que se debatió en los distintos paneles. David Zilberman, profesor de la Universidad de California, Berkeley, pidió que la pandemia sirva de lección para intensificar los esfuerzos en la lucha contra el cambio climático, que está llevando a que millones de personas sean más pobres. En la misma línea, Hugo Chavarría, gerente del Programa de Bioeconomía de IICA, resaltó la urgencia por revertir los impactos que dejó el Covid en la región, donde el 40% de la población más pobre tuvo que migrar a una dieta menos saludable. Y allí es donde entra con fuerza la bioeconomía, que brinda la posibilidad de capitalizar la nueva frontera de la ciencia para permitir producciones más eficientes, a partir del agregado de valor en cascada, que se traducen en menores desperdicios y en mayor producción de alimentos a menores costos.

Los nuevos procesos que plantea la bioeconomía circular son altamente dependientes del conocimiento científico. Sin embargo, la inversión en investigación es la gran asignatura pendiente de la región. Ruben Echeverría, director general emérito del Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) mostró los alarmantes números que indican que la inversión en investigación en ciencias agrícolas y de alimentos en los países de América Latina y el Caribe se ubica, en promedio, por debajo del 1% del PBI agrícola. Un tercio de lo que invierten los países de altos ingresos, que están en torno al 3%. Y según el especialista, los presupuestos podrían incluso reducirse luego del Covid-19. Una situación inconcebible si se tiene en cuenta que la agricultura es la principal fuente de exportaciones y empleo de la región.

18de octubre 2020

BioEconomia

https://www.bioeconomia.info/2020/10/18/la-ciencia-en-el-ojo-de-la-bioec...