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¿Qué será de la globalización?

Artículos de opinión
Tiempo de lectura: 4 min.

A pesar de los lamentos por la guerra arancelaria del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que muchos consideran la sentencia de muerte del sistema comercial mundial, y de las preocupaciones por el aumento de las tensiones geopolíticas, la globalización no está llegando a su fin. Sí está siendo reestructurada fundamentalmente por los cambios geopolíticos, la transformación tecnológica y el cambio climático. Y cada una de estas fuerzas afectará a la globalización de diferentes maneras.

Para empezar, el ascenso de China y otras economías está poniendo fin al orden mundial de posguerra dominado por Estados Unidos. La intensificación de las rivalidades estratégicas, sumada a las políticas populistas, ha dado paso a una era de nacionalismo económico, que ha puesto patas para arriba los viejos paradigmas y ha avivado las tensiones comerciales. Economías que solían predicar el evangelio neoliberal del libre mercado y la apertura han adoptado políticas industriales nacionalistas, proteccionismo y prácticas comerciales discriminatorias. Este cambio se hace más evidente en Estados Unidos, que solía ser el principal exponente del neoliberalismo y el garante de facto del sistema multilateral.

Esta evolución geopolítica -en particular la rivalidad entre Estados Unidos y China, pero también la proliferación de conflictos armados- remodelará la globalización, no la revertirá. La guerra arancelaria actual no está tan motivada por el aislacionismo como por el mercantilismo -un juego de poder para obtener ventajas económicas-. Con un comercio internacional que representa casi el 60% del PIB global (y unos activos y pasivos financieros exteriores equivalentes a cerca del 400%), la economía mundial se ha vuelto altamente interdependiente, lo que sugiere que la integración global ha llegado para quedarse.

Asimismo, China y Estados Unidos siguen dependiendo de los mercados internacionales -y entre sí- para mantener su éxito económico. De manera que, aunque no cabe duda de que se producirá un desacople estratégico de las economías china y estadounidense en el terreno de la tecnología avanzada y otros sectores críticos, no se prevé una ruptura más amplia.

El resultado más probable es una globalización fragmentada, con conexiones económicas reconfiguradas en torno a potencias competidoras y a lo largo de líneas regionales. La geometría comercial será cada vez más variable en tanto algunos grupos de países y sectores se integren más y otros menos. Esta fractura impondrá, inevitablemente, costos a todos. Pero no toda la reorganización de las cadenas de suministro estará impulsada por juegos de poder geopolíticos. Algunos cambios serán el resultado de esfuerzos por diversificar y aumentar la resiliencia, especialmente a medida que las economías emergentes ofrezcan nuevas fuentes de suministro. De hecho, el auge económico del mundo en desarrollo y su mayor integración en la economía mundial pueden influir más en la configuración de las cadenas de suministro globales a largo plazo que los actuales cambios geopolíticos.

Al mismo tiempo, la revolución digital, incluida la IA, está rehaciendo los mercados laborales y financieros, los modelos empresariales y los procesos de producción y entrega a nivel global. Estas tecnologías constituyen un contrapeso a las tensiones geopolíticas y supondrán un impulso a la globalización porque mejoran la conectividad que sustenta el flujo transfronterizo de bienes, finanzas y conocimiento, y facilitan la integración del mercado laboral.

Las tecnologías digitales ya están cambiando la estructura de la globalización al ampliar el comercio más allá de los bienes físicos. En los últimos años, los flujos transfronterizos de datos han aumentado hasta un 50% anual. Mientras que la integración internacional se ha visto impulsada por el arbitraje de los costos laborales en la industria manufacturera, con empresas globales que se aprovechaban de los bajos salarios de los trabajadores de las economías emergentes, ahora los servicios digitales, en particular los servicios entre empresas, mantendrán y reforzarán estos lazos. A medida que la tecnología relocaliza una parte de la fabricación, deslocaliza los servicios, presagiando una “globalización cada vez más ingrávida”.

El calentamiento global también afectará a los modelos de producción, comercio e inversión. Para reducir su huella de carbono, las empresas reconfigurarán sus cadenas de suministro. Aumentará el comercio de bienes y servicios ambientales, así como la inversión transfronteriza en tecnologías verdes. La lucha contra el cambio climático le plantea enormes desafíos a la humanidad, pero también abre nuevas vías para el crecimiento global y crea nuevas oportunidades para el comercio y las finanzas internacionales.

Y precisamente porque el cambio climático es un problema universal, puede aumentar la interconexión y elevar la provisión de bienes públicos globales en la agenda internacional. Incluso cuando las rivalidades geopolíticas se agudicen, la amenaza de una destrucción mutua asegurada por la inacción climática puede motivar a los adversarios a cooperar. Esto puede tener repercusiones positivas para la colaboración internacional en áreas que son más susceptibles al pensamiento de suma cero, como el comercio.

Los verdaderos riesgos para la globalización no provienen de las rivalidades geopolíticas, de la disrupción tecnológica o del cambio climático, sino de las respuestas políticas que se les dan a estas cuestiones. Los países deben gestionar mejor la reestructuración necesaria de sus economías, especialmente a la hora de abordar las consecuencias distributivas. A nivel internacional, las nuevas reglas comerciales, tecnológicas y climáticas serán cada vez más importantes en los próximos años. Pero las organizaciones internacionales deben reconocer que los enfoques nacionales serán diferentes y tendrán que adaptar la gobernanza en consecuencia.

A medida que evolucionen las economías y cambie el poder geopolítico, inevitablemente surgirán nuevas dinámicas competitivas. El grado de agitación e incertidumbre que provoque este proceso dependerá de hasta qué punto los responsables de las políticas se pongan de acuerdo y adhieran a un conjunto básico de reglas globales.

Zia Qureshi, a former director of development economics at the World Bank, is a senior fellow in the Global Economy and Development Program at the Brookings Institution.

Julio 14, 2025

https://www.project-syndicate.org/commentary/globalization-will-be-reshaped-by-geopolitics-new-technologies-climate-change-by-zia-qureshi-2025-07/spanish