Pasar al contenido principal

Izquierda y derecha en las visiones de la caverna

Opinión
Artículos de opinión
Tiempo de lectura: 2 min.

El mundo está otra vez en una disyuntiva, muy novedosa como han sido todas sus encrucijadas históricas, a la cual lo han traído los avances tecnológicos, una comunicación en la que la mente humana va siendo sustituida por los algoritmos, la disminución de oportunidades tradicionales de empleo, las pandemias y un enorme crecimiento de las desigualdades en todas las sociedades.

Si descartamos la banalidad y las mentiras que se multiplican en las redes sociales, puede decirse que el mundo ha regresado a debatirse entre argumentos de individualismo y de solidaridad social, pero la “opinión común” de las redes ha reducido eso a una supuesta dicotomía entre postulados y dictámenes de izquierdismo estatizante y de pensamiento liberal de derecha. O aún peor, la discusión actual viene caricaturizando las opciones entre “socialismo/comunismo y libertad/ individualismo”, sobre todo en Venezuela debido a la enorme pobreza que hoy nos caracteriza como sociedad y a las heridas que ha sufrido la mayoría a manos del populismo socialista que actuaba en nombre de los pobres en los últimos 22 años.

Habrá consecuencias muy graves en el futuro cercano de nuestro país si la gente medianamente educada y los intelectuales de Venezuela, quienes pueden crear opinión, no salen de esos moldes que nos están volviendo cavernarios, para comenzar a discutir nuestras opciones en términos realistas y sobre todo humanistas.

La solución a la pobreza venezolana, su principal problema social y el mayor riesgo a la libertad futura de todos, no se resolverá espontáneamente a raíz de la fuga del chavismo que algunos imaginan, ni de un “milagro económico venezolano” que se produciría como efecto de políticas económicas apropiadas que sería muy fácil implementar.

La solución a nuestra pobreza deberá buscarse apuntando a la libertad de todos, es decir buscando que todas las personas nos hagamos agentes de nuestras propias vidas, lo que sólo es posible abriendo oportunidades para que los hijos de todos los hogares tengan oportunidades de educación de calidad, atención de salud, empleos dignos y ejercicio real de los derechos y deberes de la democracia, proceso que tomará un tiempo largo y que requerirá del apoyo constante de la sociedad a unas políticas públicas que no se limiten a la macro economía, políticas que no sean presa de aquella sobre simplificación según la cual “la mejor política social es una buena política económica”.

Las fórmulas posibles no se reducen a las tres que uno ve discutir hoy en Venezuela: el subsidio vitalicio a los pobres, que parte de creer que siempre habrá pobres de quienes conmiserarse; la mas que demostrada falacia de que el crecimiento económico derramaría sus beneficios de manera automática sobre todos; y la "mano dura con esos vagos”.

Seguir discutiendo con base en las sombras de izquierda y derecha que la realidad proyecta en las paredes, no nos permitirá salir de la caverna.

29/09/2020