

El supuesto ejercicio militar anunciado por el régimen es una muestra grotesca de la incapacidad, inoperatividad e inexistencia de una real organización militar del Estado venezolano, propia para el combate. Lo visto hasta ahora se corresponde a una simple y vulgar demostración, casi ridícula expresión de lo que se entiende como el instrumental humano y bélico para la administración de la violencia legal del Estado. Todo ello propio de un régimen primitivo, embaucador y peligroso, que reunido con una cúpula inmoral e incapaz intenta –otra vez- con el militarismo ideologizado soportar la desgraciada organización que ha venido sufriendo cambios hasta mostrarse como lo que es: un partido político en armas.
Un partido político en armas que no sirve para nada, y mucho menos para le guerra. Es un acto de torpeza de quienes hoy dicen dirigir esa organización armada, que no saben que la guerra como acto extraordinario de la política se maneja por dos ecuaciones y . La primera obedece a Comando, Control, Comunicación y Cibernética, con la cual se puede hacer Observación, Vigilancia y Reconocimiento hasta Operaciones Nocturnas. La segunda repite Comando, Control, Comunicación y Cibernética para hacer igualmente Observación, Vigilancia y Reconocimiento hasta la Adquisición de Blanco. Entonces, ¿Se podrá hacer una guerra popular de resistencia hoy en pleno siglo XXI?
Lo previamente explicado ante tanta ignorancia, lo único que deja claro es la enorme irresponsabilidad y atraso de una masa armada, que mediante un amasijo de torpezas quiere impresionar, engañar, desviar la atención y lo único que ha logrado…. es ponerse en el extremo ridículo por irresponsables e incapaces. Cualquier operación militar hoy en el siglo XXI de cualquier país del primer mundo, tiene exactamente controlado el espacio aéreo y las locaciones físicas de los supuestos espacios y organizaciones armadas. Tiene la iniciativa. Entonces, lo que aquí se llama “ejercicio” es una burda demostración, que raya en el ridículo, para mostrar la adulancia a un sector político que no termina de entender al Ambiente Político Real, el cual reclama un cambio de régimen por una democracia liberal que recupere la dignidad de los venezolanos y ponga un lado el militarismo obsecuente.
La mayoría de los venezolanos siente hoy una gran aflicción por la regresión que vive desde hace 20 años el estamento militar venezolano, a tal extremo que hoy opera como un partido político en armas para disfrute y goce de grupos y mafias que gobiernan, que aún creen que con el empleo de las bocas de fuego se puede atemorizar al ciudadano, a lo cual agregan el uso de la peinilla y el plan de machete. Toda esa tarea habla de la incapacidad operacional, de la inexistencia de un estamento militar, de la impericia sobre un problema tan delicado como la guerra que, previamente, debe diferenciar ejercicios de maniobras militares. Es decir, todo lo que se ha visto en este ejercicio Angostura 2019 se define con una sola frase: la inexistencia del estamento militar en Venezuela.
A partir de verificar la inexistencia de un estamento militar, la primera responsabilidad del Estado venezolano a futuro inmediato es la reconceptualización del estamento militar, para que en función de lo que dicte la geopolítica, los conflictos carolingios y las nuevas guerras, incluyendo la desgraciada penetración ideológica cubana, se reconstruya un nuevo pensamiento estratégico que de pie a una organización armada que cumpla, como en las décadas de los 60, 70 y 80 la función de la defensa cuando se derrotó política y militarmente a la guerrilla castrocomunista, o como en 1987 cuando se derrotó la pretensión colombiana con la corbeta Caldás.
El y lo militar son materias delicadas, de elevada complejidad, requieren gran responsabilidad, ciencia y saber. Son asuntos del Estado en y sobre los cuales no se puede opinar sin saber Estrategia, Geopolítica, Sociología Militar y Ciencias Militares. En consecuencia, a lo que ha sido sometido por la vía comunicacional el Estado-nación venezolano no es más que una mueca, una ridiculez y un exhibicionismo, que al final termina siendo una vergüenza por cuanto deja claro que este régimen autocrático-militarista ha sido capaz en su destrucción perversa, hasta de intentar acabar con una institución costosa, peligrosa y delicada al ponerla al servicio de un régimen que a partir del 20 de octubre de 2016 funciona como un Estado polémico.
Estado polémico que abrazó la polemología por cobarde, marxista y torpe que cree que con la conflictividad se puede gobernar un Estado y una sociedad, por temor y medio a esa ciencia extraordinaria llamada política, que explica e impone a los hombres civilizados para conciliar, para alcanzar el desarrollo y bienestar de quienes son gobernados. Lo que se está demandando hoy 2019 es el ejercicio de la política, con lo cual tendrán que ser enjuiciados esos que ahora disfrazan una demostración con un ejercicio, por cuanto no entienden de política. Son vergüenzas de la sociedad venezolana que aún creen que el castrochavismo y el castromadurismo pueden imponerse en una Venezuela que forma parte de la Sociedad Líquida, de la instantaneidad, del conocimiento, que sanciona y desprecia a ese grupo de seudos comandantes que, en un acto de adulancia, quieren engañar con la palabra ejercicio un vulgar acto de demostración propio de una regresión por la cual deberán ser enjuiciados al imponerse la democracia liberal.
Es original,
Director de CEPPRO
Caracas, 12 de febrero de 2019